Como Daft Punk, los noruegos Röyksopp han hecho de su juego entre lo humano y lo robótico su seña de identidad. En el caso de los autores de ‘The Girl & The Robot’, siempre con una pátina de oscuridad, sin momentos tan hedonistas como ‘One More Time’ o ‘Get Lucky’, incluso sonando tenebrosos en sus temas más luminosos, como sucedía en ‘Only This Moment’. Puede que en aquel gran single estuvieran entonando un carpe diem, pero el sabor que dejaba era agridulce, un “esto se va a terminar”, un “esto puede ser todo”.
Ese carácter amargo se manifiesta también en el título de este nuevo álbum, que han presentado como el último de su carrera (después continuarán con otros formatos). Teniendo en cuenta que el primer corte del disco se llama ‘Skulls’, es fácil concluir que continúa su gusto por los temas macabros, mortuorios, depresivos.
Lo bueno es que saben construir belleza a través de ellos, como transmitiendo el mensaje de que la vida, aunque dure poco, merece la pena. De esta manera, el comienzo de ‘The Inevitable End’ es deslumbrante con la mencionada y efectiva ‘Skulls’; el tema recuperado de su EP junto a Robyn, ‘Monument‘, muy adecuadamente recortado y reformado, pero todavía reflexionando sobre el lugar que ocupa nuestro propio cuerpo y tratando cuestiones como las emociones reales en contraste con lo artificial; y ‘Sordid Affair‘, el single con la voz de Ryan James de Man Without Country que retrata una relación sexual que ha dejado más angustia que placer, y finalmente sí una de las mejores composiciones de su carrera.
Robyn vuelve a aparecer en la anecdótica ‘Rong’, construida en torno a un holgazán “what the fuck is wrong with you”, pero el centro del disco se lo disputan los musos de Röyksopp Jamie Irrepressible y Susanne Sundfør. El primero, con su voz próxima a Antony Hegarty, nos recuerda cómo nos gustaría que sonaran los Erasure de 2014, pues es tan válido para un número electropop rompepistas como ‘I Had This Thing’ como para un medio tiempo sobre la tristeza como ‘Here She Comes Again’ o para un minimal como ‘Compulsion’. Se encarga, además, de un corte importante en el tracklist: ‘You Know I Have to Go’, siete minutos y medio tan sobrecogedores que parecen tres y resumen la despedida de Röyksopp mejor que el final ‘Thank You’: “sabes que me tengo que ir, no hay nada más que decir, estás mejor a solas, ha de ser así”.
Y Susanne no baila tampoco con la más fea precisamente. ‘Save Me’, donde esos «ah-ah» no pueden sonar más sexys, es el puente perfecto entre la languidez de ‘You Know I Have to Go’ y la explosiva ‘I Had this Thing’, y suyo es al fin y al cabo el primer sencillo que conocimos de este disco hace un par de años. ‘Running to the Sea’ sigue siendo una canción llena de encanto y misterio, muy romántica, alternando la catástrofe y el miedo con los poderes de la naturaleza y la magnitud del amor.
‘The Inevitable End’ no es un disco tan ambicioso como ‘Random Access Memories‘. A pesar del uso de cuerdas, cuando es bueno no es tan impresionante como el final instrumental de ‘Giorgio by Moroder’ con aquellos arreglos orquestales, la vibrante batería grabada como en tu puta cara o el solo de guitarra; pero por otro lado en ningún momento es tan “cheesy” como un ‘Give Life Back to Music’. A lo suyo, Röyksopp han seguido perfeccionando su ya cautivador sonido, con una variedad de beats que tan pronto puede levantarte de la silla como hundirte en la miseria, un muy comedido Autotune, y en general un uso de los sintetizadores y las ambientaciones muy pocas veces visto en el mundo del electropop. Inteligente y sensible a partes iguales, el sutil fondo musical aportado por el dúo es capaz de merendarse la estrofa más emocionante de ‘Sordid Affair’. Ya tiene mérito.
Calificación: 8,2/10
Temas destacados: ‘Sordid Affair’, ‘Running to the Sea’, ‘Monument’, ‘You Know I Have to Go’
Te gustará si te gusta: los anteriores, Daft Punk, Robyn
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