A finales de 2015 fuimos invitados a ver en un cine de Madrid la nueva película de El Guincho, construida en torno a su nuevo disco ‘Hiperasia’. Se trata de su primer álbum desde ‘Pop negro’ (2010), lanzado al margen del CD y del vinilo a través de un formato «ponible». Una pulsera o bien una sudadera diseñada por Wellness te permiten disfrutar de esta experiencia audiovisual y entrar en un mundo abierto al que después se han ido sumando canciones inéditas y que aún no está cerrado. Semanas después de contaros cómo suena ‘Hiperasia’, pudimos hablar con Pablo Díaz-Reixa en un tranquilo bar de Madrid frente a las oficinas de su sello en España, Everlasting.
El disco se ha retrasado muchas veces, primero iba a salir en diciembre, luego en enero y después en febrero. Al final se puede decir que has estado seis años sin disco.
Me entero por ti de que el disco sale tan tarde. Ha habido tantos cambios… son muchos socios y sellos en muchos países. Mi anterior disco salió en septiembre de 2010 y la gira terminó en 2012. Entre medias, estuve currando con Björk en ‘Biophilia’, produje a Los Punsetes, Extraperlo… Al final de la gira ‘Pop negro’ mi madre enfermó, intenté compaginarlo un poco, pero era imposible. Opté por un semi retiro para apoyarla, hasta finales de 2013 en Gran Canaria. Allí hice lo de Tranc.es y en 2014 planteé venir a Madrid a grabar. Descarté material, empecé de nuevo el proyecto. Everlasting me cedió el ático abandonado de sus oficinas y lo arreglé. Con un ingeniero, Brian Hernández, lo reformamos. Me llevó un año y poco. Entre medias, produje el cuarto disco de Los Punsetes.
¿Cómo surgió la colaboración con Björk, ya que la mencionas?
La primera noticia que tuve del proyecto fue cuando estaba de gira por Australia. Me llegó un mail de su mánager bastante explícito «¿tú quieres trabajar en ‘Biophilia’?… (NdE: interrumpe el camarero).
¿Trabajaste con ella mano a mano?
Sí, sí, claro. Había más gente, mucha gente, muchos productores. Aparte de Damian Taylor que supervisaba todo, había muchos beat-makers. Yo manejé material de otros productores y otros productores aprovecharon material mío. Fue muy colaborativo aunque la productora… (NdE: interrumpe el camarero)
¿Cuánto tiempo estuvisteis trabajando juntos?
En Nueva York estuvimos bastante tiempo, pero en realidad el proyecto me llevó más rato. En Barcelona también trabajé. Al volver fue cuando entendí el proyecto. Di palos de ciego antes de hablar con ella in situ y entender lo que quería, que me costó, al principio hice beats malísimos, y al final quedó una colaboración de puta madre.
Ella es la productora principal, ¿no?
Ella tiene muy claro lo que quiere. No se enfanga en ProTools. Es como la productora , también ejecutiva, A&R, es una directora artística… lo estoy explicando mal, es más que todo esto. Tiene en mente todo, a 360º, el formato, la imagen, el vídeo… Es súper buena en buscar la persona adecuada para cada cosa alrededor del mundo.
¿Os daba pautas o teníais libertad para aportar ideas?
Teníamos libertad. Nos alquiló en Williamsburg un estudio y no venía. Allí estábamos Damian y yo. Escuchaba material, pero tampoco te ponía ningún límite, no te oprimía. Te daba pautas abstractas y luego iba encanjándote en la idea que ella tenía del proyecto.
¿Cómo es el acceso a ella después del proyecto? ¿O ya tienes que contactar con su mánager?
No, yo hablo con ella directamente. Es un mito, claro, pero es una tía que cocina de puta madre, por ejemplo, súper hospitalaria.
«Sé que suena raro pero Björk es una tía normal»
¿Qué te puede cocinar?
(se ríe) Cocina pescado muy bien, es una madre, es una piba muy fresca con la que puedes salir a tomar algo. Sé que suena raro pero es una tía normal.
En una parte del disco dices que has estado dos años y medio muy mal.
Sí, en ‘Muchos Boys’. Digo «sumergido en lo más chungo». Mucha gente me está diciendo que las letras son duras, pero uso las letras de forma táctica. El proceso de composición siempre es penoso: estás solo, tienes altos y bajos y descubres momentos de ti mismo interesantes para una canción. Te enfrentas a lo que tú eres. No son letras confesionales o purgatorias, sino que las uso para que sean efectivas para generar emociones en según qué parte de la canción. Puede que hable de mí o puede que no, no es lo interesante del texto, sino lo que te hace sentir. Hay como un proceso de redención hacia el final de la canción, que es donde está la frase. La uso más en ese sentido que para sacar fantasmas.
