La oveja Naranja

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La oveja Naranja

Uno se pregunta qué hacen las niñas pijas cuando se juntan. Porque está claro que, Dios me libre, hablar de sexo no. Eso es sucio. Un pecado. Y claro, ¿qué pasa cuando no se puede tocar el tema universal? Que el aburrimiento inunda las mentes inocentes de las chicas y, sin tener en cuenta la cantidad de pelos que ya pueblan sus genitales, se dedican a comportarse como nenas de seis años e inventar coreografías y canciones que enrrojecerían a la mismísima Heidi.

Pero el tiro les sale por la culata y resulta que, sin quererlo, estas estudiantes del exclusivo colegio mayor femenino navarro Olabidea se convierten en musas de la modernidad y objeto central del onanismo bizarro que muchos ya practicaron inspirados en los jerseys y las perlas vistas en el vídeo de ‘Amo a Laura’.

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Yo, si fuera ellas, ya estaría negociando el merchandising de la Oveja Naranja. Camisetas, tazas, pinzas para el pelo, estuches, braguitas…. Como con la Hello Kitty, pero de otro color. Aunque me da que tanto no se les puede pedir. Criaturas. Ya lo cantaba La Costa Brava y no queríamos creerlo. «Adoro las pijas de mi ciudad». Visto el vídeo, como para no hacerlo.

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