A estas alturas, escribir algo nuevo sobre la vida de John Lennon parece imposible. David Foenkinos no lo pretende. Lo que ha hecho el autor de ‘La delicadeza’ y ‘Los recuerdos’ es contar la vida del fundador de los Beatles de otra manera, desde otro punto de vista: el del novelista, el del admirador. A diferencia de la última biografía relevante publicada, las casi mil páginas que Albert Goldman le dedicó en su controvertida ‘Las muchas vidas de John Lennon’ (Lumen), el autor francés no necesita ni doscientas para la suya (y con letra bien grande).
‘Lennon’ (Alfaguara) es la biografía perfecta para los que no les gusten las biografías. Ni tocho académico, riguroso pero aburrido; ni biografía sensacionalista, “el lado oscuro de…”, “la vida secreta de…”; ni hagiografía para fundamentalistas. El libro de Foenkinos se puede leer como una síntesis de la vida de Lennon, y como una novela, el relato en primera persona de un músico desde su infancia hasta poco antes de su muerte. El autor sienta literalmente a Lennon en el diván del psicoanalista y, a través de dieciocho sesiones, descubrimos cómo fue su vida y conocemos los que podrían haber sido sus sentimientos.
Si ‘Lennon’ se adaptara al cine sería un biopic, nunca un documental. Los hechos están documentados, pero también interpretados. Foenkinos escribe sobre la faceta musical de Lennon: la formación de los Beatles, los comienzos en Hamburgo, la beatlemanía, su evolución como músico, el peso de la fama, su carrera en solitario… Pero en lo que más hace hincapié es en su problemática vida afectiva: sus traumas infantiles, la relación con su disfuncional familia, los problemas con su primera mujer e hijo, y, por fin, la historia de amor con Yoko Ono. Según Foenkinos, de no ser por ella, Lennon habría muerto a los 27. La japonesa no separó a los Beatles, como se suele decir: salvó a Lennon, transformó en felicidad ese “dolor como estribillo de mi vida”. 7,5.
El autor de ‘Lennon’ cuenta que, mientras escribía, no dejó de escuchar la música de John Lennon y los Beatles. Foenkinos nos ofrece una selección de canciones en Youtube y sus comentarios. Una playlist que funcionan como complemento musical a su libro.
‘A Day in the Life’: Tema en gran medida compuesto por Lennon, pero que incluye un pasaje de Paul. Esta canción es como un mundo. Lennon lee el periódico y transmite sus emociones. Es potente, densa y muy rica. Como una novela rusa. Las cuerdas invaden el pop y acaba con la resonancia, durante cuarenta y dos segundos, de un acorde de mi ¡en nueve pianos! ‘Sargent Pepper’ culmina con belleza.
‘I Want You’: Canción que dura siete minutos y retoma incesantemente el tema de distintas maneras. Como si fueran todas las variaciones del deseo. Al igual que ‘Come Together’, es casi una canción sexual. Con la suavidad de la seducción en el arranque, y para terminar el vigor de la pasión desenfrenada. En ella se escucha su amor por Yoko.
‘I Am the Walrus’: Una canción alocada en la que Lennon da muestras de su gran talento. Con digresiones, risas… Es aquí donde dice ser el hombre huevo. Una canción psicodélica, entre la intensidad y el dolor. Formidable.
‘In My Life’: Primera canción autobiográfica de Lennon. Marca un giro en su poesía y su escritura. A partir de ahí, deja atrás los temas candorosos de los inicios para adentrarse en el genio. Es también la muestra de algo que me agrada en relación con su gusto por la nostalgia.
‘Julia’: Homenaje a su madre. Canción conmovedora, que recuerda a una nana. En ella se encuentra la belleza depurada de Lennon. Su sentido de la pureza. De la simplicidad que llega directa al corazón.
‘Mind Games’: Siempre me ha fascinado por el tema que vuelve una y otra vez y que evoca los juegos de la mente. Es una canción cerebral y que sin embargo conmueve. El increíble arte de Lennon a la hora de combinar inteligencia y corazón.
‘Woman’: Sin ser una de mis preferidas, me llega porque pertenece al último álbum. Salió tan solo unas semanas antes de su asesinato. Tras una vida de sufrimiento y de droga, se siente a un Lennon aéreo. Está tranquilo, al fin feliz, y la melodía da ganas de amar a una mujer de por vida.