Los de Nottingham parecen vivir una nueva etapa de creatividad, que comenzó en 2008 con la salida de ‘The Hungry Saw’, un buen disco que los traía de vuelta a la actualidad de la mejor manera tras ‘Waiting For The Moon’ (2003), un álbum que mantenía la calidad compositiva de siempre y que para nada dejaba entrever una banda cansada. Aun así tuvieron un parón de cinco años y volvieron con una formación diferente (Staples, Boulter y Fraser siguieron acompañados de otra gente y Hinchliffe, Robert y Colwill abandonaron) y pese a ello, parieron un disco que continuaba donde lo habían dejado años atrás.
Solo dos años después, los tres miembros originales que mantuvieron viva la banda nos entregan ‘Falling Down A Mountain’, grabado entre su estudio Le Chien Chanceux, en la Francia rural, y los estudios ICP de Bruselas. De nuevo ha vuelto a haber cambios en la formación, entrando en ella Earl Harvin y David Kitt, y además han colaborado otros músicos como Jo Fraser o Andy Nice.
Hechas las presentaciones, llega el momento de pormenorizar: estamos posiblemente ante el disco más básico, crudo y directo de Tindersticks, sobre todo, el menos adornado, superando incluso a su debut de 1993. Y esta evolución es algo que se podía empezar a predecir escuchando su anterior trabajo, el primero en no contar con Dickon Hinchliffe, quien se había encargado de los arreglos orquestales desde los inicios del grupo. Por supuesto sigue habiendo arreglos de viento y cuerda, pero mucho menos majestuosos, y con un estilo más en la línea del pop de Richard Hawley, como en el segundo corte, ‘Keep You Beautiful’, o incluso con los aires fronterizos de Calexico, como en ‘She Rode Me Down’.
Pero a quien más recuerda el sonido de este álbum es al rock/blues con aires gospel de Nick Cave & The Bad Seeds, como en el tema que abre el disco, de título homónimo, y con ese bajo que domina el ritmo de la canción, tan a lo ‘Stagger Lee’, en ‘Black Smoke’ o en ‘No Place So Alone’, con ese órgano tan propio de los australianos. Al fin y al cabo, ambas bandas comparten influencias como la de Scott Walker, por lo que no debería ser grande la sorpresa.
Aun así, han dejado sitio para incluir canciones hechas como estábamos acostumbrados a oírlas: ahí está el dueto de Stuart con la canadiense Mary Margaret O’Hara en ‘Peanuts’, con los clásicos arreglos orquestales de fondo, los cuales brillan y emocionan como siempre lo han hecho, también en el último corte, ‘Piano Music’, un melancólico tema instrumental. ‘Falling Down A Mountain’ no supone una ruptura radical con el sonido habitual de la banda. Simplemente han preferido arriesgarse y mirar el mundo desde un prisma distinto.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Falling Down A Mountain’, ‘Peanuts’, ‘Black Smoke’, ‘Piano Music’.
Te gustará si te gustan: Nick Cave & The Bad Seeds, Richard Hawley, Scott Walker.
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