‘Post Pop Depression’ es un gran título para un artista que lleva décadas en activo. Podría ser el título del disco de Madonna después de leerse los comentarios del vídeo de ‘Bitch I’m Madonna’ en Youtube, el de U2 después de comprobar cómo Coldplay cuelan una cosa tan mediocre como ‘A Head Full of Dreams‘ como superventas en todo el mundo, el de Janet Jackson después de suspender una gira europea entera sin apenas generar titulares o, de manera más pertinente, el de esos Field Music que hacen buen pop de influencias setenteras sin apenas generar «streamings» ni «best new musics».
Naturalmente, tiene mucha más gracia todavía que sea Iggy quien haya llamado este disco de esta manera porque es él y no otro el que se «apellida» Pop y el que además se enfrenta a su primer álbum de estudio después de que en este mundo ya no estén ni Lou Reed ni David Bowie. ‘Post Pop Depression’ lidia con la muerte y el fracaso -ya sabéis, Iggy Pop maltratado por Justin Bieber– a través de muchas de sus pistas, especialmente ‘American Valhalla’, donde indica que «la muerte es una píldora difícil de tragar». ‘Vulture’ habla de los «buitres» que acechan a ambos lados de la carretera para que su vida termine cuanto antes; ‘In the Lobby’ habla sobre la fama, los fans y la obsesión con ser visto en las redes sociales desde un punto de vista crítico, dejando frases como «¿cuál es el problema si desaparezco? / espero no perder mi vida esta noche» y concluyendo algo así como «he seguido los pasos de mi sombra, hasta alejarme de la luz, donde nadie pueda verme»; y ‘Chocolate Drops’ no puede ser más ilustrativa en su tratamiento de la decadencia y el ánimo para seguir adelante: «cuando caes a lo más bajo, estás cerca de la cima, la mierda puede transformarse en gotas de chocolate».
Esta fea última frase sirve para situarnos en el disco musicalmente. ‘Post Pop Depression’ no es un disco reflexivo, calmado, como pueden ser los últimos de Leonard Cohen. Contiene la suficiente rabia dentro como para comenzar con una amenaza llamada ‘Break Into Your Heart’ y terminar con una canción más rabiosa todavía, ‘Paraguay’, en la que tras plantear su deseo de alejarse del mundo («no sentiré ningún miedo / lejos de aquí»), revela que se va a vivir «bajo los árboles, con criados y guardaespaldas que [me] quieran, libre de críticas». «Es vuestra culpa, voy a ver si me curo» son sus últimas palabras después de haber soltado un par de tacos.
Está claro que el pacífico Patrick Leonard, tan vinculado a Cohen, no ha co-escrito nada de esto y el último Tony Visconti no lo ha producido, sino que lo ha hecho Josh Homme de Queens of the Stone Age, quien tampoco ha llevado el largo a los terrenos más agresivos de su banda o Eagles of Death Metal, pero sí lo ha insuflado de energía junto a su compañero en QOTSA Dean Fertita y el baterista de Arctic Monkeys Matt Helders. El objetivo está claro porque hasta hay un tema llamado ‘German Days’ que recuerda los puestos de comida rápida «Schnellimbiss»: revisitar los discos de Iggy Pop producidos por Bowie en los 70, ‘The Idiot’ y ‘Lust for Life’, que además están nutriendo su repertorio en directo actual, algo que se ha conseguido especialmente en la producción de las voces (¡ese arranque de ‘Paraguay’!), realmente sacadas como de aquella época, anteponiendo además la faceta «arty» de ‘Sister Midnight’ al punk más conocido de la célebre ‘Lust for Life’, que fue co-escrita y producida por Bowie en Berlín.
Aunque los resultados no sean tan sobresalientes como antaño -los «tra-la-las» con que casi culmina el álbum no son precisamente los de ‘The Passenger’- ‘Post Pop Depression’ sí es un buen álbum de art-rock setentero en el que ‘Gardenia‘ ejerce de aceptable single de presentación, ‘American Valhalla’ y ‘Chocolate Drops’ cuentan con grandes percusiones y/o campanas que podrían haber aportado los Blondie de finales de los 70 y principios de los 80, y ofrece temas tan bien rematados como ‘Sunday‘. La mejor canción del disco es menos personal, es una crítica al modo en que occidente explota a las clases medias, que se conforman con la llegada de su día libre de la semana creyendo que así serán más libres. ¿Su gran hallazgo? Su rabiosa guitarra en las estrofas culmina con un delicado vals que convierte el destino de la canción en un remanso paradójicamente igual de «confortable» que un domingo en el sofá. La prueba viviente de que el artista aún tiene cosas que decir.
Si es verdad que este será el último álbum de Iggy Pop porque a partir de ahora se centrará en los directos, como dice en las entrevistas, es una pena que muestre a un Iggy Pop demasiado a menudo huidizo y pesimista en lugar de al que se rebela, nos divierte en vivo o acepta anunciar Schweppes y dejarnos un divertido rato en El Hormiguero, pero igual es lo que nos merecemos por los tiempos que corren. Lo importante, en cualquier caso, es que el mal sabor de boca de título y muchas letras nunca se debe a lo artístico.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Sunday’, ‘Gardenia’, ‘Break Into Your Heart’, ‘Chocolate Drops’
Te gustará si te gustan: los temas de Iggy Pop y David Bowie, Field Music
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