Después de la humareda intensa que se respiraba en ‘Black City‘ y de despejar cualquier duda de que ‘Asa Breed‘ no fue un espejismo, encontramos en ‘Beams’, quinto y último trabajo de Matthew Dear, su empeño de girar en torno a la fuerza gravitatoria de los Talking Heads de Brian Eno. En su anterior disco se redoblaban las atmósferas oscuras, se alejaba del poder de atracción instantánea. En estas nuevas composiciones, Matthew Dear repite la misma fórmula pero asocia en perfecta armonía ese mundo oscuro con la inmediatez del pop y el brío del funk. Siempre, por supuesto, en las inmediaciones de la música electrónica, pero diluyendo los límites: sin reparos a la hora de emplear sonidos reconocidamente analógicos.
Desde luego que la presencia cada vez más constante de la voz es determinante, a diferencia de lo que sucedía en sus trabajos más antiguos o los firmados por su alter ego, Audion, que sí solían contener temas totalmente instrumentales. El empleo de voces dobladas y siempre graves provoca que en todo momento seamos conscientes de que Dear propone un viaje por un camino abstracto, lleno de sombras y escondites. Lo deja claro desde el primer momento, con su single y primera pista, ‘Her Fantasy’. Ahí ya juega con samples enrarecidos en lucha con percusiones tribales, y aporta un enfoque escapista y de incertidumbre, donde se pregunta si todos sentimos el amor del mismo modo. Las letras y estos recursos vocales y rítmicos son una apuesta decidida, constantes en todo el trabajo y acentuados también en ‘Headcage’ -con un brillante toque italo- o en ‘Ahead of Myself’, donde las palabras se atropellan lentamente para recitar una de las letras más oscuras del disco. Se ve que este productor no necesita recurrir a otras voces para sacar rentabilidades -salvo en la gran ‘In the Middle (I Met You There)’ con Jonny Pierce de The Drums, en el ‘Headcage EP‘- o incluso para tratar su voz como una herramienta instrumental y como tal, susceptible de ser sampleada, como subraya en la intensísima pieza de relojería llamada ‘Fighting is Futile’.
En este largo proceso de evolución tan personal, Dear utiliza luces cada vez más oscuras para deslumbrarnos. Tiene frecuentes coqueteos con el rock clásico tanto en el contenido como en su propia actitud. De hecho, es en el tema ‘Earthforms’ donde estas referencias se vuelven más nítidas, con ese bajo penetrante como el de Joy Division. Los momentos con más color musical y más bailables están coronados por una enorme ‘Do the Right Thing’, cuya letra, sin embargo, no deja de invitarnos a este viaje profundo por su universo más onírico (“I’m between what you see / close your eyes to look at me”). Tampoco la imagen se ha dejado a su suerte. La portada es obra del artista Michael Cina, un colaborador de Ghostly, el sello que Dear fundó con Sam Valenti IV. Por otro lado, y para sumar complicidades, su primer single estuvo acompañado por un videoclip tan inquietante que ha hecho a alguno preguntarse si él y David Lynch son la misma persona una vez (y otra).
Es cierto que algunos guiños al retro resaltan una faceta menos electrónica –quizá incluso menos avanzada- que sus primeros trabajos, pero Matthew Dear elabora un disco especial precisamente por esas concesiones, por el ejercicio de construir música pop desde la electrónica. Y ahí es donde demuestra una gran capacidad de acumular recursos sin parecer repetitivo, de una forma inteligente y elegante, que mira al pasado sin melancolía.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Do the right thing’, ‘Fighting is futile’, ‘Her Fantasy’ y ‘Ahead of myself’.
Te gustará si te gusta: los Talking Heads de Brian Eno, Fever Ray, Daughn Gibson.
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