Putin, destinatario de los dardos envenenados del grupo Pussy Riot, que han costado a estas una condena a dos años de prisión tras una controvertida performance en una iglesia, ha hablado sobre el caso. Lo ha hecho en el canal de televisión Russia Today durante una entrevista, y no ha sido precisamente para apoyar a la banda, como os podéis imaginar.

El presidente ruso ha dicho que no quiere comentar la decisión de un tribunal, pero aun así ha destacado que el «castigo debe ser adecuado al delito» y que las autoridades «debieron prestar atención» a su comportamiento en el pasado. Putin ha destacado que Pussy Riot colgaron tres muñecos en un supermercado moscovita según el cual «había que limpiar Moscú de judíos, homosexuales, trabajadores y extranjeros», y mantuvieron «una sesión de sexo grupal en un lugar público». Ha dicho que no quiere comentar si la condena es adecuada, pero cree que el «Estado tiene la obligación de defender los sentimientos de los creyentes».

Las escenas que ha criticado Putin están entre las performances listadas en varios sites anti Pussy Riot . Las imágenes se han convertido en un arma de doble filo, tanto para aquellos que las interpretan de manera literal como de manera irónica. Y es que habrá quien piense, después de estas declaraciones, que Putin estaba preocupado por los derechos de los homosexuales, cuando en Moscú la celebración del Orgullo está prohibida, detenciones incluidas, durante los próximos 100 años.