Hay que de decir que no hay nada de riesgo y sorpresa en ella. Está claramente inspirada en lo que se lleva este mismo invierno, así que se convierte en una apuesta segura para la primavera; para el verano yo creo que ya nos irá apeteciendo alguna que otra cosa. Sin embargo, el colorido de las prendas es muy acertado: no falta el blanco y negro, que será un imprescindible en nuestros armarios para los próximos meses, combinado a la perfección con el amarillo limón, el verde o el rojo. Muy trabajadas las prendas de punto fino para este tipo de meses que conjugan muy bien con los talles altos de mini shorts y faldas. No deja de lado la estética Op-Art, el ya masticado cuadro vichy o la pata de gallo en versión extra grande.
En definitiva parece que, desde que es madre, le ha cambiado un poco la visión de sí misma y nos deleita con una figura mejor vestida y ataviada de complementos que a la que nos tenía acostumbrados. Bien, Gwen, ahora sólo te falta venir a actuar por aquí que ya te echamos de menos.