El Santander Music Festival comenzaba en la noche del jueves con mucha intensidad y no en el lado de lo musical. La cancelación de Bunbury sorprendía a todo el mundo y, además, a eso de las siete de la tarde, caía un chaparrón de lluvia que hacía pensar que el festival estaría casi vacío, pero finalmente, con sus abonos casi agotados, no fue así. Lo mejor de este festival es el tamaño: pequeño y tan sólo con dos escenarios, el principal, donde tocan todas las bandas, y el secundario, donde pinchan los distintos DJ’s entre conciertos, lo cual resulta muy cómodo. Cuando termina una banda, caminas unos metros y te pones a bailar, y así una y otra vez. Todo está muy a mano.
La tarde en la Península de la Magdalena comenzó con el directo del trío Papaya, una banda no muy conocida por el público en general pero con un gran sonido, mucha fuerza y, sobre todo, mucha actitud y mucho desparpajo. Yanara Espinoza lidera esta banda de una forma sencilla, humilde y, por lo tanto, efectiva. A pesar de ser el primer grupo y de que la lluvia acababa de parar, había un número considerable de personas delante de su escenario. Interpretaron íntegramente su primer largo, ‘No Me Quiero Enamorar‘, realizando interesantes acotaciones a algunas canciones como ‘Obsesiones’ (“todos deberíamos evitar las obsesiones”, dijo Yanara en su presentación) o ‘Minutos’, que compuso en Gran Canaria y que habla de «cuando eres feliz y pasan las horas y crees que tan sólo han pasado tres minutos”. Haciendo referencia a la cancelación de Bunbury, como “había tiempo”, pudieron interpretar dos temas más, si no me equivoco inéditos. ¿Lo mejor de esta banda emergente? La humildad y la gratitud, Yanara no dejaba de agradecer al público y al festival que hayan contado con ella para estar ahí. Un concierto optimista en el que interactuaba con el público. ¿Lo peor? Que quizá hubiese estado más lleno de no ser por la lluvia.
En el escenario secundario pinchaba Paula Quintana DJ, que durante toda la noche puso una selección de temas pop que fueron de la esfera estatal, con ‘Feature Film’ de Cineplexx, ‘Neoliberal’ de Franco o ‘Cumpleaños Total’ de Los Planetas, a la internacional, con ‘Connection’ de Elastica, ‘Disco/Very’ de Warpaint o ‘Take My Side’ de Will Butler. A medida que pasaban las horas, se marcó temas más bailables y fáciles como ‘Electric Feel’ de MGMT o ‘Go’ de The Chemical Brothers.
Zahara, que reemplazaba a Bunbury como cabeza del escenario principal (matizamos que no es que le pusieran a ella en su lugar sino que, simplemente, la organización adelantó los conciertos) dio un buen concierto, lo que no quiere decir que fuese entretenido. Su actuación fue muy intensa, y su naïve pop encandiló a sus fans (había bastantes grupos que llevaban la peluca rubia como en el reciente clip de ‘Caída Libre’). Aunque arrancara haciendo un guiño a sus inicios con ‘Tú Me Llevas’ y ‘Funeral’, el show reservaba su cierre y momentos álgidos para los singles de ‘Santa‘, con una ‘Caída libre’ que, de forma divertida, dedicó a Yola Berrocal porque, “aunque no ganó Supervivientes, es la mejor”. Culminaba el concierto con ‘Crash’ y ‘El deshielo’, que cantó casi a capella junto con un público que conocía su letra íntegramente. El concierto resultó algo monótono, algo aburrido en su pulcritud, si bien el horario, no muy tardío, jugó a su favor. Sin embargo, las tablas de Zahara y el detallazo de agradecer el esfuerzo tanto a todo su equipo de dentro y fuera del escenario como a sus fans y a la propia organización del festival, que asistía al show cantando desde el lateral, logró rebajar la falta de sal de algunos momentos.
Second siguió la misma línea de Zahara, es decir, un concierto correcto, buen sonido, buena puesta en escena, pero cero interacción con el público, cero diversión y cero espontaneidad. El grupo murciano recordó que era la segunda vez que tocaba en Santander, y que la primera vez lo hizo en una sala muy pequeña, por lo que estaban encantados de poder estar en el festival. Centraron su directo en su álbum del pasado año, ‘Viaje iniciático‘, con sus fans rendidos a canciones como ‘Esto es el principio’, ‘Primera vez’, ‘Pueblo submarino’ o ‘Nivel inexperto’, si bien lo más celebrado fue la recta final con sus hits de siempre ‘N.A.D.A.’, ‘Rodamos’ y ‘Rincón exquisito’. Lógicamente, para sus fans fue un gran concierto, pero para quien observa a la banda española desde un punto de visto más distante, no hicieron nada sorprendente sobre el escenario que le sacara de la indiferencia.
El siguiente concierto, y último de la noche, fue el de la banda madrileña Hinds que, como Papaya, alcanzaron el mérito de ser las mejores de la noche gracias a su desparpajo y sus ganas de animar al público, ya desde la misma apertura con su divertida version de ‘You Sexy Thing’ de Hot Chocolate. Centrado en su debut ‘Leave Me Alone‘, realizaron el mismo show que ya hemos visto tantas veces, y nos divirtieron muchísimo, como todas esas otras veces, siempre bromeando entre canciones, con bobadas como que se meaban mucho “como las Weers” (haciendo referencia al concierto secreto que dieron en el FIB de hace semanas bajo ese nombre «Las Meonas») o que su horario de jueves por la noche era «la hora golfa”. Agradecieron a la organización su contratación porque, como Second, la primera vez vinieron a una sala muy pequeña, y a Bunbury (con un “¡Viva Bunbury!”) que su cancelación les hubiera otorgado un mejor horario. Fue una pena que, al terminar el concierto, mucha gente empezara a chillar “¡Joooorge, Jooorge!” en referencia a Jorge Cremades, novio de Carlota Cosials, vocalista de la banda. Un comentario innecesario que empañó la simpatía de las chicas.
En resumen, Hinds y Papaya demostraron que querían dar un concierto para animar y divertir al público, no para impresionar. Por contra, la perfección y monotonía de Zahara y Second, que si bien llenaron hasta arriba el escenario principal, permitía ir un momento al baño sin prisa, sabiendo que no te ibas a perder ninguna sorpresa.
Fotos: Santander Music Festival