Chairlift / Moth

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Chairlift / Moth

chairliftAunque pocas cosas me apetecen menos en este mundo que comprarme un disco con una polilla en su portada, el tercer disco de Chairlift, ‘Moth’, está fenomenal. El dúo emplea la idea de la polilla aquí como «metáfora de la vulnerabilidad» y de algo «frágil pero, a la vez, implacable» y lo cierto es que esa idea define muy bien la música de este dúo neoyorquino formado por Patrick Wemberley y Caroline Polachek que, además de venir de componer para Beyoncé, editó en 2015 una de las canciones del año, ‘Ch-ching’, incluida en este disco.

Curiosamente, aunque Chairlift reconoce que no hay polillas en Nueva York, el dúo describe ‘Moth’ también como su disco neoyorquino y una sola escucha de ‘Moth’ basta para entender que si este disco es neoyorquino es por otro motivo, que es la música. Así, desde la mezcla de R&B, pop y free jazz que propone la breve ‘Look Up’, ‘Moth’ se revela como un repaso, a través de la modernidad y extravagancia que caracteriza al grupo, a la historia musical de la ciudad y, por extensión, de la música popular americana, aunando en el mismo varios géneros allí nacidos como la música disco, el jazz, el hip-hop o la «new wave» en un conjunto, como reza una de sus pistas, tan «polimorfo» y extraño como perfectamente asequible para todo el mundo.

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Lo de manejar bien diversos géneros no es, en principio, nada que el grupo no haya hecho antes en su álbum debut, ‘Does You Inspire You‘, o en su notable continuación, ‘Something‘; sin embargo, el ángulo en ‘Moth’ es considerablemente más agresivo y experimental en cuanto a producción y arreglos se refiere, mientras las melodías vocales y variedad de texturas sonoras, como las presentes en ‘Ch-ching’, el deslumbrante primer single del disco, o la trepidante ‘Romeo’, continúan enganchando desde la sutileza. Otras pistas destacadas del álbum como la exuberante ‘Polymorphing’, el gran «grower» del álbum, de suaves ritmos R&B un tanto Sade, y ‘Show U Off’, un sensual número en la línea de Mariah Carey y/o Prince circa 2005, encuentran al grupo excediendo en otros géneros sin repetirse a sí mismos ni caer en la incoherencia.

Como escribió una vez el periodista musical Richie Unterberger, la música de Nueva York es «inmensa, rica en diversidad, deslumbrante, poliétnica y está concentrada en una carrera eterna en busca de la supremacía artística y cosmopolita». ‘Moth’ es todo eso. Efectivamente es un disco de producción lustrosa y multidimensional, nada contenida por momentos en su afán experimental (‘Ottawa to Osaka’ y ‘No Such Thing as Illusion’ son buenos ejercicios de estilo; canciones, no tanto) y también un disco decididamente urbano y de espíritu multicultural que combina, en palabras del propio dúo, influencias tanto del trabajo de Timbaland para Justin Timberlake como del pop japonés de los 80.

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Las influencias de Polachek en particular son peculiares, pero es que Polachek es una vocalista peculiar capaz de navegar con gracilidad entre la confianza absoluta de una estrella y lo desgarbado de una exangüe y esquelética «freak» de instituto. Ella cita a Mishio Ogawa y su anterior banda, Chakra; a Tetsuro Oda y la mezzosoprano noruega Tuva Semmingsen entre las influencias que han informado sus interpretaciones en este disco y no cuesta escuchar en ellas a una cantante consciente de su atractiva singularidad y dispuesta a explotarla al máximo. A veces, como en la anodina ‘Unfinished Business’, su histrionismo es desagradable; en la mayoría, como en ‘Polymorphing’, ‘Show U Off’ o ‘Moth to the Flame’, el divertido número house del álbum, es totalmente fascinante.

Para ser ‘Moth’ un disco urbano, eso sí, las letras se revuelven casi exclusivamente en abstracciones como el amor, la sensualidad o incluso los sueños. De hecho, son muy pocas las veces en las que encontramos al grupo, literalmente, en medio de la ciudad, pero cuando lo hacemos hallamos instantes tan bellos como ‘Crying In Public’, en la que Polachek solloza «montando un numerito» en el tren, abrumada por la belleza de la vida. «Es un sentimiento que mucha gente que vive en la ciudad experimenta», cuenta la cantante. «Cuando estás completamente consumida por tus ansiedades de mierda y alguien que te quiere te llama y es tan dulce y comprensivo que, de repente, ves todo de otra manera».

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Dicho todo esto, debería estar claro por qué ‘Moth’ no es, aunque perfectamente recomendable, el gran disco que esperábamos de Chairlift: las buenas canciones son fantásticas, inmejorables y hacen mayoría y la evolución del sonido del grupo se ha producido, sin duda y de manera totalmente natural, hacia la dirección adecuada, pero la reticencia del dúo a despegarse de su lado más obtuso en algunas pistas (‘No Such Thing As Illusion’ parece de Radiohead) rebaja un pelín la balanza, por mal que nos pese. Con ‘Moth’ es evidente que la misión de Chairlift es hacer una obra maestra del pop; sin embargo, también deja claro que, aunque el camino hacia esa obra maestra está siendo divertidísimo, todavía queda algo de distancia por recorrer.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Polymorphing’, ‘Ch-ching’, ‘Romeo’, ‘Show U Off’
Te gustará si te gusta: Grimes, Twin Shadow, Purity Ring, Sade, Prince
Escúchalo: Spotify

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