Si para los ganadores de Eurovisión es chungo mantener la fama (no hay esperanza si ni Lena lo ha conseguido), imaginaos para los representantes españoles que pierden. Si para los representantes de España en Eurovisión es chungo mantener la fama, imaginaos para los participantes de esas galas presentadas por Anne Igartiburu (o Alaska) que en los últimos años han tenido nombres tan peregrinos como ‘Misión Eurovisión’, ‘Salvemos Eurovisión’, ‘El retorno’ (¡qué Martes y 13!), ‘Destino Oslo’, ‘Destino Eurovisión’ o ‘Especial Pastora Soler‘.
Soraya mantiene un nivel de fama similar a la era pre-‘La noche es para mí’, pero no ha pasado nada de nada con Las Ketchup post-‘Bloody Mary’, ni con D’Nash, ni mucho menos con Lucía Pérez, ni por supuesto con Rodolfo Chikilicuatre. Recientemente, Daniel Diges ha malvivido con su disco de versiones de los 70 promocionado en televisión, pero quien de verdad parten la pana son los Auryn.
Hace un par de semanas una considerable cola de menores se agolpaba en las puertas de Fnac Callao para asistir a su firma de discos, algo que se ha materializado en las listas de ventas. Su nuevo single ‘I Don’t Think So’ ya había sido top 7 y su álbum ‘Endless Road 7058’ ha alcanzado esta semana la misma posición gracias a su reedición (tras haber sido top 12 el año pasado), algo tan lejano para Lucía Pérez como el reconocimiento internacional para la carrera musical de Alf Poier.
La boyband formada por Carlos, Blas, Daniel, Álvaro (mi favorito) y David ha sabido aprovechar sus 15 minutos de fama en televisión como pocas formaciones entre la larga lista de «losers» que se han presentado a ‘Destino Eurovisión’ y similares. Salvando a La Casa Azul, cuyo ‘La revolución sexual’ terminó resultando un hit (underground), pensemos en Rebeca, Coral, Yulia y otros no recordados. Aunque Auryn perdieron, inexplicablemente, contra aquel esperpento llamado ‘Que me quiten lo bailao‘ que sólo Boris Izaguirre seguirá canturreando, desde entonces los muchachos han autogestionado su camino a la fama mediante buzz-singles, las omnipresentes redes sociales (para alguien de su edad un placer más que una obligación) y acciones tan peculiares y originales como «el campamento Auryn», que no tiene nada que ver con ‘Eating Out 4’, sino que reúne a sus fans para la realización de diversas actividades (algún concierto, alguna masterclass, etcétera). El año pasado se celebró en Oropesa del Mar y podrían repetir. Atentos a My Camp Auryn.
‘Endless Road 7058’, el disco que se ha reeditado ahora con extras, es el típico álbum boyband, en la estela de Take That. Donde estos se fijaron en Coldplay para su comeback con ‘Greatest Day’, Auryn presentan ‘Elévate’. No falta el synthpop a lo Oreja en ‘1900’, los baladones con nombres como ‘Cartas entrelazadas’, los momentos dance como ‘Don’t Give Up My Name’ o las tímidas influencias jazzies en ‘You’re My Favourite Guy’. Momentos tan acertadillos como ‘He aprendido a vivir’ se encuentran con otros tan gratuitos como la versión de Adele. Y es que su género no había nacido para ser perfecto, pero tiene su gracia que, en este momento loco que vive la radiofórmula en España, donde ni ellos tienen cabida en Los 40 Principales, triunfen también a su modo desde un sello pequeño. Ahí está su disco saludando desde las estanterías del Espacio UFI, donde sólo distribuyen las compañías independientes.