Al final de ‘A Sky Full of Stars’, a la postre una de las 20 canciones más exitosas en todo el mundo el año pasado, Coldplay conseguían un récord de pezones duros. Sucedía cuando, después de soltar toda la artillería pesada de Avicii y prestada de The Edge, Chris Martin cantaba el final «You’re such a heavenly view» y después un casi inaudible «yeah, yeah, yeah, oooh» que desde luego ha cumplido muy bien su función subliminal. Su último sencillo ‘Adventure of a Lifetime‘ usa un truco muy similar. En este caso después de todo un arsenal de bajos y repetición funkies, que a las puertas se queda de constituir el nuevo ‘Get Lucky’, el líder de Coldplay grita -después de algo medio inaudible- unos cuantos «woo, hoos!». Pezones duros otra vez, mientras Jonny Buckland se recrea en su riff.
Pero hay dos problemas: el primero es que es la segunda vez consecutiva que recurren a una estructura demasiado parecida, y el segundo es que ‘A Sky Full of Stars’ funcionaba de manera impecable dentro de ‘Ghost Stories‘ como contrapunto orgásmico para un disco desolado y tristón sobre el divorcio de su principal autor. ‘A Sky Full of Stars’, ese polvo con tu ex o con otra persona tan necesario después de un récord de autocompasión, como lo calificamos en su momento, tenía su razón de ser. Y bien grande. ‘Adventure of a Lifetime’, co-producida por StarGate, funciona muy bien por su cuenta pero no sabemos dónde encajarla de manera tan clara en este disco. Teóricamente estamos ante el reverso alegre de ‘Ghost Stories’, pero ni ‘A Head Full of Dreams’ es tan alegre ni es un digno reverso: más bien una pobre cara B compuesta de descartes.
Coldplay barajaban la edición de este disco desde el año pasado, casi a la vez que el anterior, y en cierta medida es todo un «más de lo mismo». ‘Everglow’, que cuenta con los coros nada menos que de Gwyneth Paltrow, la famosa ex de Chris Martin, es un lamento que habría cabido en el álbum de 2014… de haber tenido la intensidad que hacían de ‘Always in my Head’ y sobre todo ‘Oceans’ canciones tan emocionantes.
Después, están las composiciones que pretenden llevar a Coldplay a terrenos más alegres y festivos. El álbum se abre con el corte titular y Chris Martin canta que quiere «aterrizar en un mundo nunca antes visto», pero sí lo hemos visto y muchas veces. Estamos ante un cruce entre ‘Love is in the Air’ y ‘Where the Streets Have No Name’ con un puntito africano; de la misma manera que ‘Birds’ parece alternar ‘Walking on Sunshine’ con un hit de los Strokes tipo ‘Under Cover of Darkness’ en su intensidad final. Si a eso sumamos que ‘Hymn For The Weekend’ parece ‘Just Give Me a Reason’ de P!nk o una composición de Sia (y no por contar con Beyoncé), que ‘Fun’ con Tove Lo podría ser una balada del triunfito de turno, que la balada retro ‘Amazing Day’ está sólo medio llevada a los 50 y que ‘Up & Up’ es una mezcla de los Primal Scream más góspel con el ‘Price Tag’ de Jessie J (!), no parece que Coldplay hayan trabajado demasiado en la originalidad o la entidad de este disco.
Ellos son chicos listos. Cuando les va medio mal se plantan en X Factor por Navidad, hacen un vídeo con Rihanna o idean un remix con alguien tipo Jay Z. Y esta vez quizá puedan hacer un milagro de los suyos con alguno de los «featurings» mencionados o con la contagiosa y modernilla -gracias a ese repetitivo coro tratado- ‘Army of One’, que además trae digno track sorpresa. Pero, independientemente de sus logros comerciales, si de verdad van a despedirse con este disco para siempre o por una buena temporada, es una pena que 1) lo hagan con el que probablemente sea el material más mediocre de su carrera y 2) con un disco que no vaya a ser capaz de hacer a nadie recapacitar sobre lo infravalorado que estaba ‘Ghost Stories’.
Calificación: 5,5/10
Lo mejor: ‘Adventure of a Lifetime’, ‘Army of One’
Te gustará si te gustan: hasta ‘X&Y’ y ‘Myxo Xoloco’