«¿Qué sabes de mi país, Francia?», parecen preguntarnos La Femme con la cantidad de estilos musicales que han metido en su segundo disco. Los autores de hits como ‘It’s Time to Wake Up 2023’ y la contagiosa ‘Sur la planche 2013‘, que algún día terminará de dar un pelotazo verdadero cuando sea incluida en un anuncio televisivo, vuelven ahora con un muy personal recorrido por la música moderna al otro lado de los Pirineos durante las últimas décadas. Como para recordarnos que no todo en esta vida es M83 y Daft Punk, a los que curiosamente no se parecen en casi nada.
Hay influencias anglosajonas en La Femme, pero en una entrevista reciente que tuvimos con ellos son claros: en Francia no hay tanta obsesión por lo que se hace en las islas y en Estados Unidos como en España y, como resultado, incluso cuando nombres británicos vienen a la mente como influencia de esta banda de Biarritz asentada en París, la cosa tiene truco. Cuando se ponen kraut, recuerdan a Stereolab… cuya cantante Lætitia Sadier es francesa; y cuando se ponen sesenteros recuerdan a Cat’s Eyes… no precisamente la banda más Brit que nos puede venir a la mente si pensamos en su obsesión por los sonidos europeos (franceses e italianos, la canadiense Rachel Zeffira tiene padre italiano).
‘Mystère’ comienza con la electrónica setentera de ‘Sphynx’, emparentada con gente como Space, y enseguida continúa con ‘Le vide est ton nouveau prénom’, una maravillosa canción acústica que podría haber cantado Françoise Hardy. ‘Exorciseur’ está claramente inspirada en Gainsbourg (título, guitarra e «invitados» especiales de fondo) mientras ‘Septembre’ podría haber sido un hit de Lio y ‘Mycose’, con su tonta letra sobre hongos vaginales, podría haber sido idea de Yelle. También es inevitable que salgan a colación un par de nombres belgas: el electro de ‘S.S.D.’ está en sintonía con los Vive la Fête más divertidos, mientras ‘Tatiana’ suena en la línea del hitazo ‘Ça plane pour moi’ de Plastic Bertrand.
¿Qué aportan La Femme a todo esto? Una pátina de psicodelia retro inunda casi todas las canciones, dando unidad y situando como pieza importante del disco los 13 minutazos de ‘Vagues’. Pese a lo asequible de muchas de sus melodías, como la del buen single ‘Où va le monde’, que podría haber interpretado tanto Marie Laforêt en su etapa rockera como por otro lado Marie et Les Garçons, sus intereses son variados y sus ambiciones van un paso más allá, si bien es cierto que ‘Mystère’ es un poco largo de más. Ya aburre decir que un disco es largo en cuanto te asomas a Spotify y ves que dura más de 45 minutos, pero la verdad es que después de ‘Vagues’, hay pocas ganas de escuchar a la banda en inglés en ‘Always in the Sun’ y luego otra pista más que no es precisamente la mejor ni la más interesante del repertorio. Sobre todo porque ‘Al Warda’ ya habría sido un buen final para el álbum.
Con todo, una decena larga de interesantes canciones que encierran la magia de haber sido grabadas en parte en un castillo de Bretaña (luego las ha mezclado Sonny Dipieri, colaborador de Animal Collective), que consigue una perfecta unidad a pesar de lo dispar de las voces de Marlon Magnée, Sacha Got y Clémence Quélennec, y que será todo un descubrimiento para todo aquel que no hubiera pasado de los recopilatorios ‘Les Femmes de Paris’ y ‘Cosmic Machine’.
Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Où va le monde?’, ‘Le vide est ton nouveau prénom’, ‘Tatiana’, ‘Sphynx’
Te gustará si te gustan: lo mismo Stereolab que Yelle
Escúchalo: Spotify
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