Island Records ha publicado este año el EP debut de la misteriosa That Poppy, que merece la pena analizar desde dos puntos de vista muy diferenciados. Por un lado, está el componente visual. En la era Youtuber, puede que 10 minutos de autoafirmación «I’m poppy, I’m poppy, I’m poppy» no sea lo más absurdo que hayas visto en el visor de Google. Pero si a eso le sumamos una entrevista a una planta en la que se concluye que Trump y Clinton son gays, una entrevista a la chica por parte de un maniquí con cada una de las dos yendo completamente a su bola y una versión de Mac DeMarco inenarrable desde el punto de vista estético, el asunto se pone interesante.
Los vídeos adoptan la estética robótica de SOPHIE -con las conocidas contradicciones sobre consumismo y pop que ha arrastrado siempre PC Music– y el director de los vídeos Titanic Sinclair cita como referencia a gente como David Lynch, Andy Warhol y Tim Burton. Nombres adorados por todos, pero un poco trillados, ¿verdad? Lo malo es que no es lo más aguafiestas de todo esto.
Porque en el otro lado está la música. Y ahí es donde aparecen los nombres trillados de verdad, con canciones producidas por Sir Nolan, que ha trabajado con Justin Bieber o Nick Jonas; Tyler Green de Neon Trees, etcétera. Esto es, las cuatro canciones que encontramos en ‘Bubblebath’ suenan demasiado familiares, mucho más estándar de lo que anuncian sus vídeos, acercándose con frecuencia al pastiche.
La voz de That Poppy es perfecta para el bubblegum a lo Charli XCX, a la que sonaba descaradamente en la antigua ‘Everybody Wants to Be Poppy‘, y en este EP se acerca al trabajo de otras cantantes de sobre conocidas. ‘Lowlife’ es un reggae a lo Gwen Stefani, ‘Money’ es por letra su ‘Material Girl’ particular pero cantado como por encima de ‘Born this Way’ de Lady Gaga, ‘Altar’ es una suerte de ‘Bonnie & Clyde’ que recuerda a las producciones de Max Martin para Katy Perry, y ‘American Kids’ es un número electro cuya letra parece una respuesta al ‘New Americana’ de Halsey. Lo que la sitúa más bien cerca de Lorde, y eso sí que da un ligero matiz a todo el fenómeno.
That Poppy, sea una adolescente llamada Moriah Pereira, o una estrella oculta bajo un alias, se postula como estrella de pop alternativa a la que mandan los cánones con frases como «I’m a dumb pop star in my own right / I don’t wanna be like American kids / I am not on drugs and I’ve never been / I don’t care about your party, I belong to nobody». Además, logra una serie de imágenes muy visuales entre bodas y atracos de bancos en la fotográfica ‘Altar’; y entrega dos hits considerables en las dos primeras pistas del disco. Si todo termina de hecho de «casar» en un hipotético largo, puede que la idea, manufacturada o no, termine teniendo gracia del todo.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Lowlife’, ‘Money’
Te gustará si te gustan: Charli XCX, Melanie Martinez, Katy Perry, la estética de QT.
Escúchalo: Spotify
Cómpralo: Amazon