El último día del Santander Music Festival cerró con una cifra de asistencia de 8.410 personas, una cantidad nada desdeñable para tratarse de un pequeño festival. Nuestros conciertos favoritos de la noche, que comenzaba con La M.O.D.A., fueron los de Fuel Fandango y Miami Horror.
La M.O.D.A., como sabréis, es el acrónimo de La Maravillosa Orquesta del Alcohol y dejaron a muchos boquiabiertos. Esta banda a medio camino de Mumford and Sons españoles y el rock calimochero, por extraño que suene así definido, encantó al público de Santander Music, por su buen sonido, buena presencia sobre el escenario y gran actitud para con el público, que coreó ‘Nubes negras’, ‘Amanecederos’, ‘Suelo gris’, ‘Los hijos de Johnny Cash’, ‘Los lobos’ y ‘Flores del mal’. El sexteto de Burgos, que presentaba su último disco ‘La primavera del invierno’, destacó por su entrega hacia sus seguidores, innegable incluso para quienes se vieran desconcertados por su su mezcla dixiepixie/country/folk musical.
El DJ Hugo Le Loup pecó de contentar a los lololistas, estos chicos que cantan lololo en cada canción: M83, MGMT, Two Door Cinema Club, canciones que hemos escuchado incesantemente no ya cada semana, sino a lo largo de todo este festival. Por suerte, a medida que pasaba la noche, fue aportando toques diferenciadores con momentos para Daft Punk o Cornershop.
Nuestra gran sorpresa de la noche fue el cuarteto de Australia, Miami Horror. La semana pasada en Low Festival nos dejaron bastante indiferentes, al mostrarse sosos sobre el escenario principal, sin energía ni fuerza. En Santander, sin embargo, ofrecieron otro concierto totalmente distinto, incluso aunque el setlist era el mismo. Directamente, parecían otra banda, pese a hacer exactamente el mismo setlist. Lo cierto es que, quizá gracias a un horario más propicio, en Santander se mostraron frescos y motivados y lograron hacer partícipe a un público que, en buena medida, era el primer contacto que tenía con la banda.
Love of Lesbian ofrecieron un directo correcto que destacó por una buena puesta en escena y, sobre todo, una gran actitud por parte de Santi Balmes. La entrega del frontman, que se desvivía por agradar y entretener, contrastaba con el resto de la banda que ofrecía ciertos signos de cansancio. Eso explicaría, en parte, un sonido algo pobre, fallido. No es que no hubiera esfuerzo por su parte, pero oír a algunos fans de la banda tildar el concierto de «aburrido» ya daba que pensar. Quizá se referían a que su directo, centrado insistente y obviamente en el reciente ‘El Poeta Halley‘, no varía un ápice de lo que ya hemos visto repetidas veces en varios festivales este verano. Idéntico repertorio e idénticos visuales, a los que sólo la cámara que Balmes porta en su micrófono ofrecía un ángulo diferente. El vocalista se mostró, una vez más, como uno de los activos fundamentales de la banda catalana, y no dejó de agradecer la respuesta del público, al que calificó como «un puto regalo».
Nuestro concierto favorito de la noche fue el de Fuel Fandango, el dúo de electro-flamenco formado por Nita Manjón y Ale Acosta. Ellos dos nos sorprendieron por su gran puesta en escena, su entrega y, sobre todo, por su actitud. Y también por la voz de Nina, que reaparecía tras una dolencia vocal que les obligó a cancelar algunos shows recientemente. Como su música, su puesta en escena integra elementos clásicos del flamenco (flores, tacones de bailaora con un minitablao sobre el que taconea…) con una imagen más contemporánea, que en esta gira ofrece unas luces de neón que cubren el fondo del escenario. Técnicamente impecable, su show se centra en presentar el reciente y notable ‘Aurora‘, con un lugar preferencial para canciones como ‘El todo y la nada’ (colaboración con Niño de Elche que no se plasmó en vivo) o ‘La primavera’, sin olvidar su dos primeros álbumes con ‘Trece lunas’, ‘Nature’ o ‘Shiny Soul’. Pero el cierre, en el que apostaron por ‘Salvaje’, no dejaba lugar a dudas del valor de este nuevo disco. Pese a que parte del público parecía desdeñar su fusión musical, la teatralidad y frescura de su propuesta, en la que destacaba la entrega y fuerza escénica de una muy recuperada Nita, resultó perfecta para una gran noche de celebración musical.
El trío español de música electrónica YALL fue la gran decepción de la noche. Quizá teníamos muchas expectativas puestas en ellos, pero no en vano su nombre no deja de sonar en todas partes, han estado de gira intensa por nuestro país y, además, lo han petado seriamente en Francia. Sin embargo, quizá por su juventud o quizá por unas ganas de fiesta algo exageradas, estos tres chicos no dieron la talla. Aunque no se había especificado en el cartel, en realidad no era un Live sino un DJ Set y, cuando estaban los tres sobre el escenario pegados a la mesa, parecía que, en realidad, estaban de pedo entre colegas, sin prestar atención a los detalles. O peor aún, que fingían que estaban pinchando pero no lo hacían. Vamos, que se hicieron un David Guetta (o, insisto, lo pareció). Su sesión de house/techno estuvo bien, sin más, para un sábado por la noche, pero deberían haberse esmerado en una mejor puesta en escena, en lugar de ir constantemente a ponerse cubatas. Lo más destacable de show fueron los visuales, muy llamativos y que jugaban con la estética deportiva. Al menos, no olvidaron pinchar su hit ‘Hundred Miles‘.
Foto de Fuel Fandango: Enrique Santiago para Santander Music Festival.