La explosión definitiva de Maria Arnal i Marcel Bagés

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La explosión definitiva de Maria Arnal i Marcel Bagés

La primera vez que vi a Maria Arnal i Marcel Bagés en directo fue precisamente en el Apolo, teloneando a Mishima en diciembre de 2015. Por entonces practicaban la recuperación de cantos tradicionales y comunales de Cataluña y Valencia. Su propuesta me pareció cautivadora, pero no todo el mundo compartía mi admiración; en primera fila había un par de señoras que no paraban de hablar a pleno volumen porque, total, eran los teloneros y ¿quién hace caso a los teloneros? Pero sí que éramos unos cuantos los que prestábamos atención, así que un chico, muy educadamente, les pidió a las señoras que se callaran.

Un año y medio más tarde, Maria y Marcel tocan en la misma sala, pero como únicas figuras y con las entradas agotadas. Tras dos EP’s e innumerables conciertos, han conseguido una buena base de seguidores y han coronado su trayectoria con su soberbio disco de debut, ’45 cerebros y 1 corazón’ (reseña en breve), que les ha hecho explotar como el nuevo-gran fenómeno de la canción popular catalana. Ahora el silencio del público es reverencial, se respira el ambiente de las grandes ocasiones (esta vez el tópico es ajustado), se palpan las ganas y el fervor del público. Aparecen los dos, sentados, a oscuras y rompen con la canción homónima que abre el LP. Toda una declaración de principios; canciones sobre memoria histórica, canciones para no olvidar (en todos los sentidos). Maria hace lo que quiere con su maravillosa voz y Marcel con la guitarra acústica. Él se mantiene siempre callado, ella ejerce de portavoz; explica las canciones con cariño y está visiblemente emocionada mientras se suceden sus tonadas comunales y emotivas.

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‘Jo no canto per la veu’, un “cant de batre” tradicional de Alicante que les ha acompañado desde siempre, acaba en pura psicodelia flamenca. La tristísima ‘Ball de vetllatori’, “la canción que nos unió”, rememora Maria, que dedican “a todos nuestros muertos”, pero que también celebra la vida… como ‘A la vida’, la versión de Ovidi Montllor que, solo con guitarra y voz, hace explotar al público. David Soler (productor del álbum) llega para acompañarles con la eléctrica en ‘La gent’. “Queremos que os volváis locos”, espeta risueña Maria, “y que os levantéis de las sillas”. Y así hacen ellos tres, ya no volverán a sentarse hasta el ultimísimo bis. Y vaya si consiguen volvernos locos con la tormenta eléctrica con la que visten ese “la gente no sabe el poder que tiene”. Sigue la tempestad con la voluptuosa ‘Mai he desitjat cap cos com el teu’. Aunque el crescendo definitivo, cuando ya se certifica totalmente la complicidad artista-público es en ‘Canción total’, en que Maria nos pide que entonemos el “civili-li-li” de su estribillo. Y cantamos eso y mucho más. Y hacen ver que se van y la gente no para de cantar hasta que regresan enseguida. Y cuando llega el turno de ‘Tú que vienes a rondarme’ la recibimos como el clásico que es. Entre descargas se retiran con su autodenominada “canción trance”, ‘Tu saps’ y la gente sigue entonando na-na-na. Vuelven, solos ellos dos, ya sentados. Dan las gracias a todos sus colaboradores y cierran con un ‘Miris on miris’. Y cuando se acaba ya del todo, nos retiramos con la sensación de que hemos vivido algo grande, un hito: la explosión definitiva de la supernova Maria Arnal i Marcel Bagés.

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