Es difícil ocultar un acento francés, como bien saben la cantante de Ivy o Christine and the Queens. Pero Gaspard Royant lo ha conseguido. El artista que nacía en una localidad de 35.000 habitantes de Haute-Savoie, al este del país, se ha entregado al rock and roll anglosajón de crooners como Roy Orbison y Elvis Presley -traje incluido-, logrando que este segundo álbum se lo produjeran Seb Lewsley y nada menos que Edwyn Collins, el mítico líder de Orange Juice, con quien comparte el gusto por el Northern Soul.
También era recomendable el debut de 2014 que tuvo la ocurrencia de llamar ’10 Hits Wonder’ e incluía su ambicioso single ‘Marty McFly’ (que ahora suena en un anuncio de Citroën), pero en este álbum el sonido está más pulido, es mucho menos amateur, gracias a la experiencia de Collins, a la suya propia después de decenas de conciertos -por aquí, tanto BIME como el FIB han apostado por él- y a músicos que han tocado sobre todo con Dexys, pero también con Belle and Sebastian (Sarah Wilson) y Tindersticks (Sophie Sirota, Lucy Wilkins).
El resultado se aproxima a las producciones de sus admirados The Last Shadow Puppets en ‘New Religion’ o incluso a Arctic Monkeys en el fetichista ‘7″ Club’ y en ‘Solo Artist of the Year’, pero sobre todo remite a los clásicos: ‘Here for Nobody’, antes de entregarse a lo mariachi parece que va a convertirse en un hit de Otis Redding, ‘Night in the City’ suena bastante doo-wop y ‘Follow the Rhythm’ tiene un guiño claro al pop vocal de los años 50 en sus coros.
De manera llamativa, ‘Hard Times’, que en Spotify es el track 6, en el vinilo pasa a ser el track 7 sólo para abrir la cara B. No en vano, además de abrirse con un riff de guitarra de la vieja escuela ultra contagioso, su estribillo contiene la pegada de ‘Last Nite’ de los Strokes y su final, probablemente no sea tan incendiario como un concierto de Chuck Berry teloneado por Jerry Lee Lewis, pero igual es lo más aproximado que podemos conocer.
Gaspard Royant no ha renovado viejos géneros ni desde un punto de vista musical, como Michael Kiwanuka, ni desde el punto de vista lírico, como Amy Winehouse. Sus textos suelen moverse, como era de esperar, entre el ánimo para salir adelante, la propia música y la nostalgia, como los melancólicos veranos narrados en ‘Summer’s Gone’ y las citas a Morrissey y Johnny Marr de ‘Night in the City’. Sin embargo, es de escucha obligada para quienes adoran, por ejemplo, el revival de los Dap-Kings o Eli «Paperboy» Reed.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Getaway’, ‘Hard Times’, ‘Summer’s Gone’, ‘Night in the City’, ‘Follow the Rhythm’
Te gustará si te gustan: Roy Orbison, Alex Turner, el Richard Hawley que colabora con Texas
Escúchalo: Spotify
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