Clásicos Que Nunca Lo Fueron: ‘Seasons In The Sun’ de Spell

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Clásicos Que Nunca Lo Fueron: ‘Seasons In The Sun’ de Spell

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Título: Seasons In The Sun
Artista: Spell
Sello: Mute (1993)

Los noventa están llenos de discos de versiones, pero esta maravilla del proyecto efímero Spell es seguramente el único hecho por un dúo que incluía a un satanista, y con una serie de canciones que escondían pretensiones de arte “unpop” bajo su inofensiva apariencia. La unión de Boyd Rice -un polémico artista de performance y músico ruidista en el proyecto NON- y Rose McDowall -de las inolvidables Strawberry Switchblade– dio lugar a esta colección de canciones de folk-pop psicodélico de las décadas de los 60 y 70. En cualquier caso, si el arte “unpop” consiste -según su definición- en “la aplicación de una estética y técnicas propias del pop a la expresión de ideas desagradables, censuradas o impopulares», este ‘Seasons In The Sun’ entra muy superficialmente en esa categoría. Más allá de centrarse en una temática más o menos macabra y cambiar algunos de los versos, lo que Rice y McDowall esencialmente hicieron fue grabar doce excelentes canciones, elegidas y reinterpretadas como sólo dos aficionados a la música pop pueden hacerlo, que para nosotros es lo verdaderamente interesante.

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El sello Mute, que ya había editado parte de la obra de Boyd Rice con NON, aceptó en 1993 publicar este nuevo proyecto junto a McDowall, embarcada desde la disolución de Strawberry Switchblade en 1986 en innumerables colaboraciones. Por el interés de ambos a las artes oscuras, eligieron el nombre Spell (“maleficio, encantamiento”) y lo grabaron en Worldwide (Londres), el estudio de Daniel Miller, mítico fundador del sello. La consecuente colisión de mundos entre una escocesa procedente del efervescente ambiente musical de Glasgow de los primeros ochenta y un norteamericano aficionado a la controversia pero muy fan del pop y el bubblegum dio lugar a una combinación de influencias ciertamente fascinante, con elecciones inspiradísimas de ambos lados del Atlántico.

La canción que inaugura el disco es un perfecto ejemplo de pop por encima de consideraciones más o menos “arty”: una versión preciosa y trepidante del ‘Johnny Remember Me’ de John Leyton, producida por Joe Meek, tema y productor ya tratados en nuestros “Clásicos” anteriormente.

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Como ya comentamos en aquel artículo, a primeros de los 90 la recuperación de la obra de Meek estaba aún en estado incipiente, y sin embargo Spell se adelantaban ya a los tiempos explorando las posibilidades temáticas y atmosféricas de esta inmortal composición de Geoff Goddard, la historia de un joven perseguido por el recuerdo (¿y el fantasma?) de su amada muerta en accidente. La versión no se aleja de la original y de hecho es una producción mucho más modesta, pero algo hay en la voz de Boyd Rice y su afinación poco fina (como John Leyton, a fin de cuentas) y en los reverberantes coros de Rose McDowall que evoca un similar espíritu inquietante. Hacia el final de la canción el esquemático beat se va recubriendo de arpegios de acústica más furiosos y de sintes y órganos fantasmagóricos, concluyendo un excelente comienzo de disco.

