Absolutamente el equipo de JNSP al completo se declara fan-refán de Spotify. De hecho, desde su lanzamiento, hemos pensado que era probable que se convirtiese en el programa salvador de la industria discográfica. No en vano, Spotify se alimenta de los beneficios económicos que le dan los anuncios (en versión gratuita) y las suscripciones (en versión premium), y con ellos paga a las discográficas por el uso de su catálogo. Las discográficas son las encargadas de repartir los beneficios entre sus artistas y todos tan contentos.
Sin embargo, cómo las discográficas reparten ese dinero entre los artistas es un secreto muy bien guardado. Evidentemente, se contabiliza el volumen de canciones reproducidas y se paga de manera proporcional al número de escuchas, pero es probable que muchos artistas no sepan siquiera cuál es la política de su discográfica a la hora de repartir los beneficios sacados de Spotify. Eso parece que es lo que le ha pasado a Magnus Uggla, un artista del que -no vamos a engañar a nadie- no habíamos oído hablar hasta hoy pero que parece muy prolífico, si atendemos a su discografía.
El caso es que según una entrada en TorrentFreaks, el tipo asegura que lo que recibe de parte de Sony en concepto de escuchas en Spotify es una verdadera miseria, por lo que ha decidido retirar todas sus canciones de este servicio. Según sus propias palabras, recogidas en Alt1040, afirma que gana menos en seis meses que lo que ganaría un músico callejero en un día.
Quizá el modelo de Spotify no es tan perfecto como parece, aún no ha alcanzado el número de usuarios esperado o no tiene una imagen consolidada en el mundo publicitario. O será que Magnus Uggla no tiene tanto éxito como él se cree. ¿O será que el target de los que escuchan a Uggla no se mueve por estos lares? ¿Será que las discográficas pagan a sus artistas una miseria por este concepto para sufragar por algún lado la pérdida de ingresos que (dicen que) les provoca la piratería? Si el modelo es tan malo como dice Uggla, ¿por qué es él el primer músico que se queja? Otros ya habían protestado porque simplemente no querían aparecer (el último en retirar su catálogo ha sido Bob Dylan), pero de los términos económicos nadie había dicho ni papa.
Abiertamente Spotify reconoce que las cláusulas de los contratos con las compañías son privadas, y de la misma manera que un medio no publica las tarifas publicitarias, Spotify tiene todo su derecho a hacer lo mismo. Tardó mucho en llegar al público que lo que cobraba un artista por disco vendido era aproximadamente 1 euro y tardará en llegar cuántas reproducciones de un tema cuesta a un artista ganar 1 euro, pero en JENESAISPOP apostamos que muchísimas. Lo bueno es que si el número de usuarios sigue creciendo y se consolida el número de anunciantes, al final será pan comido llegar a esa cifra «x».