El trío de Trondheim no pasaba por la capital desde hace casi diez años (su primera y última visita hasta la fecha fue en 2002), así que el mero hecho de que decidieran honrarnos con su presencia ya es algo a destacar. Recientemente han editado ‘Roadworks, Vol. 4: Intrepid Skronk’, un disco en directo, y su último trabajo de estudio, ‘Heavy Metal Fruit’, otro excelente ejemplo del hipnótico rock psicodélico/progresivo que llevan practicando desde hace más de veinte años, data del pasado año; con lo cual ya tenían más de una razón de peso para pisar un escenario madrileño. Aunque no fue un llenazo, la sala contó con una asistencia más que aceptable de público, la mayoría seguidores acérrimos, y la banda respondió agradecida con un impresionante set de dos horas y cuarto (algo habitual en ellos, por otra parte), en el que repasaron buena parte de su extensa discografía, desde temas recientes como ‘Starhammer’ a clásicos como ‘Nothing To Say’ o ‘All Is Loneliness’.
Era sorprendente ver la pasmosa facilidad con la que enlazaban muchas de las canciones, cuando lo esperable después de haberse pegado más de diez minutos con un tema es, al menos, parar para echar un trago. Pero no, ellos están hechos de otra pasta, y el tiempo apremiaba (de no haber sido la una de la madrugada la hora impuesta por la sala para finalizar el evento, apuesto a que habrían tocado media hora más como poco). El dominio de sus respectivos instrumentos y la maestría con la que manejaban las intensidades del concierto (y las consecuente emoción que provocaban en todos nosotros) es algo difícil de traducir con palabras; hay que vivirlo, y para quien lo quiera hacer, que rece todo lo que se sepa para que no tarden otra década en volver. 9.
Moongardening Inc., los teloneros, estaban más que contentos por poder pisar el mismo escenario que Motorpsycho, y aprovecharon la oportunidad que se les brindaba para ofrecer una breve muestra de su compleja fórmula: un curioso encuentro de estilos que van desde el folk al jazz, con ligeros toques progresivos y blueseros; una mezcla que terminó por agradar a aquellos que querían disfrutar del evento desde el principio. Delicada y a la vez poderosa por momentos, la voz de su frontwoman es una de las mejores bazas de la banda, que se entrelazaba con una engrasadísima sección rítmica y las filigranas de guitarra y teclado. Habrá que seguirles la pista. 7.