Ante la duda de si acudir a un concierto de Dominique Ané o no, la respuesta es clara: es casi seguro que sea un conciertazo. Porque, venga en el formato que venga, ya sea él solo o con diferentes tipos de bandas, unas con sección de vientos, otras con sintetizadores, o como quiera que se presente ante el público, Dominique se deja la piel en el escenario, y eso es algo que mucha gente no hace. Muchos grupos cumplen y se van, y una vez más, esta vez en el Neu! Club, el francés lo dio todo.
Con el cartel de «no hay entradas» colgado, el público esperaba expectante, y el grupo salió a escena con puntualidad. Comenzando con ‘Le sens’, tema que también abre ‘La musique’, su último álbum de estudio, Dominique y su banda ofrecieron un concierto cuyo repertorio estuvo prácticamente centrado en este álbum, sonando inmensas ‘Hasta (que el cuerpo aguante)’, ‘Immortels’ o ‘Nanortalik’.
También hubo tiempo para echar la mirada atrás y recuperar grandes temas de otros discos, como ‘Revenir au monde’ de ‘Tout Sera Comme Avant’, o ‘En secret’ de Auguri. Tras una hora de concierto, el grupo se despedía, volviendo enseguida para echar el resto en dos bises impresionantes en los que interpretaron el que probablemente sea el himno por excelencia, ‘Antonia’, y las no menos emocionantes ‘Le courage des oiseaux’ o ‘Pour la peau’. Además rescataron uno de los primeros éxitos de Dominique, ‘Le twenty-two bar’.
Se puede decir que las versiones en directo de todas estas canciones superaron a las de estudio, ya que la banda estaba tan entregada como su líder, a destacar el talento y la energía de Thomas a las 6 cuerdas. Dominique estuvo muy simpático a lo largo del concierto, intentando comunicarse en un primitivo español con un público que respondió desde la primera canción. Dan ganas de seguirle a su siguiente concierto en Bilbao, como él invitó a hacer al final de la actuación. 9.