Aunque parezca difícil de creer, la ingenua fantasía proletaria del «sueño americano» continúa alimentando las ficciones de Hollywood. ‘Joy’ narra la historia ejemplarizante de siempre: una madre coraje que, gracias a su talento innato y voluntad de hierro, es capaz de sortear todos los obstáculos familiares y sociales que se le pongan por delante y, cambio de look mediante (corte de pelo y gafas de sol), convertirse en una exitosa mujer de negocios.
El cada vez menos interesante David O. Russell (¿de verdad este es el mismo director que hizo ‘Tres Reyes’?) vuelve a confeccionar un traje a la medida de su modelo favorita: Jennifer Lawrence. Tras ‘El lado bueno de las cosas‘ (2012) y ‘La gran estafa americana‘ (2013), ‘Joy’ es un nuevo escaparate para que la actriz se luzca con uno de esos personajes a lo Erin Brockovich que tanto gustan. Ya tiene una nominación a los Globos de Oro y la del Oscar parece segura. Detrás de ella, muy, muy al fondo, se ven otros actores famosos: Robert De Niro, Bradley Cooper, Isabella Rossellini… Pero podrían ser cualquiera. Su relevancia en la película es la misma que la de los últimos veinte años de carrera de De Niro: ninguna.
‘Joy’ está inspirada en la vida de la «reina de la teletienda» Joy Mangano, una señora que inventó una «fregona revolucionaria», la Miracle Mop, y se hizo rica. Pero tal como está contada la película, la biografía de esta buena mujer parece una simple excusa para construir una trama ligera y tontorrona que, tras adornarla con un envoltorio atractivo a base de canciones conocidas (de Frank Sinatra, Bee Gees, Elvis Presley, The Rolling Stones, Nat «King» Cole…), personajes con un punto excéntrico, un estilizado diseño de producción, una steadycam que no para de dar vueltas, guiños a la cultura popular (telenovelas como ‘Falcon Crest’ o ‘Dinastía’), feminismo de andar por casa y un tono entre cómico y dramático, se pueda vender como lo haría la propia Mangano: como un producto de teletienda que parece mucho mejor de lo que realmente es. 5.