«El segundo disco es el pop, un género para mí ajeno y extraño. Para mí es exótico hablar de pop»
Para mí tus letras siempre han estado segundo plano, pero tú insistes en que las letras son súper importantes, y en la película están incluso subtituladas… aunque resulta que no son siempre autobiográficas.
El texto tiene mucho valor aparte de la autobiografía, hay otras cosas interesantes en la literatura. Hay otras cosas como el ritmo, las palabras alternadas con la música… En mi primer disco eran textos más ingenuos. El segundo disco es el pop, un género para mí ajeno y extraño. Para mí es exótico hablar de pop. La temática más grande del pop es el amor, el desamor, el amor adolescente no correspondido. Es un material potente para afectar a la gente. Uso las letras para que te afecte, hagas clic y lo relaciones con la música de una manera u otra: que o bien sea lo mismo o bien que se enfrente. Incluso dentro de la misma canción. En ‘Hiperasia’ pasa mucho que al personaje le pasan putadas, tiene momentos bajos y una voz se ríe de eso todo el rato. Musicalmente hay un centro en mono bastante seco y luego hay momentos que molestan en estéreo. Y quería traducir eso a texto. Para mí así se entiende mejor la obra, como que la cierra. El texto te ayuda a entender la producción.
¿Tienes escritores favoritos que te hayan influido?
Sí tengo escritores favoritos pero no son la base de los textos. Los uso como táctica, intento que tengan una efectividad en la canción. Tengo la idea «quiero hacer una canción así», pienso el tema que puede tratar, e intento que las palabras sean punzantes, busco que el ritmo de las palabras mole. Necesito que sonido y letra encajen bien. Incluso ciertas frases más potentes las descarto porque no van bien con la canción.
«También en los sonidos hay sentido del humor. En todos mis discos busco ese giro cómico»
Pues hay una sonoridad bastante brutal de vez en cuando en frases como «tu cara de hija de puta». ¿Hay sentido del humor en este tema, ‘Pelo rapado’?
Claro, yo entiendo que hay siempre sentido del humor en todo lo que hago. Es saludable. Igual no se entiende. O igual la gente se identifica. También en los sonidos hay sentido del humor. En todos mis discos busco ese giro cómico. ‘Pelo rapado’ es una de las primeras canciones de este disco que escribí en Madrid, si no la primera. Estábamos cenando en el chino de Plaza de España, muy conocido. Un tío me intentó quitar el móvil, pero enseguida vio que no daba la situación, y estuvimos hablando. Me sugirió el sample, que no voy a decir de dónde viene. Es de un grupo que habla de una situación parecida a esta, y de ahí surge esa canción.
Vichy lo rimas con Gucci, es como cuando los raperos americanos empiezan a soltar marcas. ¿Está influido el disco por el rap?
¿Por el rap? Venía de hacer un disco tan de género… de pop, que quería hacer un disco de sonidos, partir de un hallazgo técnico más que de géneros como rap, jevi, reggaetón, industrial. Siempre intento hacer música que se pueda bailar. Me gusta fijarme en productores de baile. Desde que yo empecé, muchos productores -también en el hip-hop del este sobre todo- han transgredido la idea de que el universo de la canción esté en mono, en seco. Todos los productores de ahora mojan el groove, meten mogollón de capas y efectos y tendemos a pensar que producen versiones más sofisticadas del estilo. Yo intenté hacer lo inverso. Lo otro me pareció interesante y lo disfruté, pero ahora quería poner el elemento central en mono, y añadir cosas que no tienen el favor del público. Músicas como el primer hip-hop, industrial, etcétera. Esto era mi idea más que «me encanta el rap americano». No pienso en esos términos. Veo de dónde viene tu reflexión, y escuchando el disco en el cine, entendí por qué la gente piensa así, pero no es mi proceso mental.
Lo mismo con el trap, supongo… ¿Has escuchado mucho trap?
Claro, claro, escucho mucha música. Depende de dónde te has educado. Mucha gente viene del indie, y el trap es algo en lo que no han buceado, les parece exótico, pero eso tiene códigos que vienen de otros sitios que a mí me interesan más específicamente.
Parece lo natural que trabajes con La Mala, que ha trabajado con Steve Lean. No sé si le conoces.
Me gusta mucho, es un buen productor.
