2015 está siendo un gran año para la música y una de las razones es el debut de Natalie Prass, que ha logrado un nada desdeñable top 50 en Reino Unido y conquistado a la crítica con su sofisticado pop orquestal bañado en soul y sutiles melodías entre la Motown y la época dorada de Disney. Hablamos vía telefónica con Prass sobre su disco, su experiencia en Nashville o por supuesto su relación con el cachondo de Ryan Adams, con quien se encuentra de gira actualmente y que hace unos días se disfrazaba de ella para tocar su set tras la cancelación del vuelo de Prass a Copenhague, dando lugar al nacimiento de «Natalie Sass».
¿Hablo con Natalie Prass… o con Natalie Sass?
[Suelta una carcajada] Soy Prass.
¿Qué demonios ocurrió con tu vuelo a Copenhague?
Fue por una huelga. Teníamos el vuelo reservado con Scandinavian Airlines pero mi tour mánager hizo la transacción con su tarjeta de crédito y como yo no llevaba la mía encima no nos dejaron subir al avión a pesar de que los billetes estaban completamente pagados. El sistema del aeropuerto tampoco los encontraba. Al final, Ryan [Adams] y mi tour mánager lograron volar pero el resto nos quedamos colgados en el aeropuerto durante nueve horas. Fue lo peor.
¿Cómo va la gira con Ryan Adams?
Genial, me lo estoy pasando muy bien. Ryan es una persona divertidísima y muy creativa y está siempre de buen humor. Además, ambos somos muy bobos y nos llevamos muy bien. Dibujamos juntos a menudo y él me dice: «creo que llevaré esto al escenario» y yo le contesto: «¡pues claro!». Nos hemos hecho muy amigos y su banda es estupenda. El músico que toca el órgano es de Richmond como yo y tocó en mi álbum hace un par de años. ¡El mundo es un pañuelo!
«Vengo de Virginia Beach, donde las chicas normalmente… van a la playa»
En realidad, antes de girar con Adams tocaste para Jenny Lewis. Has dicho que la integrante de Rilo Kiley es una de tus mayores influencias. ¿Cuán impactante ha sido para tu desarrollo como artista salir de gira con Lewis?
Empecé a escribir música en la escuela pero sin sentir un impulso urgente de dedicarme a la música. Crecí con el sonido Motown y ninguna de esas cantantes tocaba en verdad un solo instrumento. No tenía ni idea de que las chicas tocaban la guitarra eléctrica o el bajo. Es divertido y también algo triste. Vengo de Virginia Beach, donde las chicas normalmente… van a la playa.
Hacen «cosas de chicas».
Sí. De modo que me impresionó ver a Lewis tocando la guitarra eléctrica, me pareció lo más porque no tenía ni idea de que las chicas hacían eso. Todo esto fue antes de YouTube y todo eso. Tenía un disco suyo pero toda la vida he escuchado música más vieja como la de Elton John o Stevie Wonder. Fue una locura cuando me llamaron para hacer una audición para la banda de Lewis y luego cuando me dieron el bolo y me mandaron un archivo de Dropbox con 14 canciones para aprenderme. Fue en plan: «¡oh, esta me la sé! ¡Y esta! ¡Todavía las tengo en la memoria!».
Sin embargo, tu disco poco tiene que ver con Jenny Lewis, pues tira más hacia el pop orquestal de los 60 y 70 o de intérpretes como Dionne Warwick, otro de tus ídolos. ¿Cuál fue el desarrollo del álbum desde su concepción hasta su materialización?
He tocado música e intentado ser compositora toda la vida pero nunca he dispuesto de los medios para sacar nada ni para serlo al nivel que lo hago ahora. Nunca tuve dinero para un estudio, entre otras razones que impiden a un artista desarrollar su creatividad. Mi padre me enseñó la música de Dionne Warwick y me cambió la vida, era una música que iba totalmente conmigo. Matthew [E. White] también es de Virginia Beach pero nos hicimos amigos después. En verdad, éramos los únicos chavales de la zona que hacían música y que además se lo tomaban en serio, de modo que pensé: «tengo 24 años, ¿con quién voy a trabajar si quiero hacer algo como Dionne Warwick?». Y terminé en Nashville.
¿Qué recuerdas de la grabación del álbum en el estudio del sello Spacebomb junto a White y el músico y productor Trey Pollard?
Conozco a Matthew de Virginia Beach, tenemos las mismas costumbres y el mismo sentido del humor y compartimos recuerdos de nuestra niñez, de modo que la grabación en Spacebomb fue muy especial. Además, la música que solíamos escuchar es la misma, como R&B o música de la era Motown. Muchos grandes músicos son de Virginia Beach, por ejemplo Pharrell Williams. La conexión musical con White era muy grande, con que tenía sentido que trabajáramos juntos. Además, él entendió perfectamente qué tipo de música quería hacer y pensó que debía ir a Nashville. Después trajo a Trey y pasé meses y meses enviándole un montón de canciones que había escrito. Me llevó como dos meses cerrar el álbum… No, un mes. Creo que he perdido el sentido del tiempo.
¿Si escribiste tantos temas por qué el disco solo trae 9?
