Leonard Cohen es amor

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Leonard Cohen es amor

El concierto que Leonard Cohen ofreció este viernes en el Palacio de los Deportes de Madrid fue en muchos sentidos calcado al de la gira 2009: repiten banda de unos diez músicos con Javier Mas a la guitarra y Sharon Robinson y las Webb Sisters a los coros, sonido algo bajo pero muy nítido, repertorio lleno de temazos de toda su carrera casi sin ausencias destacadas (bueno, el disco con Phil Spector) y por supuesto repite un Leonard Cohen completamente agradecido con su público, que patalea, sonríe y que cuando desaparece y aparece por el escenario lo hace brincando de felicidad. Sin embargo, hay varias razones para no perderse este set cada vez que venga a nuestra ciudad. El mimo con el que se siguen interpretando canciones como la inicial ‘Dance Me To The End of Love’ o ‘Everybody Knows’, situada en cuarto lugar, sería el más evidente. Pero también está el gancho del fantástico ‘Old Ideas‘ que el cantautor ha publicado en enero de este año.

Inexplicablemente no aparece por ningún lado en esta gira el single ‘Show Me The Place’, pero sí se nos obsequia con una estupenda interpretación de la seca ‘Darkness’, una bellísima ‘Come Healing’ en la que los coros de las Webb Sisters suenan tan perfectos que prácticamente parecen esas voces pregrabadas que llevan las divas del pop (mítica también su aplaudida pirueta durante ‘The Future’); o una ‘Going Home’ que obviamente despertó muchos aplausos cuando Cohen mencionaba aquello de «I love to speak with Leonard / He’s a sportsman and a shepherd / He’s a lazy bastard / Living in a suit». Perfectamente encajadas en el setlist, sonaron a la altura de la siempre escalofriante ‘Who By Fire’ o ‘Sisters of Mercy’.

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De nuevo el concierto está dividido en dos partes de hora y media cada una, separadas por un descanso de 20 minutos, una idea arriesgada (empiezas a degustar el setlist de Cohen poco después de las nueve de la noche y sales a la calle a la una de la madrugada) que funciona a la perfección porque las dos primeras canciones de la segunda parte son de las grandes: ‘Tower of Song’ y ‘Suzanne’, esta última una de las pocas que Cohen canta con los ojos completamente abiertos. Cuando Leonard las interpreta ya te has olvidado del cortarrollos de que te enciendan las luces a la mitad y de que en el descanso te hayas encontrado con Joaquín Sabina (que tradujo al castellano el libreto del último CD y por tanto merecía un asiento mejor que el que te has podido pagar). Sin embargo, una media parte en este set sí resulta algo más espesa y densa, en una palabra innecesaria, con canciones interpretadas por las chicas como ‘Coming Back to You’ y ‘Alexandra Leaving’, en las que los incómodos asientos del Palacio empiezan a pasar factura.

Pero el show por supuesto vuelve a remontar con casi otros diez ases en la manga finales: ‘I’m Your Man’ seguida de ‘Hallelujah’, seguida de ‘Take This Waltz’, ya era la mejor sucesión de canciones en un concierto que recuerdo este año, pero había más. Quedaban la coreada y entrañable ‘So Long Marianne’ junto a ‘First We Take Manhattan’ y ‘Famous Blue Raincoat’, ya con el público totalmente en pie. Parece además que la química con el público fue inmejorable y más alta que en otras ciudades, pues Leonard Cohen decidió ofrecer la versión larga de su set. Personalmente perdí la cuenta de las veces que volvió a salir para ofrecer un nuevo bis (¿tres? ¿cuatro?) entonando en una de ellas un ‘I Tried To Leave You’ junto a ‘Save The Last Dance For Me’, tras ‘Closing Time’, que no podía sonar más significativo.

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Había muchos planes para el viernes por la noche en Madrid: Cranberries, Little Boots, Parade con Llum y Aldo Linares ft Linda Mirada, El Faro con Lagos de Hinault, Templeton con Rusos Blancos, Bigott… pero este era el mejor. Lo supimos desde que Leonard salió para ponerse de rodillas ante sus músicos durante ‘Dance Me’, y volvió a quedar demostrado con el cariño con el que introdujo a sus músicos, el carisma con el que bromeó sobre lo fácil de tocar una melodía tonta al teclado (por lo que había recibido unos extraños aplausos), o el modo en que presentó su set («no sé cuándo volveremos a vernos, así que os vamos a dar todo lo que tenemos»). Ojalá esta visita se convierta en una costumbre y no sea la excepción que creíamos hace tres años. 8.

Foto: Josep M Martí, Barcelona (Creative Commons en Flickr)

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