Spoon son hoy una banda imprescindible del rock ‘n’ roll americano actual, de las pocas elegidas que gozan de idéntico reconocimiento por parte de crítica y público. Pero no siempre fue así. Tras unos inicios en los que se les tomó (y con razón) por una pobre imitación de los entonces aclamados Pavement, Britt Daniel y Jim Eno han dado una lección de fe en sí mismos, insistiendo en seguir adelante para entregar la (probablemente) mejor y más sólida colección de discos de la década. ‘Girls Can Tell’, ‘Kill The Moonlight’, ‘Gimme Fiction’ y ‘Ga Ga Ga Ga Ga’ son álbumes que contienen música altamente excitante, sin mácula, con contadísimos altibajos. A pocos dias de la publicación de su séptimo álbum, ‘Transference’, celebramos la persistencia de estos músicos de Austin seleccionando el último como uno de nuestros discos de la década.
‘Ga Ga Ga Ga Ga’ iba a titularse como el segundo corte del álbum, el sinuoso y misterioso ‘The Ghost Of You Lingers’, pero al final fue sustituido con intenciones dadaístas por esa onomatopéyica imitación del sonido del piano con el que comienza esa misma canción, paradigmática del intenso trabajo de producción al que fueron sometidos los cortes del álbum por la propia banda y Mike McCarthy (que lo mismo le da trabajar con Patti Griffin que con …And You Will Know Us As The Trail Of Dead), con infinitas superposiciones de voces e instrumentos que van y vienen de uno a otro altavoz, zumbando y planeando. Decía Daniel en una entrevista que su intención era que fuera un corte muy diferente a todo lo que habían hecho antes y filtrarlo a los blogs, porque era algo que para él, como fan, resultaba tremendamente excitante. Y aunque el resto de canciones resulten más ortodoxas, es innegable que todas contienen matices sonoros o estéticos que buscan hacerlas interesantes y nuevas a los oídos.
La inicial ‘Don’t Make Me A Target’, con su buena ración de crítica a la administración Bush («Pollas nucleares con acento sureño»), ‘You Got Yr. Cherry Bomb’ y la contraposición de su rítmica y sus vientos positivistas con un mensaje sobre la devastación de una ruptura o ‘Rhthm & Soul’ (sic) son canciones que sintetizan influencias pop, rock, soul y funk con el talento necesario para que suenen nuevas. ‘The Underdog’, con la colaboración del solicitado Jon Brion, rebosa optimismo en cada nota y en cada viento en su reprimenda a un mundo que menosprecia a los débiles. Temblad bienpagados del mundo, por no tener «miedo del desvalido, por eso no sobrevivirás».
Spoon se renuevan, además, introduciendo elementos nuevos en su estilo que aportan frescura. La pequeña ‘My Japanese Cigarette Case’ termina una con una inesperada guitarra española, mientras que en ‘Eddie’s Ragga’ y ‘Finer Feelings’ se recrean en sonidos típicos del dancehall y el dub jamaicano que en ningún momento resultan incómodos, todo lo contrario. En la última incluso juguetean con un sample del legendario Mikey Dread, artífice del giro reggae de The Clash, acentuando el brillo pop de su maravilloso estribillo, que la convierte en una de las claras favoritas del álbum. Y ‘Black Like Me’, que cierra el álbum, es como una revisión condensada en tres minutos de ‘A Day In The Life’. Pero el mayor detalle de grandeza de Spoon llega con su segundo single del álbum, ‘Don’t You Evah’, la primera versión que incluyen en uno de sus álbumes. Se trata de la canción ‘Don’t You Ever’ de The National History, una banda neoyorquina que a principios de los 00’s les teloneó, pero que nunca tuvo excesiva suerte y acabó por separarse en 2004 sin que este tema viera la luz. Obviamente, la versión de Spoon es mejor pero en el EP incluyen junto a varias remezclas el tema original del trío de Nueva York.
De todos los excelentes discos de Spoon en estos últimos diez años, este es el más conciso, completo y luminoso de todos, que sirvió al cuarteto de Austin para situarse junto a Yo La Tengo, Wilco y Sonic Youth en el grupo de las más grandes bandas americanas de esta década, pero ellos pueden presumir de ser una de las pocas bandas del mundo que ha conseguido sintetizar pop accesible y riesgo en un único concepto.