Y ella añade, como tú, su idiosincrasia, el punto R&B, el acento… Está abierta a nuevos estilos, sonoridades…
Con María estuvimos hablando hace tiempo ya. Empezamos a hablar, le mandé beats… El de ‘Cómix’ se lo había mandado para ella. Al final se me ocurrió toda la idea de la canción y le dije: «Molaría mucho que añadieras un verso que cerrara un poco»… Entiendo a los periodistas y el análisis que hacéis es valioso. Tú dices «normal que hayas trabajado con ella», pero el curso de las cosas es normal y espontáneo. Me encanta ella, su personalidad, cómo lleva su carrera y la admiro. Estábamos hablando y para mí fue una cosa espontánea.
«‘Mis hits’ ayuda a entender el chiste del disco»
‘Mis hits’ me gustó mucho, pero no va a haber vídeo, ya no es la canción importante, ahora las importantes son ‘Cómix’ y ‘Pizza’…
No era ni el single para mí, son temas de las catacumbas de las discusiones… Pero me gusta mucho, creo que ayuda a entender el chiste del disco.
Y lo explica…
Sí, de algún modo. Estoy de acuerdo. Puede haber un vídeo. Mi idea es que siga habiendo más material audiovisual.
¿De quién es la voz del principio?
Es un sample de un breaker chileno de los años 80. Es de un documental sobre breakdance chileno.
«Mis discos en estéreo han sido un espacio de placer, de gustito, y ahora quería utilizar el estéreo de otra manera, como para molestarte. Es como un autoboicot todo el rato»
En ‘De bugas’ la voz es tuya, aunque no lo parezca…
Ya, pero soy yo. La voz está tratada en el disco de una manera. Es lo de colocar algo en el centro que te decía, un 808, una voz diciendo algo fuerte, una Tempest, una caja de ritmos con filtro, algo seco en el sentido más amplio de la palabra. Mis discos en estéreo han sido un espacio de placer, de gustito, y ahora quería utilizar el estéreo de otra manera, como para molestarte. Es como un autoboicot todo el rato. Como cuando ha venido el camarero. Es un momento guay. Es algo que nos incomoda a los dos, pero renueva la conversación, cambiaste la pregunta. Refrescó la conversación. Eso también pasa en música. Un elemento viene a joderte la escucha, renueva la escucha dentro de la misma canción y de repente vuelves a prestar atención a la propia canción.
El tratamiento de la voz sería el centro.
Sí, sí, el tratamiento de la voz y todos los personajes que hay dentro de las canciones. Hay otras voces en otros planos con otras texturas modificándote la escucha.
«No era una música destinada a vender tanto», empieza diciendo una canción. ¿Es una broma sobre tu propia carrera?
Sí, sí.
¿Y ya está?
Y ya está.
Tu música habría podido vender más, también vender menos. De hecho, hay una contradicción entre esa frase y otra «no sé cómo ha vendido tanto este canario» de otra canción. ¿Estas dos canciones van en la misma línea?
Hay una burla de la profesionalización de esta música tan… particular. Toda mi carrera se ha construido a partir del rechazo. Me cuesta más encajar un elogio que una mala palabra porque es como se edificó mi carrera. Ahora en 2015 las cosas son muy diferentes y es más fácil entender a un músico español viajando y llevando una carrera. Pero cuando empecé con Félix (Discoteca Océano) en 2007 era un ente extrañísimo no solo para nosotros sino para las discográficas que me acogían: «Un tío cantando en castellano en mi catálogo». De hecho, no se ha vuelto a dar, que es lo penoso. Hay una reflexión de todo eso, pero es una burla. No es una crítica encendida.
«(En el disco) hablo de mi carrera desde el punto de vista capitalista pero riéndome de eso. Me parece interesante como material cómico»
¿Ni victimista o pesimista? Hay un momento también «son muy pocos los que no me fallan», cuando en la prensa siempre has tenido buenas críticas.
Sí, pero no hablo tanto de la prensa sino de mis experiencias personales. El disco habla mucho del punto de vista de empresa. No hablo tanto de mi relación con fans o con los periodistas, que es una parte que ni para bien ni para mal, no es que no me haya afectado, sino que ni me la planteo. Hablo de mi carrera desde el punto de vista capitalista, si quieres, pero riéndome de eso. Para mí es una sorpresa que me dedique a esto nueve años después de mi primer contrato. Me parece interesante como material cómico.
¿Qué tipo de público tienes, en el plano internacional?
Mi carrera se construyó improvisando de fuera hacia dentro. Yo tenía la voluntad de que la gente que encuentro por la calle tuviera interés en lo que hago, pero no puedo ser ingenuo: he tenido más interés fuera que en mi país, para bien o para mal. Hay algo que vincula a todo el pequeño público que tengo en cada país y es el ritmo. Sean españoles, chinos, tailandeses, brasileiros… hay un punto en común y lo ves. Cuanto más me acerco a eso, más veo que se disfrutan los conciertos. Cuanto más me acerco a la canción clásica, se crea más distancia con la gente.
