Diez años ya desde aquel single de entrañables voces infantiles, ‘Honolulu Rock-A Roll-A’, y Kitty, Daisy & Lewis siguen dosificando cuidadosamente sus lanzamientos. Da que pensar, porque un grupo fundamentalmente retro como ellos podría sacar disco cada año y medio y llenarlo con ejercicios de estilo bien ejecutados pero poco meditados. ‘The Third’ es sin embargo tan sólo su tercer disco y confirma lo que se intuía en ‘Smoking In Heaven’: los tres hermanos Durham, lejos de ser una curiosidad novelty sin control de calidad, se toman su trabajo con calma de artesanos y no graban hasta tener una docena de buenas canciones.
Si su segundo disco expandía un poco el espectro sonoro de su debut de 2008, incorporando canciones de interesante pop no tan encadenadas en la horquilla temporal 1920-1960, este nuevo lanzamiento supone un paso más en esa dirección, pero sin perder esa gracia irrepetible que tienen para las piezas clásicas. El legendario Mick Jones es el productor, y se lo imagina uno inmiscuyéndose poco en el sonido de un grupo que “suena solo”, y concentrándose más en algunos arreglos, la selección de canciones, o en procurar que el disco aúne una serie de ejecuciones con la chispa y magia propias del grupo. En ese sentido ‘The Third’ es un completo éxito, porque se disfruta de principio a final y se pasa en un suspiro. El ser un trío de cantantes siempre ha sido una ventaja para KD&L, porque a la variedad de estilos de su catálogo se suma siempre esa rotación adicional de voces que refresca constantemente los oídos. Así, el delicioso calipso de ‘Baby Bye Bye’ o el r’n’b de ‘It Ain’t No Business’ se alternan con las gloriosas melodías de piezas menos genéricas como ‘Whenever You See Me’ o ‘No Action’, donde florece ese lado pop que es ya uno de los grandes valores del grupo. Precisamente esta última pieza, una maravilla de pop melancólico de ritmo funk (en la línea de la encantadora ‘Messing With My Life‘ de su disco anterior) desvela algunas de las novedades sonoras del álbum: unas guitarras a lo Nile Rodgers y preciosos arreglos de cuerda que acercan la canción al sonido disco.
Conforme se sucede este verdadero carrusel sonoro siguen surgiendo algunas sorpresas más, en forma de nuevas incorporaciones a la paleta de sonidos: ‘Turkish Delight’, otra de las mejores composiciones del disco, combina un encantador ritmo ska con cuerdas casi de orquesta de Hollywood clásico. El ritmo de ‘Whiskey’ lo marca una tabla de percusión india. Mientras tanto, las letras se mueven entre el costumbrismo londinense y los inevitables clichés de amor/desamor, pero también hay espacio para el humor (como en la guasona ‘Bitchin’ In The Kitchen’) y hasta para la reivindicación social… de corte retro, eso sí: En ‘Developer’s Disease’ (“La epidemia de los promotores inmobiliarios”) estos tres hermanos originarios del barrio de Kentish Town denuncian a ritmo de encantador country blues la lenta desaparición de edificios históricos londinenses.
El secreto de Kitty, Daisy & Lewis sigue residiendo en una fórmula más compleja de lo que parece: más allá de ser unos estupendos intérpretes, continuadores de un tipo de música que tendría que haber desaparecido hace décadas pero que se empeña en seguir viva, han logrado ser los herederos principales de esa melancolía única con la que la ciudad de Londres ha revestido desde siempre la música extranjera, desde el calipso emigrado de Lord Kitchener hasta los desenfocados sueños americanos de millares de bandas de skiffle y rhythm and blues durante los 50 y 60, un hilo musical que continuaba en el ska de cielos grises de los Specials y llegó incluso hasta el soul camdeniano de Amy Winehouse. Una melancolía muy hermosa que se percibe en todas y cada una de las piezas de este disco.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Whenever You See Me’,‘Baby Bye Bye’, ‘No Action’, ‘Turkish Delight’
Te gustará si: te gustó el disco anterior o si amas el buen pop revestido de rhythm and blues, ska, country blues…
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