‘Lost’ me importa un pomelo

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‘Lost’ me importa un pomelo

canto-locke«Intenté engancharme pero no la entendía» es el argumento más repetido por aquellos para los que hoy es un día cualquiera a pesar de que, después de seis años, acaba ‘Perdidos’. Esta semana hacíamos un llamamiento a través de Twitter para dar con personas que nunca hubieran visto la serie y les pasábamos un pequeño test para averiguar cómo habían vivido este fenómeno desde fuera. Una lectora, Reina, nos decía: «Obviamente cuando todo el mundo hablaba de ‘Lost’ la comencé a ver… quizás soy un poco tonta, pero no entendí nada así que no la seguí».


‘Lost’ no tiene un argumento difícil de entender y no es que los que la vean sean más iluminados. Sin embargo, como hemos analizado en otras ocasiones, la serie tiene la particularidad de requerir demasiada atención del espectador a lo largo de los años. No puedes perderte un capítulo ni comenzar con la serie en una temporada cualquiera. Aquel que haya dado con un episodio al azar de 2009 habrá flipado. Es lo que le ha pasado a Manel, que intentó engancharse tres veces sin ningún éxito, primero por La 2, luego por internet y finalmente en Cuatro. «Me descojoné y cabreé mucho cuando comenzaban a aparecer osos polares en medio de una isla, me pareció que una película de serie B en los años 50 con ese tema hubiera sido la puta hostia, pero que en el año 2009 tuviera tanto éxito semejante chorrada vendida como algo real y de calidad me puso de los nervios».

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Reina se burla de que después de tanto tiempo mantengan «detergente para lavar los platos» y Manel tiene la impresión de que «todos los personajes son unos completos inútiles». Cristina, por su parte, reconoce que no ver la serie es ya una actitud. «Paso de romper eso de «nunca he visto Lost»», algo de lo que parece jactarse también Alejandro cuando dice que no ha visto «ni un solo segundo de la serie». Curiosamente, lo que les da pena perderse es en algunos casos lo más inesperado. «La única cosa que me da un poco de rabia es no poder hacerme fan de grupos o páginas de Facebook bastante graciosas: «El canto del Locke» y «Locke tenga que ser, será. Y no hay que Dharmas vueltas«», dice Cristina.

Algo más tendrá la serie cuando entre la decena de encuestados, nadie ha adivinado qué ha pasado en la isla a lo largo de estos años. Unos dicen que «seguro que se convirtió en una especie de ‘Real World’ meets ‘Survivor'», otros creen que habrán asesinado a alguno para comérselo, que la isla es un plan terrorista para acabar con Estados Unidos y nuestra redactora Ángela cree simplemente que se habrán puesto a pelear por «la comida, las mujeres, lo típico».

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Preguntados sobre si están deseando que acabe la serie porque están hartos de que sus amigos hablen de ella, Raúl lo tiene claro: «me importa un pomelo». Yago, en cuanto a la exclusión, ahora comprende «a la gente que no sabe nada de nada de fútbol», y Martah es algo mala: «¡Qué pesadilla con los «losties» Me alegro cuando leo en Twitter que la última temporada es una grandísima mierda. Me encanta recalcarles las horas que han perdido en los últimos años». Alejandro reconoce sentirse «como un marciano» cuando desayuna y los colegas se ponen a hablar «de frikadas de Lost», «pero tampoco es que desee que se acabe» y Alberto, aparentemente, un poco. «Me gustaría que las conversaciones de mi grupo volviesen a estar centradas en fútbol y tías».

Finalmente hay a quien le ha picado el gusanillo y no descarta verla, como Elena, que hace unos días nos decía: «Me dan ganas de coger unos días de vacaciones, ver las 6 temporadas en tiempo récord y ver el final como todo el mundo». A estas horas, ya, demasiado tarde.

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