Kanye, no tengo 20 dólares, que es el precio al que has sacado a la venta tu nuevo disco, ‘The Life of Pablo’, en tu página web (aunque dijiste que no lo harías). ¿Por qué lo has puesto tan caro? ¿No quieres que la gente se lo compre? ¿Es para que tu público se suscriba finalmente a Tidal, donde puede escuchar el mismo álbum y muchísimos más por 20 euros… al mes? ¿Te da miedo que tus fans enloquezcan y saturen tu web? ¿Crees que tu obra maestra vale, de hecho, más? Curiosamente, es el mismo precio con el que sacaste tu disco a la venta en Tidal hace unos meses antes de retirarlo y subirlo únicamente a streaming, al tiempo que retomabas su creación para hacerle algunos cambios, inventando el disco vivo por el camino. Pensé que es que te lo habrías pensado mejor… pero no. 20 dólares. 18 euros. Ni más ni menos.
Siempre he atendido con estupefacción a los precios de la música digital, por ejemplo en iTunes, Amazon o, en menor medida, Bandcamp. En principio, liberada de los gastos de manufactura y distribución que suponen la producción de un disco físico, la música digital debería ser más barata. Al fin y al cabo, no es tangible sino que existe en una nube. No hay caja, no hay libreto físico, no hay CD, solo dígitos invisibles. ¿A razón de qué ‘25’ de Adele vale 12 euros en iTunes? ¡En Fnac está a 15! La diferencia de tres euros es, cuanto menos, chocante. ¿Qué formato escoger?
No es una opinión compartida solo por la gente de a pie. En 2011, cuando Amazon vendió ‘Born This Way’ de Lady Gaga a 99 céntimos de dólar (Amazon pagó la diferencia, algo similar al reciente acuerdo entre Rihanna y Samsung), la cantante aseguró que no le molestaba la decisión porque «un disco digital no debería valer más de 99 céntimos». «Es invisible, está en el espacio», decía; si eso, aplaudo que una empresa como Amazon compare el valor de la música digital con el de la copia física y dé a todo el mundo la oportunidad de comprar música».
Evidentemente, hay dos factores enfrentados en relación a este asunto, estos son, la calidad por un lado y la comodidad por otro. Quien prefiera la calidad y el vigor real que ofrece un producto musical, escogerá el CD; quien, por su parte, no note tanta diferencia entre la calidad que ofrece un disco físico y la que ofrece iTunes, o le dé igual, optará por la conveniencia del formato digital. Ambas opciones son perfectamente respetables y tienen su propio espacio en la industria. ¿Pero el precio de ambos productos no debería ser más acorde con lo que son, en lugar de prácticamente iguales? ¿O es que la comodidad vale lo mismo que un producto físico?
A pesar del auge de la música digital, aunque no lo parezca se siguen vendiendo discos. Sin duda, la industria ha encontrado un balance saludable entre sus ventas físicas y digitales. Si la gente dejara de comprar discos porque el formato digital es mucho más barato, no es descabellado asumir que la industria de la música sufriría un descalabro importante. El similar precio con el que se venden ambos formatos tiene sentido. Pero 20 dólares por un disco digital… Sabíamos que Kanye estaba un pelín desconectado de la realidad, pero no tanto. Lo siento, Kanye, pero no pienso comprar tu disco por muy bueno que sea. No tengo 20 dólares.