Hoy no solo es el día de celebrar la victoria de Israel en Eurovisión con ‘Toy’ -algunos respiramos muy aliviados cuando comprobábamos que no ganana Chipre- sino también de recordar que la canción de Netta no es una simple frikada. En algún momento de la madrugada de este sábado Rodolfo Chikilicuatre volvía a ser «trending topic» en España con multitud de usuarios comparando aquella canción enviada por el programa de Buenafuente y la canción ganadora de anoche, recalcando que la española llegó primero. También muchos se burlaban de que Chikilicuatre quedara en mejor posición que Amaia y Alfred.
Chikilicuatre, muy odiado entre los seguidores de la música pop por haberse presentado el mismo año que ‘La revolución sexual’ de La Casa Azul (que como ‘Lo malo’ no fue segunda, sino tercera), tiene en común con la canción de este año de Israel quizá el haber acaparado el voto friqui, incluso el voto anti-eurovisivo, podríamos decir. El del espectador que ve el festival pero lo entiende como una parodia de sí mismo. Algo muy lícito sobre todo si recordamos lo anacrónico de algunas propuestas (este año Georgia o Montenegro, por ejemplo). Sin embargo, no se puede pasar por alto que el mensaje de la canción de Israel es claro y que la composición no es baladí.
Netta canta esta canción contra el bullying y a favor del empoderamiento femenino, dejando un mensaje muy concreto y muy claro en el estribillo («no soy tu juguete, estúpido») o en frases como «mujer maravillosa, nunca olvides que eres divina / él ya se arrepentirá». E incluso esos cacareos de pollo tienen la función de apropiarse del sonido de las «gallinas» con que los acosadores se suelen reír de los niños en la escuela. El físico de Netta además no es el de una cantante de pop típica y el arranque de la canción «mírame, soy una criatura hermosa» es toda una declaración de intenciones.
Pero además, es que la canción está clara. Entre guiños a Scatman y ese estribillo tan ideado para ser pinchado en los clubs gays -ya hemos podido comprobar varias veces que funciona-, la melodía emerge de manera muy nítida haciéndose recordable desde el segundo cero. En muchos sentidos estamos ante la propuesta más 2018 que había este año en el festival y, cuando en el futuro miremos atrás, serán muchos los elementos estéticos identificativos de este año los que veamos en su vídeo. Seguro que nos vendrán a la mente cosas como Youtube, la Marcha de la Mujer o el posmodernismo millennial en el que multitud de referencias dispares caben.