Cuando Burt Bacharach visitó España de gira el verano pasado, a los 81 años, era inevitable preguntarse si el compositor volvería a actuar en nuestro país o, de alguna manera, estaríamos viviendo una despedida. Ante un proyecto como el de Rumer, largamente comparada con Karen Carpenter y Dusty Springfield, que interpretaron composiciones del gran genio, la opción de celebrar que este tipo de música pueda seguir vigente, incluso con la participación anecdótica de Bacharach, parece mucho más atractiva que la de limitarse a echar de menos a las dos espléndidas intérpretes, trágicamente desaparecidas.
Rumer, que no es ninguna niña, tiene 31 años, es decir, sólo uno menos que Karen Carpenter cuando murió, nació en Pakistán, ya que sus padres, británicos, trabajaban en este país. El aislamiento vivido durante su infancia con respecto a la cultura pop parece fundamental para entender cómo alguien puede aparecer en el mercado en 2010 con una canción como ‘Slow’. Sus hermanos (es la pequeña de siete) tocaban la guitarra en casa, pero no había televisión ni nada que pudiera mostrar a la familia cuáles eran las modas durante los 80. Al mudarse a Reino Unido, Rumer se sintió fascinada por la música de las series y los programas de la BBC, en lugar de por el synthpop o la típica banda de rock de estadio que ocupaba los números 1 de la época, y que probablemente le resultaban hasta marcianos. Es más bien en las bandas sonoras donde podemos encontrar sin esfuerzo la conexión con lo que había sido para ella la música hasta entonces, algo mucho más primigenio, y con los arreglos ambientales, orquestales, easy-listening que componía Bacharach, que recordemos ni ha cantado nunca demasiado ni escribía letras.
Rumer cita entre sus influencias a Irving Berlin, Laura Nyro, Janis Joplin o Aretha Franklin. Esta última protagoniza su segundo single, ‘Aretha’, sobre una chica de madre enferma que se siente sola y sólo encuentra consuelo en escuchar a la reina del soul con sus cascos, probablemente el mejor homenaje que se le puede hacer en este momento; pero es en Bacharach en quien Rumer reconoce «el mejor compositor del siglo XX», algo fácilmente detectable en los delicados arreglos de canciones como ‘Am I Forgiven’ o ‘Goodbye, Girl’, a las que además, dota de unas letras directas pero emocionantes, casi propias del mismo Hal David. No es de extrañar que Bacharach le pagara un vuelo para hacerla cantar en su casa y le haya regalado un tema que ha terminado siendo la primera grabación del compositor en cinco años, ‘Some Lovers‘, pista que ha podido terminar junto a su habitual productor.
Rumer ya funcionó como cantante sola e incluso actuó con el nombre de Sarah Prentice o La Honda (Sarah Joyce es su verdadero nombre, Rumer se lo ha tomado prestado a Margaret Rumer Godden). Sin embargo, fue cuando conoció a Steve Brown cuando encontró su sitio. Steve, que sobre todo había escrito canciones para musicales y anuncios de televisión, la vio actuar y le propuso que trabajaran juntos, para desesperación de su mánager, que no veía que Brown fuera la persona adecuada debido a su falta de experiencia como productor de discos de pop.
Hoy en día, Rumer considera que Steve ha entendido su trabajo hasta el punto de darle parte de los créditos de las canciones que había escrito ella, ya que cree que ha sido gracias a él que temas como ‘Slow’ han podido llegar a sonar tan «grandes», como ella quería exactamente, aunque no tuviera «los recursos» para conseguirlo.
Escuchando los resultados, que Rumer llevara a cabo sus composiciones con alguien más vinculado al mundo de la banda sonora o al musical que a la música pop del siglo XXI parece una idea obvia que tenía que producirse tarde o temprano. Hay varios momentos en ‘Seasons of my Soul’ que ciertamente harán las delicias de los fans de los Carpenters, como ese ‘Blackbird’ de exquisitos «pa-pas», lo que conmueve el modo en que canta «how long have you been hiding?» en este tema, la calidez y la sensualidad de su voz cuando abre ‘Come To Me High’ (el título lo dice todo, ¿verdad?) o lo escondido que han decidido dejar el gospel de ‘Take Me As I Am’ (fascinante que Rumer utilice la palabra «grande» para describir un disco tan contenido). Y lo bueno es que este enorme cúmulo de aciertos se ha producido en su primer disco, abriendo el camino para una artista que promete ser de largo recorrido. Ella misma ya puede entonar ese célebre ‘We’ve Only Just Began’, que tanto gusta poner en las bodas a las parejas anglosajonas. ¿Logrará superarlo? Igual no, ¿pero cuánta validez le resta eso a su trabajo?
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Slow’, ‘Blackbird’, ‘Goodbye Girl’
Te gustará si te gusta: Burt Bacharach, Carpenters, Dusty Springfield
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