Supongo que después de asistir estos días al caso de aquella pobre chica que subió a Instagram sus entradas compradas para ver ‘Los miserables’ diciendo que se había tenido que salir porque pensaba que era “una peli de miedo o algo así por la portada que salía una niña y parecía que tenía buena pinta y luego era todo así ambientado en el año de la nana y los diálogos cantados” no debería extrañarme que alguien se queje en los comentarios de hacer spoilers cuando diga que Osama Bin Laden muere al final de la película. Pero es que esto es básicamente ‘La noche más oscura’, un relato de la CIA cazando al terrorista más buscado del mundo en un filme en el que lo que importa no es el qué, sino el cómo. De ahí la grandeza de esta propuesta.
Y es que de los atentados del 11-S nació un género cinematográfico que tiene en el terrorismo islámico y sus consecuencias su motor de acción. Muchos han sido los títulos que de algún modo u otro han tenido en esa fecha su origen y razón de ser, desde ‘World Trade Center’ de Oliver Stone a la más modesta pero impactante ‘United 93’ pasando por aquel intento desesperado de llevarse algún Oscar llamado ‘Tan fuerte, tan cerca’ del año pasado que tenía a Tom Hanks y Sandra Bullock de protagonistas.
Con semejantes antecedentes normal que no supiéramos qué esperar cuando se anunció que Hollywood preparaba un filme sobre la caza de Osama Bin Laden, carne de cañón para la exaltación sin mesura de ese patriotismo estadounidense que tanto molesta fuera de sus fronteras. Al menos eso es lo que todos creían que haría Kathryn Bigelow, ganadora del Oscar por ‘En tierra hostil’ y considerada por algunos como la Leni Riefenstahl de las fuerzas armadas de los USA. Pero se equivocaron.
Sí, es verdad que la directora aprovecha su conocimiento al dedillo del funcionamiento interno del ejército para sacar el máximo provecho a la historia, pero no dejándose llevar por el furor de las barras y las estrellas, sino para ponernos en una posición incómoda y desde allí narrar sin artificios las luces y sombras de una obsesión que representa el personaje de Jessica Chanstain pero de la que todos, especialmente los espectadores, salimos manchados. Aunque cuesta darse cuenta. Claro que tratándose de un título que está más cerca de la bipolaridad moral de la serie ‘Homeland’ que de las fantasmadas físicas de Jack Bauer en ’24’, no podría ser de otra forma. 9.