En el descanso de la 51ª Super Bowl, como los fans de Lady Gaga llevaban meses esperando, llegó uno de los momentos musicales que más darán que hablar este año: la actuación de Stefanni Joanne Germanotta ante millones de espectadores. Y, desde luego, no decepcionó lo más mínimo. Gaga ofreció un espectáculo magnífico, a la altura de la artista excesiva, loca, magnética y talentosa que la ha llevado a la cima del pop.
Tras muchas especulaciones, lo que ofreció fue un grandes éxitos como mandan los cánones de este espectáculo y pasó bastante de su último disco, su pretendido intento de ser respetada y admirada como cantautora. En cambio, ofreció un show dinámico y muy, muy divertido, como si siguiéramos en 2011.
Comenzó de manera espectacular y como se venía especulando, encaramada en lo más alto del NRG Stadium de Texas, embutida en un mono plateado y cantando algunas líneas de ‘This Land is Your Land’, el anti-himno patriótico del izquierdista cantautor Woody Guthrie, en la única pero clara e inteligente referencia política de su intervención (letra de ‘Born this Way’ aparte). Tras ella, una nube de cientos de drones se iluminaban formando primero un cielo estrellado y luego las barras y estrellas.
Desde ahí, se arrojó literalmente al vacío, sujeta con unos cables que la llevaron a lo más alto de una torre del escenario. En las alturas, tras alguna línea suelta de ’Just Dance’ y ‘Edge of Glory’, hizo ‘Poker Face’, finalizada la cual volvía a saltar, esta vez ya hasta el escenario principal. En ese momento llegó la mejor parte del espectáculo, interpretando ‘Born This Way’ con una coreografía brutal, enlazada con ‘Telephone’… en la que no, no salió Beyoncé. De hecho, ha sido la primera actuación en un descanso de Superbowl sin invitados especiales desde The Who, en 2010.
Tras otro divertido momento con ‘Just Dance’ (con un bailarín sujetándole el micro mientras ella tocaba un teclado), ha pasado a otro miniset con un piano… y ahí ha llegado la, sorprendentemente, única concesión a ‘Joanne’, cantando ‘Million Reasons’. Su fidelidad a la interpretación en directo, le ha jugado alguna mala pasada ahí, pues llegaba con poco fuelle, que ha solventado mirando a cámara como el Gato con Botas en ‘Shrek’.
Tras el interludio emotivo, abrazo a una fan incluido, ha cerrado su set interpretando, cómo no, ‘Bad Romance’ vestida con protecciones de futbolistas (con brilli, claro). Extrañamente, su voz parecía desaparecer en algunos momentos, pero era difícil darse cuenta gracias a una increíble coordinación de iluminación (el público portaba unas linternas que cambiaban de color, siguiendo unas coreografías). El número final culminaba con ella encaramada a una plataforma entre enormes llamas (parecía que se quemaba, for real), desde la cual volvía a tirarse como María Barranco en ‘Mujeres al borde…’. Resumiendo, un fantástico espectáculo pop que reconcilia a Gaga con los que admiraban sus primeros álbumes, aunque quizá sus seguidores más incondicionales se sientan un poco solos en defensa de “Juanita”. Ya hay quien la acusa de estar tratando de vender más su próxima gira que su último álbum.
WOW. Amazing.@ladygaga's #PepsiHalftime Show! 👏#SB51 https://t.co/z9vCKRBKkC
— NFL (@NFL) February 6, 2017