¿Qué demonios es ‘I’m Still Here’? ¿Un mockumentary? ¿Una performance? ¿Un metadocumental? ¿Un enorme viral? ¿Una broma? El debut como director de Casey Affleck es una mezcla de discursos y estrategias narrativas tan desconcertante como fascinante. Supongo que a estas alturas no queda nadie sin conocer la verdadera naturaleza de este “documental” (si queda alguno -¡spoiler!- que no siga leyendo). Y es que ‘I’m Still Here’ es todo menos un documental. Los responsables mantuvieron la farsa durante el rodaje, claro, pero no después. No es su objetivo engañar al espectador, sino a los medios de comunicación. Además, basta con haber visto ‘En la cuerda floja’ (2005) para darse cuenta de que Joaquin Phoenix sabe cantar mucho mejor de lo que rapea en esta película (por no hablar del chiste que en sí mismo supone la decisión de dedicarse al hip hop después de haber dado vida a uno de los iconos del country).
‘I’m Still Here’ avanza en tres direcciones. La primera como gran performance destinada a provocar la reacción de los medios. La puesta en escena de una enorme mentira como método para alcanzar una gran verdad. El protagonista es un inconmensurable Joaquin Phoenix (actor) que se pone la máscara de Joaquin Phoenix (personaje) para desenmascarar, al modo de un Sacha Baron Cohen, las actitudes poco éticas y, en muchos casos despiadadas, de los medios de comunicación de masas y, de paso, mostrar la facilidad con que se les puede manipular.
Segundo, como gigantesca broma contra el mundo de las celebridades (al que, por otra parte, pertenecen Affleck y Phoenix). Una forma de “reírse el último” y sacar los colores a todos aquellos que hicieron sangre sobre la decisión de una estrella de Hollywood de cambiar el rumbo de su carrera. Y tercero, y más interesante, como ficción que emerge en el corazón de un contexto real, social. La historia de un actor famoso, desbordado por la fama, que quiere cambiar su vida y convertirse en cantante. En sus errores, fracasos, soledad, crisis existencial y pulsión autodestructiva convergen los tres caminos, llevando a la película por los amargos senderos abiertos por Gus Van Sant en su retrato de otra estrella: ‘Last Days’ (2005). 7.