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El cual engarza con ‘Free Now To Roam’, tema que descubre el gusto del dúo por el pop comercial de los 60. Bobby Sherman lo compuso y grabó como cara B de su single ‘The Drum’ en 1971, una pieza de folk-pop con una excelente melodía que Spell saca de su relativo anonimato para reivindicar aquí, respetando su esencia “roots”, pero añadiendo una guitarra eléctrica que escoge uno de los motivos de arpegio de la original y lo eleva a la categoría de riff. Las dos voces cantando en armonía con una cajita de ritmos de fondo completan una pieza llena de sutil encanto. Encanto que se sublima en ‘Stone Is Very Very Cold’, de Priscilla Paris, que Rose eleva a cotas de auténtica exquisitez, arropada por poco más que una excelente guitarra de evocadora reverb. Una vez más, ayuda la excelente elección: Priscilla, de las Spectorianas Paris Sisters, compuso y grabó esta hermosa canción para su debut en solitario de 1967, ‘Priscilla Sings Herself’, un disco que merecería su propio “Clásicos” por derecho propio. El aire ominoso de la original, aumentado por la melancolía seca de los violonchelos, es una joya casi insuperable. Sin embargo, Spell la llevan a un terreno más onírico e irreal, en una versión dignísima, llena de aciertos como esas castañuelas y flautas y el hecho de que Rose la cante en el tono de Priscilla, más grave que su habitual tesitura, es un raro placer para el oído.

‘Down From Dover’ (en la cual en realidad cantan “Denver”, una de las misteriosas alteraciones de las letras) es la primera canción del disco con estructura propiamente de dúo. Compuesta como tal por Dolly Parton, la grabó para su disco ‘Fairest Of Them All’ (1970) a una sola voz, pero Lee Hazlewood y Nancy Sinatra la devolvieron a su concepción original en 1972, sellándola definitivamente como canción a dos. La historia de una adolescente que se queda embarazada para vergüenza de su familia y que insiste que el padre volverá pronto “de Dover” para finalmente da a luz a una niña muerta, es una de las más perfectas tragedias country de Parton (y no la única: atención a la desarmante The Bridge, otro drama de la no planificación familiar). Spell basan sin disimulo su versión en la de Hazlewood & Sinatra, calcando más o menos sus arreglos. Rice, eso sí, transforma los cavernosos versos de Lee en simples enunciados, haciéndolos quizás aún más amenazantes, y McDowall añade una curiosa armonía vocal a sus partes. De nuevo, una fantástica elección (no es desde luego la canción más obvia de Nancy & Lee), que conduce al disco en crescendo hacia un extraordinario final de cara, que tiene su cumbre en ‘There’s No Blood In Bone’.

Una misteriosa letra sobre una pareja (Joey murió y Marie vaga ahora “con su vida dormida”) perfecta para la temática mortuoria del disco (curiosamente Nick Cave grabaría también para el sello Mute en el mismo estudio londinense su ‘Murder Ballads’ un par de años después). La versión de Spell es una encantadora recreación del cósmico original, e indiscutiblemente todo un hallazgo en 1993. Hay que volver a recordar que en los años previos a Internet llegar a conocer (si no incluso a escuchar) ciertas canciones era una labor casi milagrosa, y discografías enteras permanecían en las sombras cual continentes en la época precolombina. Así que discos como éste eran auténticas revelaciones que abrían quizá una decena de nuevas pistas musicales a seguir (el nombre de un autor, un comentario sobre el artista original), siempre de forma laboriosa, y dependiente de la suerte y el azar muchas veces. En ese contexto, que Spell grabasen este tema de psicodelia y desasosiego de 1969 a cargo de los canadienses The Poppy Family se movía ciertamente entre el milagro y la revelación. En la original, versos introductorios (y ecos en las voces) de peli de terror, imponente ritmo breakbeat, guitarras “fuzz” y sobre todo un motivo de Mellotron que con la reverb casi suena a riff de synthpop de los 80. En la de Spell, respeto por el original y equilibrio entre el abrasivo “fuzz” y las dulces voces de Rose.

La cara A se cierra sublimemente con ‘Terry’, de regreso al Reino Unido con la elección del único gran éxito de la cantante de los 60 inglesa Twinkle, un clásico drama de accidentes automovilísticos adolescentes escrito por la propia cantante a los 16 años. Para esta versión Spell apuestan por la sencillez: caja de ritmos en segundo plano, discreto órgano, y la voz en doble armonía de Rose llevando casi todo el peso, soportada a su vez por unas acústicas al estilo del original, pero acentuando su ritmo ‘Spanish Harlem’ (con guiño de piano incluido).

