‘La habitación oscura’: sexo, mentiras y archivos de vídeo

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‘La habitación oscura’: sexo, mentiras y archivos de vídeo

habitacionoscuraLa crisis económica sigue alimentando las ficciones de muchos de los mejores novelistas españoles. Después de la desoladora fábula futurista ‘2020’ (Lengua de trapo), la clarividente ‘En la orilla’ (Anagrama) y la poética ‘Por si se va la luz’ (Lumen), es el turno de Isaac Rosa y su ‘La habitación oscura’ (Seix Barral).

“La novela de tu generación”, dice la publicidad del libro. ¿Qué generación? La de los setenta, la del baby boom, la que nació en democracia; la clase media treintañera, consumista y despolitizada, a la que le ha explotado la burbuja inmobiliaria en plena cara; esa que ha pasado de presenciar el terremoto financiero como un turista, viéndolo por la tele o desde el ordenador de la oficina, a caer de lleno dentro de las grietas que éste ha abierto.

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Isaac Rosa, conocido por su columna en el diario Público (‘Trabajar cansa’) y sus novelas ‘El país del miedo’ (2008) o ‘La mano invisible’ (2011), ha intentado en su nuevo libro construir algo así como una conciencia literaria de una generación, su generación (nació en 1974). Una mirada lúcida e incisiva, sin eludir la autocrítica, sobre unos jóvenes que se hicieron adultos jugando durante quince años en la “Champions League de la economía” y que ahora, cuando les han “bajado a Segunda”, se sienten indignados y estafados.

El autor utiliza un espacio simbólico, la “habitación oscura” e insonorizada que los protagonistas construyen para tener sexo anónimo, como metáfora sobre la realidad. Una metáfora poderosa, rebosante de significados, de opuestos (luz/oscuridad, dentro/fuera, hipervisibilidad/invisibilidad, ruido/silencio, amparo/desamparo), pero también algo forzada y artificial (es inevitable acabar haciéndote preguntas sobre su posibilidad real).

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La habitación es un personaje más dentro de la novela. Un espacio cuya función va cambiando a la vez que sus moradores: de lugar recreativo donde experimentar nuevas formas de relacionarse, a refugio contra la adversidad; de espacio desde donde iniciar un (contra)ataque a lugar inseguro y amenazante. Una novela coral, narrada en su mayoría en primera persona del plural, pero que, de vez en cuando, utiliza la segunda persona del singular como forma de incluir al lector en la trama, de introducirle en la habitación como a un personaje más.

Uno de los puntos más interesantes de ‘La habitación oscura’ es una subtrama que se va deslizando, opaca y misteriosa, por entre los capítulos hasta salir a la luz al final. Una muy interesante reflexión sobre la hipervisibilidad a la que estamos expuestos, la vigilancia a la que estamos sometidos en lugares como el trabajo, y sobre los límites que hay o no que traspasar después de las limitaciones que el movimiento 15-M evidenció como revulsivo social y repolitización de una parte de la sociedad. El dilema está sobre la mesa: ¿acciones limpias pero, por ahora, ineficaces, o beligerancia sucia y contundente? 7,5.

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