Soledad Vélez / Nuevas épocas

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Soledad Vélez / Nuevas épocas

Resulta no ya curioso sino mágico cómo, alejándose de lo que entendíamos como su esencia artística –un rock ecléctico, afilado y enraizado en palos clásicos como el blues, enganchado a sus muy personales gorgoritos vocales–, Soledad Vélez ha alcanzado un nuevo estadio artístico, sonando más cercana y reconocible que nunca. Es como si hubiera estado cavando una gruta en la dirección equivocada y, en uno de sus giros, haya encontrado imprevisiblemente una veta de diamantes. Es lo que extraemos de este ‘Nuevas épocas’ que ya parecía atisbar en ‘Dance and Hunt’, sin contar, quizá, con la valentía para dejar atrás lo construido hasta ese momento.

Para este despegue a lo Ave Fénix parece aupada por dos pilares fundamentales: la electrónica vintage y unas letras en español más íntimas. En el primer aspecto, parece haber sido fundamental su complicidad con Joe Crepúsculo, que ya produjo algunos temas de su anterior disco, y Gerard Alegre Dória, de El Último Vecino, cómplice en la preciosísima ‘Cromo y platino’. Tanto como su entendimiento con un geek de los teclados vintage y la técnica como Guille Mostaza, que ha ejercido de co-productor durante la grabación en sus Álamo Estudios. Así, el tecno de los 80, el synth pop a lo Yazoo/Ultravox o el disco en clave italo de Giorgio Moroder ocupan el lugar donde antes citábamos a PJ Harvey, Maika Makovski o Lower Dens.

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Sin duda, el nombre de Javiera Mena también resulta ineludible. Quizá no le guste especialmente la comparación a Soledad, pero es demasiado evidente la conexión con la primera etapa de Javi, la de ‘Esquemas juveniles’ y ‘Mena’, por su empleo del synth-pop y por su dicción (aunque seguro que ellas, esta de Concepción, la otra de Santiago, distinguen sus respectivos acentos perfectamente). Pero también, y de manera más sutil e interesante, se perciben una conexión en ciertos quiebros melódicos que aluden al folclor andino (muy evidente en la final ‘Compañera’ y más sutil en ‘Pa’ Siempre’, por ejemplo).

En todo caso, la mayor virtud de ‘Nuevas épocas’ es su notable colección de canciones con hechuras de hit: el pepinazo euro-disco –con asistencia de Crepus– que es ‘Ven para acá’, la seducción, muy Kavinsky, de ‘Flecha’ y ‘Esta noche’, las bonitas, casi arrebatadas, ‘Pa’ siempre’ y ‘El poder’… Sin embargo, el álbum tiene muchos más rincones atractivos, más allá de la pista de baile, como demuestra el hecho de que la citada ‘Cromo y platino’, un medio tiempo, esté entre los mejores cortes del álbum. Sin ir más lejos, las intimistas ‘Cuando me dices que no’ y ‘Vamos a tu casa’ se revelan como dos de los grandes hallazgos compositivos de la artista –y hablo de su carrera, no sólo del disco–.

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Y es que la pasión sexual y vital que late en estas dos canciones se convierte en una de las grandes bazas de esta nueva Soledad Vélez, con sus devaneos entre amistad, sexo y amor que se filtran en letras directas y poderosas, con líneas turbadoras como “se llama fuego eso que enciendes cuando me dices que no” o “deja ya de mentirme, que tú sólo quieres follar / deja ya de engañarme, a mí me gustas de verdad”, en una narración, la de ‘Vamos a tu casa’, para enmarcar. Curiosamente, asentándose en el registro vocal más frío y controlado que le conocíamos hasta el momento, Soledad transmite más emoción que nunca. A pesar de una secuencia como poco discutible (que nos recibe con una ‘Jóvenes’ que bien podría haber cerrado el disco, o que reserva los highlights para su parte central), ’Nuevas épocas’ es un disco a la vez cálido –por momentos sudoroso– y tenebroso –aunque con momentos deslumbrantes– por el que dejarse caer de cuando en cuando, dentro y fuera de casa, en solitario o en una fiesta con amigos.

Calificación: 7,9/10
Lo mejor: ‘Ven para acá’, ‘Cromo y platino’, ‘Flecha’, ‘Vamos a tu casa’
Te gustará si te gusta: la primera Javiera Mena, El Último Vecino, Kavinsky.
Escúchalo: Spotify.

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