Nadie avisó por ninguna vía de que Fernando Alfaro cambiaba de horario -al parecer empezó a las 14.30 en lugar de a las 15.00-, por lo que sólo pudimos ver una pequeña parte del set que hizo sólo con su guitarra eléctrica y un batería. En cualquier caso, no parecía su mejor día: la calidad de sonido, justísima, deslucía bastante canciones como ‘Camisa hawaiana de fuerza’ o ‘Hijo de perra’, aunque hay que reconocer que, pese a todo, el público pareció disfrutar del cierre con ‘Fuerte’ como si aquello estuviera sonando con calidad disco. Tal es la grandeza de esta canción (ojo, y también la de otras que la gente no se sabe).
La ex Vivian Girl Frankie Rose salió muy bien acompañada al escenario Spotify a defender su último trabajo, ‘Interstellar‘, que tanto ha gustado a la crítica de este lado del Atlántico y sobre todo, del otro. Si el disco es una colección de temas dream pop, con un tratamiento de voz muy cuidado, en el directo se perdieron todos los detalles del disco y muchos más. Con una batería que sonaba demasiado alta y que tapaba cualquier otro sonido, una voz que casi no se oía, una desgana en general por parte de la banda y algunos problemas técnicos, parecían más bien un grupo improvisado de amigos del instituto. No los salvó ni ‘Know Me’, su hit, interpretado en tercer lugar. Prácticamente lo mejor fue el ruido de guitarras de la última canción.
Habríamos jurado que los miembros de Fanfarlo se derretirían realmente al sol (ellos mismos lo anunciaron) actuando con esas camisas de franela, o que nada más terminar su set se irían a refrescarse a la piscina de su hotel, pero en absoluto. El grupo se dejó ver, tan pancho, por el recinto del Día de la Música después de su actuación: firmaron discos, charlaron con seguidores (nos cuentan que el batería es muy fan de Le Mans) y se hicieron fotos con ellos después en bares de Madrid como el Moloko. Por lo que respecta a su concierto, su setlist compuesto de canciones como ‘Lenslife’, ‘Shiny Things’ o ‘Comets’, se vio muy beneficiado por la variedad, desde lo envolvente de los vientos al ligero coqueteo tropical de algunas de las pistas pasando por algún crescendo a lo Arcade Fire. Es loable también que se esfuercen por presentar hits como ‘I’m A Pilot’ con nueva vestimenta.
No por haber visto quinientas veces a Christina Rosenvinge interpretando en directo ‘La distancia adecuada’, ‘Jorge y yo’, ‘Weekend’, ‘Anoche’, ‘Tu sombra’ o ‘Mi vida bajo el agua’, su set es menos hipnotizante. De nuevo acompañada de Refree a la guitarra, Aurora de Boat Beam al contrabajo y dos músicos más, demostró que su propuesta está a la altura de las internacionales del festival, dando, como Chinarro el día anterior, uno de los mejores shows de la jornada a pesar de basarse en lo de siempre. Lástima que no haya aún rastro en su setlist de esos tres proyectos nuevos que prepara o que se olvidara esta vez de canciones fundamentales como ‘Eva enamorada’ o ‘Canción del eco’, pero sólo por el estupendo final con ‘Eclipse’ se lo perdonamos.
Un poco gafado parecía el escenario RTVE.es, donde sólo los fans de las primeras filas podían meterse de lleno en el repertorio del grupo que actuaba. Spoon no fueron menos y su pop-rock inteligente por donde se asoma de vez en cuando algún ramalazo de música negra parecía más adecuado para un recinto cerrado o con menos sol. A pesar de la frialdad con que la mayoría recibió su set, sus seguidores parecían disfrutar de la belleza de composiciones como ‘The Beast and Dragon, Adored’, ‘Don’t Make Me A Target’, ‘I Turn My Camera On’, ‘Jonathon Fisk’ o ‘My Mathematical Mind’. A causa de un golpe de calor, entendimos mal su despedida «don’t forget Love of Lesbian».
Tan maravillosas son las canciones de ‘Deserter’s Songs’ de Mercury Rev como cargante la puesta en escena de su vocalista, Jonathan Donahue, el Miguel Bosé de Kingston. Tantas veces hizo como que volaba, le poseyó una garza, bebió vino a morro o fingía que lanzaba polvos mágicos a sus instrumentistas que la única forma posible de dejarse llevar por obras maestras como ‘Holes’, ‘Endlessly’ o ‘Goddes In A Hiway’ era ver el concierto de espaldas o sentado, con la gente de pie delante de ti cubriéndole. Los que le aguantamos a duras penas pudimos ver que el concierto terminaba con ‘The Dark Is Rising’, que por supuesto habría ganado enteros de noche, como ellos mismos dejaron caer a lo largo del setlist.
