Mulafest: el cómo por encima del quién

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Mulafest: el cómo por encima del quién

mulafestMulafest celebró la primera jornada de su quinta edición en Madrid sólo una semana después de Mad Cool como una especie de antítesis: barras por todas partes, camareros de más en cada una de ellas, encuestas de satisfacción al cliente, caseta de vinos, baños de verdad y posibilidad de volver a casa en metro. El festival, menos ambicioso y planteado como un feria de cultura urbana con skaters, exposiciones y alguna performance, sólo aburrió con unas medidas de seguridad férreas de entrada y salida al pabellón principal, excesivas para el público asistente. ¿Cosas del IFEMA? Por lo demás, se consolidó como una divertidísima opción de ocio tipo FIB (hay duchas) en la que, sin poner en duda el buen criterio artístico de la organización, da un poco igual quién actúe.

El campeón de beatbox Beardyman empezó a lo grande: salió a eso de las 22.00 y voz en grito puso el Brexit a caldo nada más pisar el escenario. «La mitad de mi país es idiota», «nunca me he sentido inglés, sino europeo o, yo qué sé, ciudadano del mundo», «estoy avergonzado» o «no voy a decir nada más porque estoy muy cabreado y llevo todo el día criticando con mi mánager en el aeropuerto» fueron algunas de las frases de su improvisado mitin que llevó a un alarido mitad furia mitad vómito… que sampleó y dio lugar a la primera canción. Entre ecos de hip hop noventero, Beardyman divirtió y mucho introduciendo frases sobre Madrid o la gente que no se atrevía a entrar en el pabellón durante la primera mitad de su set. Después se refugió tras una mesa de mezclas, sonó más techno, más dubstep, más big beat… y también menos original y más aburrido.

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Mientras Raghu Dixit Project alternaba el country con el reggae, y la música étnica con el dance en el veraniego Escenario Isla al aire libre, Kelela salía al escenario grande y cubierto, denominado simplemente Mulafest, para ofrecer un concierto parecido al que dio en Sónar: corto, correcto pero no excesivamente brillante, pero tampoco decepcionante. Justa de voz y apoyada por momentos en pregrabados, la cantante se mostró agradecida al público mientras interpretaba temas como ‘A Message’ y ‘Keep It Cool’. Este último habla de «hacerlo todo más caliente» y su DJ lanzaba ritmos rotos y sensuales, pero curiosamente los cegadores efectos de luz en tonos cálidos impedían ver al público, introduciéndole en el show pero dejando siempre que fuera la música y no Kelela lo que resultara definitivamente sexy. El mayor acierto de su concierto, que acabó con ‘Rewind’ y acto seguido, con gente tarareándola en el cuarto de baño.

Las leyendas del ambient house The Orb no brillaron como cabeza de cartel frente a un público variado que no se sabía si había ido más bien al tema skate, a darlo todo a última hora o tenía el abono pillado para ver hoy a C. Tangana. Aun así, miles de personas permanecieron en su show, que enseguida se deshacía de ‘Little Fluffly Clouds’, hasta el final. Era posible ver a Alex Paterson y Thomas Fehlmann en primera fila, ambos alardeando de su edad con barbas y pelo ultra blancos, mientras desplegaban su tranquilo pero no aburrido set de canciones no hilvanadas, y proyecciones de fútbol, cosmos y desagradable culturismo.

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Odesza se dieron el gran baño de masas del viernes en Mulafest tirando de la música de moda: trap onírico y synth-pop entregadísimo con Harrison Mills (aka Catacombkid) y Clayton Knight (aka BeachesBeaches) a la batería y a las máquinas, aupados por una plataforma que los ensalzaba como DJ’s estrella. Mención especial merecen sus bailes y las proyecciones en azul, tan celestiales. ‘Say My Name’ con su estribillo coreable «wanna dance with you» fue uno de los grandes momentos de comunión de la noche. Más sobre ellos aquí.

Quizá fue un error programar un live de Pional haciendo voces entre Odesza y Klangkarussell, con un baile de horas respecto a lo anunciado que hizo que su concierto resultara digno, pero corto y discreto: pasó desapercibido. Al menos no decepcionó tanto como Klangkarussell, que tras cancelar el año pasado acudieron para hacer un DJ set. O algo así, porque en medio de su sesión de holgazanes house y techno, uno de ellos abandonó el escenario para volver con dos jovencitas que se dedicaron a bailar tras la mesa toda la sesión. Pues muy bien. Entre las más celebradas, ‘Caje’ de Niconé & Sascha Braemer y solo en penúltimo lugar un hit propio, ‘Sonnentanz’. Y al final, paletada total. Tras haber empezado antes de tiempo, y cuando ya habían dado las 6, el paripé de que no les daba tiempo a poner otro tema propio. Es lo que pasa cuando te bajas del escenario para buscar chicas. Y gente quejándose de que la organización no hubiera alargado hasta las 6.10. Populismo barato.

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