Theresa Andersson / Hummingbird, Go!

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Theresa Andersson / Hummingbird, Go!

Ya os hablamos de Theresa Andersson y las hazañas en su cocina. Lo primero es no confundirla con esta otra chica tan maja y tan rubia natural. Lo segundo es admitir que, de un primer vistazo, esta nórdica afincada en Nueva Orleans tiene algo que atrapa. Será su sencillez o su destreza musical, pero con un guiño divertido invita a disfrutar sin pensárselo mucho. Qué bien, oigamos el disco. Pues vaya, después de la emoción inicial llegan los momentos de decepción. Vemos que nuestra recién llegada musa no mola tanto como parecía y lo que hace no es, ni mucho menos, tan especial. Aun así, si descartamos las pistas que dejan a uno indiferente, descubrimos que ‘Hummingbird, Go!’ tiene otras que merecen no sólo un poco de atención, sino que además provocan una merecida y directa simpatía hacia la muchacha.

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‘Hummingbird, Go!’ llega de la mano de Tobias Fröberg a la producción, quien también ha compuesto algunos de los temas junto a algunas letras de la poetisa Jessica Faust y pone su voz en temas como ‘God’s Highway’.

Una de las cosas que movió mi interés por Theresa Andersson fue la similitud (¿plagio?) de ‘Hi-Low’ con el ‘Wages Of Love‘ del 64 de unos principiantes Wailers. ‘Hi-Low’, con distinta letra pero en un mismo estilo, guarda simetría con la anterior hasta en el falsete de los coros. Pero más que ser una desventaja, es un acierto, por ser este tema una de las mejores canciones de Bob Marley y los suyos en aquellos años pre-rastafaris. ¡Y qué bien le queda a Theresa Andersson! Y justo después de ese ‘Introducing The Kitchenettes’. Tan casero y tan delicioso, como un bizcocho de limón recién horneado.

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En contraposición, el rollo gospel-soul-canción-pegajosa de otros temas desmerece el conjunto y hace dudar del producto que tenemos entre manos. Así, canciones como ‘Clusters’, ‘Now I Know’ o la ya mencionada ‘God’s Highway’, no aportan casi nada a pesar de una ejecución intachable, pero sosas al fin y al cabo. Lo mismo sucede con ‘Innan Du Gar’, con la colaboración de la sueca Ane Brun, que empieza muy bien pero al minuto ya no se puede aguantar.

Sin embargo ‘Japanese Art’ o ‘The Waltz’ dan luminosidad junto a ‘Na Na Na’ o ‘Birds Fly Away’ a un disco que viene bien para conocer qué hacen gentes de tan heterogéneas influencias desde otras partes del mundo y quedarte con dos o tres canciones bien chulas.

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Calificación: 6,25/10
Temas destacados: ‘Hi-Low’, ‘Birds Fly Away’, ‘Japanese Art’, ‘The Waltz’
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