Los cinco miembros de Breton no se consideran una banda al uso, a ellos les gusta más referirse a sí mismos como un proyecto multimedia. Con vídeos distintos para cada una de las canciones, mostrando paisajes del extrarradio londinense o de adolescentes gritando, y alternando blanco y negro y color, resultaba imposible fijar la vista en la pantalla o en los bailes que organizaban cada uno de los miembros, por separado o en grupo. Sonaron en gran parte enérgicos gracias a un directo que recordaba a los primeros Rinôçérôse con arreglos orquestales, más acelerados que en disco y en donde el resto del grupo, en numerosas ocasiones, tenía el mismo protagonismo vocal que el cantante.
Diez años después volvimos a presenciar un concierto de Love of Lesbian. Tanto han cambiado las cosas para su popularidad desde aquel BAM 2003 que nos preguntábamos hasta qué punto su show se convertiría en una apoteósica fiesta colectiva. Programados durante 1 hora y 45 minutos en el Escenario RTVE.es, esto es, el set más largo de todo el festival, abusaron inesperadamente de las baladas y los medios tiempos, siendo devorados por momentos por el partido de la selección española, que se programaba en una pantalla perpendicular. El primer gol de Xabi Alonso estropeó por completo la interpretación de la balada ‘Wio’, con todo el público celebrándolo en las últimas filas, aunque el segundo sí pudo contribuir a la fiesta de ‘667’. Y es que en esa parte final del concierto, sí fueron más celebradas ‘Club de fans de John Boy’, la divertida ‘Si tú me dices Ben, yo digo Affleck’ y ‘Algunas plantas’ para cerrar.
Presentado por Tomás Fernado Flores como la delicatessen del festival, Star Slinger llegaba una semana después del Sónar al escenario Spotify, con poca afluencia de público. Ni toca, ni pincha, lo suyo es más cortar las voces de temas conocidos y rehacerlos en una suerte de house rítmico y entrecortado. Con una apariencia próxima a Chris Griffin de ‘Padre de Familia’ y el añadido de llevar todo el flequillo cubriéndole la cara, supo conquistar a una sala que se fue llenando poco a poco, llevando a su terreno el ‘We Found Love’ de Rihanna, el celebrado ‘Bucky Done Gun’ de M.I.A., un coreado ‘Lady’ de Modjo o un irreconocible ‘Around the World’ de Daft Punk en el momento en que llegaban Whatsapps con el segundo gol de la selección española.
Las dos horas de Love of Lesbian seguidas de Maxïmo Park se antojaban mortales para los paladares más exquisitos (recordemos que Rockdelux es medio colaborador del Día de la Música y que la organización tiene uno de los gustos más exquisitos de los festivales del país), y si bien el sonido de la banda de Paul Smith era paupérrimo más allá de la segunda pantalla, si te acercabas a las primeras filas, era todo un entretenimiento detenerte a observar todas las cucamonas que hacía este líder a un bombín pegado, casi dignas de un «minuto a minuto». Se pueden criticar muchas cosas de su grupo (el parecido entre unas canciones y otras, por ejemplo), pero no desde luego que él y su teclista no lo den todo sobre las tablas mientras interpretan un setlist solidillo, donde no faltan canciones como la digna ‘Hips & Lips’, ‘Girls Who Play Guitars’, la repetitiva ‘Take Me Home’ o ‘Apply Some Pressure’ como cumbre final.
Apparat dio uno de los mejores conciertos de la noche en el escenario Spotify. A pesar de coincidir en parte con Metronomy, el alemán consiguió prácticamente llenar la nave del Matadero en la que tocaba. Acompañado de una banda de tres músicos, Apparat prácticamente centró su show en su último trabajo, ‘The Devil’s Walk’, aunque también tuvo cabida algún tema de su colaboración con Modeselektor en Moderat, como la enorme ‘Rusty Nails’. El concierto comenzó muy delicado, muy bajo, con ‘Sweet Unrest’, en la que se pudo oír a parte de la gente de las primeras filas mandando callar para no perderse nada. Y a partir de ahí fue repasando los temas de su repertorio y creciendo en intensidad. Siempre relacionado con la música electrónica, Sascha mostró que todavía le queda mucho recorrido, que no se quiere quedar encasillado en un mundo de los beats que parece que se la ha quedado pequeño, y que puede llegar a ser mucho más grande de lo que ya es.
La persona que presentó a Metronomy en el Escenario RTVE.es tuvo los huevos de hacerlo de esta manera: «habéis superado el calor, a Francia y a Love of Lesbian». Pero anécdotas aparte, hay que coincidir en el acierto absoluto de programar a esta banda para cerrar el festival (con permiso de las actividades matinales para niños del domingo), de la misma manera que el año pasado sucedía con Caribou. El setlist preparado por los autores del excelente ‘The English Rivera’ fue de lo más consistente, brillando especialmente en los primeros minutos del concierto, cuando convirtieron ‘The Bay’ en una divertidísima fiesta disco (la batería era ella misma una bola de espejos); y en los finales, con la imprescindible ‘The Look’. Sebas, iko, Sr John.