En la cara B se retoman algunos de los protagonistas de la A: por ejemplo su primer tema, ‘Seasons In The Sun’, lo popularizó en los EE UU Terry Jacks, de la Poppy Family, si bien el original era de Jacques Brel (‘Le Moribond’, 1961). En la voz de Boyd Rice mantiene intacto el desasosiego de la adaptación al inglés, que combinaba con certera incomodidad una melodía alegre y una letra sobre alguien a punto de morir: “es difícil morir cuando los pájaros están cantando en el cielo, ahora que la primavera está en el aire”. Si acaso, su desafinación de una fracción de tono hace sonreír a la canción con una mueca todavía más desencajada.

Un tema en el que la voz de Rose queda un tanto desplazada, limitada a unos coros escondidos entre los arreglos de orquesta sintetizada, pero que se compensa con la siguiente pieza, en la que vuelve a ejercer de solista: una preciosidad de pura melancolía, la balada de folk ‘This Little Bird’ del gran John D. Loudermilk. Su arreglo bien simple (caja de ritmos, unos arpegiadores que imitan el arpegio de una acústica y una guitarra con eco rasgueando evocadores acordes) es quizá de los más logrados de todo el disco, y le da a la canción un tono verdaderamente propio y único, con momentos de gran belleza gracias a la voz perfecta de McDowall.

El hecho de que la producción general de todo el disco sea modesta (las típicas cajas de ritmos Boss de la época, orquestas sintetizadas) quizá decepcione a algunos, pero en mi opinión con la perspectiva del tiempo ese hecho no hace sino aumentar el encanto de este ‘Seasons In The Sun’, revistiéndolo de un aroma único de su época.

Más reapariciones en el resto de la cara B: ‘Our Own Way’ recupera las voces de Boyd y Rose al alimón, en otra plácida versión de Priscilla Paris, quien la compuso para las Paris Sisters en 1966. Y ‘Big Red Balloon’ trae de vuelta a Nancy & Lee, en otra elección bien curiosa, que además era parte del mismo single que incluía ‘Down From Dover’. Fue el único sencillo extraído de ‘Seasons In The Sun’, y tuvo incluso un vídeo promocional rodado en los EE UU con el dúo vestido en plan western y una adorable Rose disfrazada también de bruja.

Una elección quizá extraña para promocionar el disco, teniendo en cuenta que es poco representativa del tono general, pero hay que reconocer que es una de las versiones más encantadoras también.

El final se aproxima con la mítica ‘Endless Sleep’, del genial Jody Reynolds, un intérprete de rockabilly especialista en temas crepusculares, parcos en arreglos pero llenos de expresividad y drama contenido. Aquí Rose la reinterpreta con una dulzura propia de las adaptaciones del rock and roll al yeyé de las cantantes francesas de los 60. Los arreglos, con guitarras de “fuzz” enfurecido, resultan un bizarro experimento instrumental que contra pronóstico funciona en contraste con la parte vocal. Una vez más, una excelente elección hecha por este par de melómanos, que redondea la pista final: un espléndido tema escogido para cerrar el tono funesto de este disco, el ‘Lullaby Part 1’ de Krzystof Komeda para la BSO de ‘La semilla del diablo’. Rose interpreta la nana con voz menos quebradiza que la original, dándole un tono más etéreo, que completan en preciosa combinación los lánguidos arpegios de guitarra eléctrica. Un cierre inolvidable.

Spell no tendría continuación, y ambos artistas siguieron sus particulares carreras artísticas por separado, aunque el disco de Boyd Rice a dúo con Giddle Partridge como Giddle & Boyd de hace 5 años recuperaba en parte el espíritu pop a dúo de este sensacional ‘Seasons In The Sun’.

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