Editoriales en periódicos, montajes más o menos hábiles con Photoshop, actualizaciones repetitivas en Facebook y Twitter, reenvíos de mails entre compañeros de trabajo… La primera aparición pública e involuntaria de Alba y Laura, las hijas de José Luís Rodríguez Zapatero, ha provocado una corriente social, casi un flashmob, que ha paralizado al país durante toda la mañana de hoy. Aunque especial atención merecen los medios de comunicación más conservadores, los mismos que piden el fin de la Andreíta Trademark Corporation pero no dudan en atacar de la forma más cruel a las pobres hijas de ZP. Que si van a actos oficiales y participan en ellos no tendrían que quejarse, dicen algunos.
Pues vale, pero éste no es el problema. Para nosotros, lo chungo aquí es el ataque frontal a unas adolescentes por el simple hecho de posar en una foto fieles a un estilo personal que no comulga, nunca mejor dicho, con los cánones estéticos de aquellos que pasean de smoking o de blanco roto por los patios de El Escorial. Que como asegura un dicho anónimo por ahí, mejor góticas que casadas con Agag. Reconocemos que la corriente emo depresiva nunca ha sido bien recibida por estos lares y que más de una mofa habremos soltado a costa de esta tribu urbana, pero parece que a veces se nos olvida que todos hemos tenido 13 años y que, de haber sido alguno de nosotros los protagonistas de esa foto, a saber cuántos habríamos salido ilesos. Oye, quién te dice a ti que la estética emo no es el nuevo grunge.
El caso es que para comprobarlo nosotros, y algunos amigos más, hemos recopilado los uniformes estrella que a esa tierna edad nos hacían creer los más guapos y guays del mundo. Algunas perlas:
-«Yo llevaba una bomber falsa, pantalones medio bombachos rarunos y una camisa de cuadros de franela, siempre con los puños desabrochados por algún motivo que desconozco ahora mismo. Una vez llegué incluso a llevar una sudadera con delfines que ponía TENERIFE y que era realmente FUERTE».
-«Yo llevaba chandals de tactel de brillo de Almacenes Los Catalanes (2×1)».
– «Pelo tazón, camisa vaquera blanca El Charro o Chevignon una o dos tallas más grandes, vaquero de pata elefante, con zapatón negro de puntera redonda. Y bomber negra para completar. Por supuesto con pendientes de aro falsacos, para ponerte sin agujero. Scally cañí».
-«Pantalón elástico de Almacenes Los Catalanes (2×1) con parche de calabaza de Halloween, sudadera de Metallica talla L y playeras de bota Converse de algún equipo de basket de la NBA. A todo esto, con el pelo corto peinado con raya a un lado y gafas de montura metálica con puente. De color granate, exactamente. Un cuadro, unos dramas…»
-«Botas de motorista, vaqueros pitillo negros y bomber negra con forro naranja».
-«A los 13 me ponía mucho una camisa enorme de cuadros azules y blancos con una camiseta debajo y un colgante de esos de paz y amor. Por supuesto, también chándal de los que brillan y hacen ruido cuando roza la tela y zapatos con suela gruesa».
-«Camisa de pana finita de color burdeos metida por dentro de un pantalón gris perla con un poco de brillos y tirando a sobaquero. Los zapatos pisacacas marrones y para abrigarme, un barbour falso».
– «Bermudas tobilleras con tela multicolor cosida por mi abuela, una camiseta del PRYCA ganada en una carrera popular, sudadera reversible comprada en Portugal y botas. Para elegancia total llevaba unos pantalones vaqueros como con unos trozos de cuero pegados en la pernera, camisa con dálmata bordado, bota militar, collar de cruz de madera, una esclava de plata con mi nombre, pelo tazón decolorado y una cartera verde, roja y amarilla con la cara de Bob Marley».
-«Botas con puntera de hierro, vaqueros, jersey gordo de cuello de cisne y encima una camisa vaquera».
-«Minifalda escocesa con calzas negras y botas miltares con chaqueta XXXXL de lana azul. También mallas de ciclista fucsia con camisa vaquera XXL»
Vamos, modelos vergonzosos de los que afortunadamente hay poco material gráfico que compartir con el mundo. Mirad si somos afortunados.