Una palabra tuya

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Una palabra tuya

La entrada que tenía preparada sobre esta película se borró cuando lo de la hecatombe, y por eso al final, pues no sabía yo muy bien qué hacer: si no escribir nada de nada porque soy gafe o si intentar sacar fuerzas de flaqueza para darle un poco a las teclas como quien no quiere la cosa. La opción elegida ha sido la segunda, claro está. Ya sé que es muy tarde para hablar de esta película (que se estrenó alrededor del 22 de agosto), pero entre pitos y flautas, no ha podido ser de otro modo.

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‘Una palabra tuya’ es la adaptación de la novela homónima de Elvira Lindo (esa mujer) bajo la dirección de la presidenta de la Academia, Ángeles González-Sinde. La película recoge la historia de una señora de la limpieza (Malena Alterio) y su vida alrededor de su trabajo y su madre. Un buen día se reencuentra con una amiga del colegio (Esperanza Pedreño) y poco después pierde su trabajo. Esto llevará a ambas a una situación de buscar un poco lo que haya para seguir comiendo y pasan de ser taxistas a barrenderas. Básicamente sí, esa es la trama, intentando no desvelar mucho. Falta decir que la película se vertebra en torno a un viaje al pueblo de una de ellas, tras la muerte de su gato.

El problema principal de ‘Una palabra tuya’ es que al final toca muchos palos. Por un lado, el problema del trabajo; por otro, el tema de la soledad -aunque ha habido películas que lo han tratado infinitamente mejor-; y eso por no hablar de la familia, el alzheimer, el problema que tenemos cuando se hacen muy mayores nuestros padres… Tanto drama junto termina restando carga emocional a la película, aunque no hasta el punto de que carezca de sentido.

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De hecho, el filme tiene muchos puntos fuertes. Malena Alterio está magnífica, Esperanza Pedreño está increíble y Maria Alfonsa Rosso, sublime. Y de hecho, tiene escenas capaces de emocionar a cualquiera. Y si no, esperad a ver la discusión que tienen en mitad de AZCA, limpiando todos los desperdicios de un botellón y decidme si sí o si no habéis echado una lagrimita… Porque a veces, es tan fácil sentirse identificado con algunas cosas que casi da miedo. 7,5

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