«Hay algo que vincula a todo el pequeño público que tengo en cada país y es el ritmo»
Pues eso es bueno para abrir público…
Me programaban en festivales de world music, pero no pintaba mucho y el público me lo hacía ver, pero los promotores veían ese poso. A veces funcionaba, ¿eh? Que me pongo un poco tremendo. El ritmo es algo mucho más primitivo, va más allá de las texturas de la música.
En el disco hay partes de soul y góspel, hay jungle, drum&bass. ¿Algo se ha quedado fuera que no encajara? ¿Qué hay descartado?
Sí, hay bastantes temas mezclados que no han salido pero que se publicarán dentro del mundo web. Tengo amigos músicos cercanos que ya me decían incluso con ‘Pop negro’ o ‘Alegranza’: «¿por qué no metiste esto, que molaba mucho más que otras seis canciones que sí has metido?». Siempre intento meter las canciones que encajan dentro de una idea, porque para mí es lo importante. La mayoría de la gente escuchará uno o dos temas, pero quiero que el que lo escuche y quiera entrar al disco, no tenga la sensación de que le han engañado. Que haya algo con una idea súper fuerte detrás, con unos límites, que se perciba así. La música que me afecta, que me ha inspirado es esa, la que te ha dicho cuáles son los límites, a nivel de sonido, de textos… Algo bien cerrado. Los músicos que a mí me gustan tienen eso e intento hacer lo mismo.
Me has dicho al principio que no sabías cuándo salía el disco.
No lo sé.
¿Qué haces en tu día a día para no enterarte de cuándo sale tu primer disco en seis años?
Estoy muy implicado en la parte de tecnología, que ha sido un dolor de cabeza para la discográfica, y que llevo dos años rumiando. Hay un montón de cosas que a la gente se le escapan que hay que hacer. Hacer que todos los chips funcionen, las herramientas del lanzamiento… El calendario se lo dejo a los profesionales. Y siempre estoy grabando material nuevo.
¿Qué estás grabando ahora mismo?
También material extra para la web, música con otros alias…
Interpretas ‘Alegranza’ como tu primer disco. Siempre que decimos que ‘Pop negro’ es tu segundo disco alguien nos corrige.
Bueno, para mí ‘Alegranza’ es mi primer disco, en plan profesional. Antes de ‘Folías’ hubo otras cosas que edité y la gente ni se enteró.
¿No te has planteado reeditarlo? ¿No te gusta?
Me gusta pero no me gustan las reediciones. Me gusta que el material se pierda y que el que lo quiera recuperar que lo busque como yo busco otra música.
¿’Folías’ podría ser como una mixtape?
Sí, podría ser.
Finalmente, casi no te he preguntado casi por la peli. ¿No rodaste nada para la película?
No, no, no.
¿No has cuidado vestuario y personaje? Que se pareciera, te identificaras, etc.
El vestuario y el personaje sí. A mí la película me flipa. Borja Rosal tiene el mérito, me dijo que podíamos hacerlo con Tomás Peña y con Manson. Conocía su trabajo, pero a priori tenía otra idea, y cuando Tomás, que lo conozco de hace un mes, presentó la idea, enseguida compartimos códigos. Me ha hecho ver el disco otra vez de la manera en que yo lo veía cuando lo escribí. Cuando grabas un disco, hay momentos en que lo odias porque lo escuchas, estás harto, pasas mucho rato ahí. No le ves la gracia a nada. Y al ver en Barna la peli entera, vi cosas del disco que no recordaba y dices «esto es valioso». Me lo ha hecho ver Tomás. Incluso pilló mejor que yo el disco.
¿Cuál te gusta más como quedó?
‘Abdi’, ‘Zona wi-fi’, ‘Stena Drillmax’… son las que más me molan.
¿De la peli?
Me encanta ‘Parte Virtual’, ‘Sega’, ‘Zona wi-fi’… Si has visto toda la peli me encanta la historia, cómo la termina Tomás.
¿No te ha dado un poco de pudor verte todo el rato en la película como personaje único? Igual estoy malacostumbrado al típico indie de España con un punto de timidez.
Pensaba que me daría, pero no. No me da manía, tampoco tengo querencia por que salga mi cara en ningún sitio, pero asumo que es parte de este curro. Hay un montón de cosas que te pueden resultar desagradables, pero merecen la pena porque te permite trabajar de esto, que me encanta, es una maravilla y estoy contentísimo. Hay cosas por las que tienes que pasar. Es el precio que tienes que pagar para llegar a esto.
Foto: Adrià Cañameras.