Durante el día de hoy y el próximo jueves, las discográficas españolas y Promusicae tienen un nuevo diablo al que enfrentarse: Pablo Soto, creador de programas de intercambio P2P como Blubster, Piolet o Manolito. Soto ha sido demandado por el lobby anti-descargas, y le reclaman nada menos que 13 millones de euros, lo que son muchísimos millones de las antiguas (y nuevas) pesetas.
La cifra es desorbitada, sobre todo si atendemos a quién se le está reclamando todo este dinero. Pablo Soto no es más que el creador de un software, puesto a disposición de un público que hace un determinado uso de él. Si lo que hacen los usuarios de los múltiples programas antes mencionados es ilegal o no, es harina de otro costal. Pero claro, las discográficas y Promusicae no entienden estas cosas, y han ido contra la única cabeza visible de este tinglado.
Desde JNSP esperamos que el juez tenga o bien los conocimientos básicos necesarios para dejar a Soto libre de cargos o bien un buen grupo de asesores que le ayude. De lo contrario ya vemos los titulares: «Promusicae demanda a Microsoft por permitir que los programas P2P corran en Windows». Un sinsentido.
Pese a todo, las noticias (de momento) parecen ser halagüeñas con respecto a la (poca) jurisprudencia que hay en España frente a casos similares. Como bien recuerda Público, la página Sharemula (septiembre de 2008) fue absuelta porque, a pesar de tener enlaces a contenidos con copyright, no albergaba los archivos directamente. En el caso de InfoPSP (abril de 2009), fue el mismo administrador el que se declaró culpable por la vía penal, para así no sufrir una demanda por la vía civil de mayor cuantía. Y por último, este mes de mayo, el juez denegó las medidas cautelares contra la web Agujero.com, aunque de momento solo como diligencia previa. Sin embargo, lo mejor es hacer un poco de memoria, y recordar cuando Sony (actual propietaria de la discográfica Sony BMG) fue demandada en 1984 por la industria del cine, que alegaba que al incluir un sistema de grabación en sus reproductores Betamax ayudaban a duplicar películas. Como es normal, y hace ya 25 años, el juez afirmó que no se puede culpar al fabricante por el uso que se haga de una tecnología.
Claro que el juicio contra Soto tiene pinta de ir a ser algo más largo, en especial porque ambas partes parecen dispuestas a batallar en los tribunales hasta llegar al Supremo.