Unos de los protagonistas claros en nuestro especial «Discos de la década» son Astrud, grupo a reivindicar ahora más que nunca, cuando nadie sabe dónde están metidos ni ellos ni sus compañeros de sello, Chico y Chica. La única duda era si escoger para nuestra lista ‘Gran Fuerza’ o ‘Performance’. ‘Performance’ está peor producido y tiene alguna canción de relleno (‘Vamos a un bar’), así que ‘Gran Fuerza’.
El segundo disco de Astrud salió en 2001, pero ya se conocían muchas de sus canciones de la gira de ‘Mi fracaso personal’, como es el caso de ‘La boda’ o ‘La culpa’, temas que ya habían hecho reír a los asistentes de sus excelentes conciertos. Porque en este álbum se consolidaría la grandeza de las letras de Astrud, especialmente gracias a su capacidad para reírse de sí mismos en los momentos más patéticos de su vida cotidiana (y la nuestra).
‘Gran fuerza’, que recibe su nombre de un restaurante chino, se abre con ‘La culpa’, una melodía perfecta para una letra sencilla pero ingeniosa que repite, insaciable, «sé que cuantas más veces te lo diga peor será (…) Te quiero, la culpa es mía». La comicidad de lo lamentable vuelve a aparecer constantemente en el disco, en la siguiente pista ‘Mírame a los ojos’, en ‘La última’ y sobre todo en ‘Me afecta’, que a pesar de su genial letra, alcanza su cumbre en el momento en el que Manolo hace burla y no dice nada.
Todo el disco es una sucesión de melodías perfectas y canciones redondas, de hecho en las listas del año de lectores y críticos, aparecerían varias porque es difícil decantarse por una en concreto. Incluso el Go escogió la balada del álbum, la preciosa ‘Somos el uno para el otro’. Sin embargo, curiosamente, los singles no estarían todo lo bien escogidos que podrían haber estado. ‘Mentalismo’ fue el primero, según declaraciones de Manolo porque era la canción más chula que tenían cuando Virgin les pidió un sencillo. Es un tema sobresaliente, como lo fue su cara B, ‘Teclista telequinético’, pero ni ‘Mentalismo’ (la versión del single y el vídeo, por cierto, es diferente a la del álbum) ni ‘La boda’, una canción graciosa pero con una melodía no demasiado convencional, eran las más adecuadas para presentar ‘Gran fuerza’. Quizá ‘Mírame a los ojos’, de la que existe un single promocional que firmaron para radios y medios, habría sido mejor opción. Y se quedó absolutamente en el tintero por ejemplo ‘Europa’, el himno más universal y asequible para el gran público que han hecho Astrud, con ese «un paso al norte» y ese precioso final «piensa en mí / acuérdate de mí».
El disco tiene una excelente producción a cargo del grupo con alguna colaboración de amigos como Madelman de Chico y Chica en las programaciones adicionales de ‘Europa’ y ‘La boda’ y las niñas Feria en ‘El juego de la vida’. A pesar del predominio de un synth-pop que parece basado en canciones compuestas con guitarra o piano a lo Magnetic Fields, son las cuerdas las que dejan los momentos más gloriosos, como ese final del disco en ‘Mentalismo’ con el que, sin duda, están riéndose de sí mismos. Una Rock de Lux de la época titularía algo así como: «Astrud, además de únicos, ahora son buenos».
Manolo canta cada vez mejor y Genís va aprendiendo a tocar, convirtiendo a Astrud en un grupo absolutamente fetiche para el pop de la época, un pop nacional que con la aparición coetánea de discos de Ellos, Chico y Chica, Carlos Berlanga o la llegada de Fangoria a 40 Principales viviría un 2001 histórico. Aunque según un rumor de la época, sólo 7000 personas supieran apreciarlo comprándose el disco. Entre ellos, eso sí, J, que escribió la hoja promocional.