Pink Floyd / The Endless River

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Pink Floyd / The Endless River

The_Endless_RiverAunque me declaro fan acérrimo de David Gilmour, me parece que tanto el célebre guitarrista como Nick Mason y el tristemente fallecido Rick Wright tuvieron un morro impresionante al seguir como Pink Floyd tras la marcha de Roger Waters a mediados de los años 80. En la década anterior, fue innegable la brillante contribución de Gilmour (así como de Mason y Wright, en menor medida) a los álbumes de la banda, pero al final Waters terminó erigiéndose como el líder, el faro tras el forzado relego de Syd Barrett, sobre todo en trabajos como ‘Animals’ (1977) o ‘The Wall’ (1979). A la vista está que, sin Waters al mando, ‘A Momentary Lapse Of Reason’ (1987) y ‘The Division Bell’ (1994), los álbumes que siguieron a ‘The Final Cut’ (1983, último trabajo con Waters), apenas retienen la grandeza, el misticismo y la magia que había caracterizado a los londinenses.

Le pese a quien le pese, Pink Floyd se quedaron cojos sin Rog, eran poco más que la banda de acompañamiento de Gilmour, algo mucho más terrenal. Como Genesis sin Peter Gabriel ni Steve Hackett, por poner otro ejemplo. Aun así, ‘The Division Bell’, el álbum que parecía poner punto y final a su discografía de estudio, era un trabajo mínimamente digno de llevar el nombre de Pink Floyd, mejor al menos que su antecesor. Nadie imaginaba que, veinte años después, Gilmour y Mason cogerían las sobras de aquel último álbum, grabarían alguna guitarra y alguna batería encima y pretenderían venderlas como un nuevo trabajo, sí, de Pink Floyd. De todos modos, han ido con la verdad por delante: ‘The Endless River’ es parte de ‘The Division Bell’, un compañero de viaje instrumental y por lo tanto, una pieza menor.

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Más allá de si Gilmour y Mason tienen más cara que espalda, esto es lo que ‘The Endless River’ tiene que ofrecer: diecisiete piezas instrumentales entrelazadas y una final, cantada, divididas en cuatro partes que por momentos tiran hacia el ambient, con las guitarras de Gilmour como el elemento con mayor personalidad. Tristemente, en estos 20 años hemos escuchado cosas más avanzadas con texturas similares, y este sonido resulta poco más que música de fondo de la consulta de un dentista. Son «canciones» que agrada escuchar y que pueden hacernos sentir cierta nostalgia (especialmente al escuchar las guitarras), pero poco más.

En cuanto a ‘Louder Than Words‘, cantada, cómo no, por el guitarrista y con la letra escrita por Polly Samson, su mujer, tampoco tiene nada que la haga destacar especialmente: bonita, melancólica, digna de aparecer en un trabajo en solitario de David. Como curiosidad, la pieza titulada ‘Talkin’ Hawkin» tiene un sample de voz de Stephen Hawking y es claramente un descarte de ‘The Division Bell’, pues aquel álbum ya contenía un tema llamado ‘Keep Talking’, con otro sample de Hawking, así que suponemos que el «tema nuevo» es una especie de prolongación del otro.

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Los actuales miembros de la banda han dicho que ‘The Endless River’ es el punto y final definitivo a la discografía de estudio de Pink Floyd. Hasta el fan más incondicional de la banda reconocerá que este no debía haber sido ese final, que con ‘The Division Bell’ fue suficiente. Por respeto al legado que empezó Syd Barrett y continuó Roger Waters (sí, también junto a Gilmour, Mason y Wright), esperemos que esos otros descartes en los archivos ya anunciados no vean la luz, por respeto a la grandeza de sus mejores obras, que se mantiene bien viva de por sí.

Calificación: 5/10
Lo mejor: ‘Talkin’ Hawkin», ‘It’s What We Do’, ‘Louder Than Words’.
Te gustará si: eres muy, muy fan
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