Es un clásico de la historia del pop. De la fricción, de las situaciones difíciles, a veces surgen las mejores obras. Desde luego, en el caso de los suecos Peter Bjorn and John y el séptimo disco de su carrera, este ‘Breakin’ Point’, parece cumplirse esta máxima. Tras un periodo de crisis creativa, con decepcionantes sesiones de grabación que no eran lo que el grupo esperaba, la tensión en el trío fue tal que estuvo a punto de costar incluso la desaparición de la banda, como ellos mismos han reconocido. Por fortuna, se tomaron un respiro y decidieron retomar la composición forzándose para escribir las mejores canciones pop que fueran capaces, buscando colorido e inmediatez, como nos contaba hace poco el propio Peter Morén.
Precisamente, dejando atrás las variaciones y experimentaciones con su propio sonido de álbumes como ‘Gimme Some’ y ‘Living Thing’, si algo sobresale descaradamente en ‘Breakin’ Point’ son sus canciones, volviendo claramente a la línea en la que se movían en el origen de su éxito, ‘Writer’s Block’. Incluso a pesar de que se han rodeado para su producción de algunos de los más reputados nombres del mercado: Paul Epworth (Florence And The Machine, Adele, U2, Paul McCartney), Greg Kurstin (Sia, Adele), Emile Haynie (Lana Del Rey, FKA Twigs, Kanye West) y Pontus Winnberg (Miike Snow) se han repartido el trabajo.
No cabe duda de que, en esas manos, el aspecto técnico y sonoro del séptimo álbum de Peter Bjorn and John es verdaderamente espectacular. Pero nada como la retahíla de estribillos inapelables que pueblan todo ‘Breakin’ Point’. Tanto si les da por el disco adulto (en la inaugural ‘Dominos’ o la funky ‘It’s Your Call’), como por el electropop más (‘Love Is What You Want’, ‘Hard Sleep’) o menos (‘What You Talking About‘, ‘In This Town’) épico o por el pop de guitarras y cuerdas al que tan buenos réditos sacaran en su día Shout Out Louds (‘Do-Si-Do’, con su encantadora cita a ‘Eleanor Rigby’ -es curioso lo que la voz de Peter Morén recuerda a la de John Lennon-), lo que refulge en todo momento son las melodías. Escuchándolas, una idea es clara: estas canciones funcionarían de cualquier forma, tanto si fueran tocadas con un pequeño Casio doméstico como por una orquesta filarmónica. No hay nada superfluo ni sobrante en su duración, es todo crema. No hay filler que valga y, de hecho, es uno de esos discos de los que cada cual toma sus propias favoritas. Las mías, por ejemplo, son esas enardecedoras y de aires retro ‘A Long Goodbye’ y ‘Nostalgic Intellect’ (con esos coros tan The Mamas & The Papas) que resultan decisivas en el núcleo central del álbum.
‘Breakin’ Point’ no cambiará el rumbo de la música popular ni, presumiblemente, aparecerá en las listas de los mejores discos de la presente década. No supone ninguna revolución ni tiene letras que marquen tu vida para siempre. Pero tiene unas canciones como montañas, que conforman un conjunto infalible, de esos a los que asirse cada vez que uno necesita algo de intrascendencia, simple disfrute. Esa, al fin y al cabo, es la esencia del pop.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘A Long Goodbye’, ‘Nostalgic Intellect’, ‘Dominos’, ‘What You Talking About?’
Te gustará si: te apetece un cóctel de The Shins, Prince y The Beatles.
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