Por varias razones. Las canciones habían de encajar en el sonido de Spacebomb ya que Trey se encargaba de producirlas. Tenían que ser canciones en las que todos los músicos implicados pudiéramos dar lo mejor de nosotros mismos. Tampoco tuvimos tiempo de grabar todo: nos tomamos el tiempo necesario para trabajar cada canción. Hoy en día hay quien graba una pista vocal en un día. Yo he llegado a hacer como 20 pistas vocales de una puta canción [ríe]. Se nota en la música si te has preocupado por hacerla como es debido o no. Pero, en definitiva, no fue intencionado que el álbum trajera solo 9 canciones, planeamos añadir más pero nos quedamos sin tiempo.
¿Te viene a la cabeza algún disco de 9 canciones que adores?
Soy fatal recordando este tipo de cosas. Los discos de 9 canciones suelen estar bien pero luego hay discos que me encantan, como ‘janet.’ de Janet Jackson, que traen hasta 20 pistas.
Es que Janet es muy de añadir interludios a tutiplén…
Cierto, como diálogos de 20 segundos. Pero me encanta, es genial, aunque supongo que, por lo general, los discos de 10 pistas son mejores.
«No me interesa ser parte de un grupo, la verdad, prefiero pasármelo bien en mi cuarto sin cosas estúpidas a mi alrededor y sin gente haciendo fotos todo el tiempo. Siempre he sido así. Por eso terminé cansándome de Nashville»
Volviendo a Nashville, aunque suene a cliché lo cierto es que es uno de los destinos estrella de la producción musical. Es la «ciudad de la música» por excelencia. ¿Cómo fue tu experiencia allí?
He vivido en Richmond durante nueve años y no era lo que necesitaba. Jamás pensé que viviría en Nashville o en cualquier otra ciudad y estaba convencida de que me quedaría siendo una artista underground que no le interesa a nadie. Lo que me impresionó de Nashville fue su asombrosa profesionalidad. Todo el mundo toca en Nashville y todo el mundo lo hace estupendamente y trabaja duro. Eso era lo que quería, salir de mi zona de confort y mejorar. Nashville fue un paraíso musical para mí. Aproveché toda oportunidad que se me presentó para mejorar como músico y para conocer a gente y al final me creé mi propio mundito en la ciudad. Luego, pese a lo mucho que me ayudó, Nashville se convirtió en algo demasiado formulaico para mí hacia el final de la grabación del disco. Me alegré de haber experimentado la ciudad pero para continuar allí has de estar muy seguro de cómo quieres que sea tu vida y tomar ciertas decisiones. Quemé Nashville muy rápido porque en el fondo no quería ser ese tipo de músico.
Por otro lado, en Nashville empecé a salir con gente y a beber mucho y lo cierto es que soy un persona más bien solitaria. No me interesa ser parte de un grupo, la verdad, prefiero pasármelo bien en mi cuarto sin cosas estúpidas a mi alrededor y sin gente haciendo fotos todo el tiempo. Siempre he sido así. Por eso terminé cansándome de Nashville.
¿Qué canción de tu disco crees que al público le gusta más? Personalmente percibo que es ‘Violently’, pero puede que tú notes otra cosa.
Es difícil de decir pero estoy muy contenta con la aceptación a ‘It Is You’. Siempre que oigo a gente diciendo lo mucho que le gusta esa canción me emociono y pienso «vaya, esto es una buena señal para la música». BBC incluso la nombró «canción de la semana». ‘Violently’ es una canción muy especial para mí porque la escribí muy rápido y apenas hice cambios. Tras escribirla sentí que había estado en contacto con una musa.
¿Has pensado en cuál será el próximo single? ‘Violently’ desde luego sería una buena opción.
Gracias, está muy bien oír eso, pero el asunto de los singles no depende de mí. La última palabra no es mía.
Hablando de singles, ¿puedes hablarme del proceso creativo del vídeo para ‘Why Don’t You Believe In Me‘?
Lo dirigió mi mejor amiga [Erica Prince], que es como mi hermana y nos conocemos desde los catorce años. Hemos colaborado siempre desde entonces. De pequeñas, solía divertirse conmigo pintándome la cara y a día de hoy es igual porque yo odio el maquillaje, llevo muy poco. También se encargó de la portada del disco. El vídeo va sobre inseguridad en una misma y en ver lo que se esconde en el fondo de una persona. Nunca habría podido hacer un vídeo musical estándar tipo yo cantando con la guitarra. Eso sí, lo grabamos en Filadelfia y hacía un frío de muerte.
Has dicho que los discos de ruptura te parecen los mejores. ¿Recuerdas alguno en concreto?
Ahora mismo me encuentro en una especie de «burbuja de gira» escuchando el disco de Ryan en bucle. Deja que piense.
¿El último de Björk, quizás?
No te sé decir ahora mismo pero sí puedo decirte que me encantan las canciones de desamor y desesperación. Me emocionan muy fácilmente. Conecto con el R&B precisamente porque es pura emoción. ‘Smile’ de The Beach Boys no es un disco de ruptura exactamente pero sí esconde un trasfondo emotivo de lucha e inseguridad. Este tipo de música me inspira mucho más que la música de baile. El de Björk no lo he oído aún… ¡pero la portada me parece una pasada!