Momus, chiku chiku

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Momus, chiku chiku

momusocky.jpg«Quiero ser como Momus», sentenció Teresa Iturrioz, Single, en la entrevista que tuvimos con ella. El artista-de-culto y periodista de Wired publicó su disco más o menos número 22 a finales del pasado año y ofreció un concierto en el Neu! para el que los asistentes se han deshecho en elogios y que yo me perdí. Aunque hay unos vídeos de esta actuación en Youtube.

‘Ocky milk’ completa la trilogía de Berlín iniciada con ‘Oskar Tennis Champion’ en 2003, aunque, a pesar de alguna referencia a Alexanderplatz, el disco parece más bien inspirado en Asia. La historia detrás del single, el maravilloso ‘Nervous heartbeat’, es tan fascinante que estoy seguro de que ocupa el número 73 en la lista de canciones del año de RDL, que la revista se olvidó de incluir en la edición de enero.

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Según he leído en este blog, la letra de este tema estaría dirigida a una mujer japonesa de la que un hombre occidental está enamorado. Momus canta un frase en inglés y a continuación su traducción al japonés o, mejor, su correspondiente onomatopeya. Las maravillosas cuerdas del tema estarían sampleadas de una canción de autor desconocido de los años 30, cantada por una tal 周璇, que en los años 70 la «superestrella taiwanesa 邓丽君» habría popularizado en Asia. Pero hay más. La canción parece baneada de las radios chinas, por su popularidad en Japón, y en definitiva, el ‘Nervous heartbeat’ de Momus significaría la rotura de fronteras, un canto de esperanza al amor libre. ¿Ha quedado claro, no?

El caso es que ‘Ocky milk’ no es un disco fácil. En ningún sentido. Las capas de instrumentos se superponen confusamente, recordando a Herbert, a los 10 segundos a Avalanches y a los 10 segundos a ninguna otra cosa en el mundo. Las letras contienen fragmentos tan delirantes como «Seré tu señora militar con volantes / tu amante con el pelo largo de Francia». Sin embargo, hay algo cálido y cautivador en cada tema. Algo o muchas cosas. La compleja ‘The birdcatcher’ comienza con coros easy-listening, referencias al suicidio de Mickey Mouse y un toque eurovisivo que no choca con un decidido aire Leonard Cohen. ‘Dialtone’ colaría en un disco de Stephin Merritt y ‘Hang low’ en alguno de Radiohead. El disco ralla en la segunda mitad (‘Permagasm’, ‘Pleasentness’…) en tanto que recuerda al Gainsbourg más complejo o recurre a referencias tribales bastante chuscas (‘Zanzibar’), pero se recupera al final con retazos… ¡country! en la divertida ‘I refuse to die’, con la que es imposible no empatizar. La última, ‘Ex-erotomone’, recupera la polémica sexual de ‘Hippopotamomus’ (1991), aquel disco del que se destruyeron todas las copias del mercado por su contenido supuestamente p*edófilo, antifeminista y satírico sobre el muñeco Michelín. ¿Dónde ha quedado Nick Currie en esos absurdos reportajes de artistas escoceses que muchos hemos escrito? 8.

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