Pese a que Manel quieran alejarse por completo del prototipo de “banda de rock”, a veces lo ponen complicado. Primero, porque este fin de semana abrieron su concierto en los Teatros del Canal con esa canción que habla de los grupos, de sus finales inesperados o de cómo trascienden en las vidas de los demás. Segundo, porque se presentaron en su formato original: cuatro músicos sin más pretensiones que las de tocar canciones.
El grupo se desenvuelve a la perfección sin orquesta, que era uno de los temores de quien suscribe estas líneas. Canciones como ‘Flor Groga’, ‘El Gran Salt’ o ‘Boomerang’, todas pertenecientes a‘10 Milles Per Veure Una Bona Armadura’ siguen sonando con fuerza a pesar de haber abandonado los vientos. También fueron bien recibidas las novedades. ‘Atletes, baixin de l’escenari’ ha gozado de muy buena acogida -ahí están las cifras de ventas- y temas que pasaban más desapercibidos dentro del disco (‘Ai Yoko’ o ‘Mort d’un heroi romàntic’) han demostrado ser auténticos growers.
Manel continúan su gira por toda España, hecho sobre el que bromea Guillem Gisbert hablando sobre la parte menos glamourosa (viajar en furgoneta) como siempre tan guasón, dado que no perdió oportunidad en dar la dirección de la casa del guitarra Roger Padilla, contar cómo el bajista Martí Maymó tuvo una ocurrente idea para el principio de ‘Quin dia feia amics…’ y esta acabó resolviéndose con un simple “un, dos, tres”, o pedir un aplauso para el concentradísimo batería Arnau Vallvé, quien juega uno de los papeles más importantes en la banda.
Manel encarnan ahora más que nunca un espíritu pop, alejándose de la épica que los ha llevado a ser uno de los grupos más interesantes del momento, confirmando que la esencia de su música está en las letras aunque rítmicamente suenen mejor que nunca. Es inevitable levantarse en pleno teatro y bailar la funky ‘Teresa Rampell’ así como sucumbir a los grititos de su estribillo y ver a todo el aforo cantando la ahora acelerada ‘La gent normal’. Me pregunto cómo se lo tomará Jarvis Cocker y también dejo otra incógnita en el aire: ¿no será mejor que Manel dejen ya de tocar en teatros y se pasen a las salas?