No vamos a descubrir a nadie que Instagram ha sido todo un bombazo. Desde su aparición en 2010, la aplicación de compartir fotos por excelencia se ha hecho ya con treinta millones de usuarios registrados, una cifra nada desdeñable si tenemos en cuenta que su actividad se focaliza, en su práctica totalidad, en las pantallas de nuestros móviles (Instagram carece de versión web o cualquier otra cosa que se le asemeje, y son servicios de terceros los que permiten ver perfiles de usuarios en nuestros ordenadores). Pero ahí no queda el asunto, ni mucho menos: hace poco nos enterábamos de que Facebook adquiría la aplicación por una cantidad de dinero absolutamente desorbitada, lo que da una pequeña idea del hype (ya sea realista o no, que hemos de tener en cuenta que de momento el servicio no se monetiza de ninguna manera) que se ha generado en torno a esta red social.
Queda por ver si el gigante de Mark Zuckerberg mantiene a Instagram con un mínimo de dignidad o termina destrozándolo, pero mientras esperamos, se nos ha ocurrido resucitar un pequeño juego que en su día pusimos en práctica con Twitter (1 y 2): establecer perfiles de usuario según las fotos que suben algunos de nuestros famosos favoritos. No hemos encontrado ejemplos para todos, pero cuando leáis los perfiles, sabréis perfectamente que sí, que existen usuarios así.
1. Los gatunos: en su perfil puedes ver su nombre personal, digamos Taylor Swift, pero su perfil de Instagram bien podría llevar el nombre de su mascota, que sale en una de cada tres fotos. «Pirritu mirando al horizonte». «Pirritu espanzurrado en el sofá». «Pirritu comiendo su comida». «Pirritu saliendo grácil de su caja después de hacer pupú». «Pirritu durmiendo». «Pirritu mirando a la cámara». «Pirritu pensando». No, en serio, basta.
2. Los foodies: no se llevan nada a la boca sin haberle echado una foto antes. Ni siquiera son capaces de beberse un refresco o un simple café sin retratarlo. Al final uno termina decidiendo no abrir Instagram en esos momentos previos a las comidas y a las cenas, porque más de uno se ha sorprendido a sí mismo chupando la pantalla del móvil, y comprobando que aquello ni estaba rico, rico ni tenía fundamento.
3. Los porno: la mano de la censura en Instagram es levemente alargada, y hay que tener cuidado con qué fotografías se comparten porque pueden terminar desapareciendo misteriosamente de tu perfil. Pero hay algunos, como los Zombie Kids, que se niegan a dejar de enseñar carne en sus perfiles, aunque ni siquiera sea la propia.
4. Los de cosas bonitas: un arcoiris. Unas uñas con la manicura recién hecha. Una cupcake. Una puesta de sol. Unos zapatitos con bigotitos que son como ratoncitos. Una labor de punto de cruz con corazoncitos. Un cartel de Judy Garland. Un frasco de caramelos con un lazo gigante. Mira, porque eres Zooey Deschanel y te lo perdonamos todo, que si no…
5. Sígueme, sígueme, ¡sígueme! Suelen hacerse notar. Primero de una forma muy sutil, dando a ‘Me gusta’ en todas las fotografías de la última semana. Después continúan con las del mes, y si es necesario con todo tu histórico de Instagram. Reconozcámoslo: todos lo hemos hecho más de una vez, especialmente si la persona que aparecía en el avatar nos ha resultado uhm, esto, atractiva. No hay de qué preocuparse, es un comportamiento hasta tierno siempre que no se traspase el límite del molesto comentario tipo «Hola, he empezado a seguirte, ¿me sigues?».
6. Etiquetados: la #vida de The Pinker Tones no sería lo mismo si no se hubiesen inventado las #etiquetas. Tanto que a veces termina habiendo auténticas retahílas tipo #migato #mycat #monchat #meinekatze #minkat #meijnkat #miogatto… Se agradece el esfuerzo, pero es probable que con la primera y la segunda, el 90% de usuarios de Instagram lo hubiese pillado.
7. Posers: ¿quién no tiene un poco de alma de poser? ¿Quién no se va de viaje y, al llegar a su destino, sube fotos como un loco buscando la wifi más cercana? ¿Quién no ha subido fotos de carátulas de discos para dárselas de [inserte aquí adjetivo: culto, independiente, rockero, bakala…]? ¿Quién no sube constantemente fotos de sus atuendos para que la gente le diga «Oh, qué guapo vas hoy» o «Qué buen gusto tienes»? Quien esté libre de pecado, ya sean Selena Gómez, The Vaccines o Russian Red, que tiren la primera piedra.
8. Ególatras: «básicamente solo me gustan las fotos en las que salgo yo. Y punto». Eso es lo que podría decir Rihanna o, en menor medida, Snoop Dogg.
9. Likewhores: son una especie de mezcla entre los ególatras y los que les gusta el porno, que básicamente se dedican a publicar fotos de ellos mismos lo suficientemente favorecidos como para que su número de «Me gusta» alcance los 136.547, casi nada. Pero es que con gente como Justin Bieber, poco se puede hacer.
10. Como un fan: estos nacen al calor del anterior, y básicamente comentan las fotos de los likewhores con proposiciones de matrimonio, vítores y palmas o anuncios de que se van a quitar la vida si el likewhore no les hace caso de inmediato.