La BSO del primer film de la saga ’50 Sombras’, basada en los best-sellers de la escritora E.L. James, vendió varios millones de copias en todo el mundo. Una cifra considerable, a la altura de su campaña de marketing, que se apoyaba en canciones de Beyoncé, Sia o Frank Sinatra sino que, sobre todo, elevó a dos artistas surgidos de la independencia como Ellie Goulding y The Weeknd al estatus de grandes estrellas del pop. A priori, la música para la recién estrenada ’50 sombras más oscuras’ redunda en su apuesta de aunar grandes nombres y prometedores semidesconocidos, y la curiosidad nos ha picado.
En este caso, repite Sia y la gran baza comercial es Taylor Swift, en el dueto que protagoniza con ZAYN, la exitosa ‘I Don’t Wanna Live Forever’. Basta decir que, pese a no ser gran cosa, a la postre resulta ser de lo mejor del disco. Y eso que la cosa no pintaba mal: Tove Lo, John Legend, Kygo, Nick Jonas junto a Nicki Minaj o Halsey son nombres del pop internacional de sobrado tirón. Sin embargo, el resultado es de lo más descafeinado, insulso, aséptico y aburrido que se pueda imaginar. Incluso parece más probable llegar a erotizarse en el cine con la nula química entre Jamie Dornan y Dakota Johnson que divertirse o percibir algún tipo de emoción que con estas canciones.
Entre la somanta de baladones de supuesta inspiración sentimental y/o erótica (no se puede negar que haya unidad estilística en el conjunto, no), además del citado dueto Swift/Malik, podemos salvar a Tove Lo siendo ella misma. De Sia (‘Helium’ parece un tema compuesto por un software programado para imitar el estilo de la australiana) a The-Dream (en plan Miguel) pasando por los antes citados, el resto de notables languidecen con predecibles canciones de soul y/o R&B pensado para el arrumaco. Predominan de manera casi insultante las producciones modernitas, mortalmente soporíferas, al servivio de una (teórica) coartada romántica (del hecho de que las películas –y las novelas– tiñan de romanticismo una relación tóxica y de posesión ya se ha hablado mucho). No digamos ya cuando se trata de semi-desconocidos como Toulouse, JRY & Rooty, The Avener o Frances (¿se quedará, finalmente, en mera promesa?) imitando a cualquiera de los anteriores … Aburridos, aburridos y aburridos, como la gente aburrida para la que está ideada esta (vaticino, porque aún no la he visto, pero creo que no lo necesito para decirlo) aburrida película. Canciones perfectas para los que un hilo musical random (ascensor, oficina, centro comercial) es suficiente dosis cultural al día/mes/año.
Así y todo, en esta infumable e infinita banda sonora (67 minutos que parece que no van a acabar nunca), caben un par de sorpresas, con nombre y apellidos, y vienen de alguno de esos semidesconocidos, curiosamente. En concreto, de los que se lucen con sonidos clásicos de rhythm and blues y soul. Son los casos de los medios tiempos de JP Cooper (joven británico ataviado con rastas que viene sonando con frecuencia en las emisoras de la BBC), que adorna ‘Birthday’ con efectos a lo Lana del Rey; Joseph Angel, nombre tras el cual se esconde el autor de la gran ‘Love on the Brain’, y que borda espectacularmente el papel de Prince en ‘Empty Pack of Cigarettes’; y Anderson East, equilibrando sobriedad y desgarro en la emotiva ‘What Would It Take’. Nos quedaremos con eso (ni los dos correctos scores de Danny Elfman parecen librarse del adocenamiento general) para no plantarle un cerapio. Bueno, con eso y con el troleo de la peña que deja pepinos en el cine cuando acaba la proyección de la película. LOL.
Calificación: 3/10
Lo mejor: ‘Empty Pack of Cigarettes’, ‘What Does It Take’, ‘Lies in the Dark’, ‘I Don’t Wanna Live Forever’, ‘Birthday’
Te gustará si te gustan: las películas aburridas con bandas sonoras aburridas.
Escúchalo: Spotify