Hace 3 años y medio escribí un artículo sobre un peculiar músico canadiense publicado por Arbutus que estaba empezando a dar algo que hablar y cuya discografía previa (alternando casete, vinilo y CD-R) me tenía fascinado: Sean Nicholas Savage. Desde entonces, Savage ha publicado la pareja ‘Other Life‘ (2013) y ‘Other Death‘ (2015) y -entre medias- «Bermuda Waterfall» (2014). Durante estos años la popularidad de Sean Nicholas Savage ha aumentado notablemente (dentro de un público muy reducido, no nos volvamos locos), actuando en España en varias ocasiones y convirtiéndose en un nombre habitual cuando se hacía referencia a toda la onda de Ariel Pink, Mac de Marco y demás.
Sin embargo, estos últimos discos no me engancharon demasiado. Es muy posible que ese aumento de visibilidad me hiciera ver -injustamente- a Savage más preocupado en reforzar su imagen y su particular sonido y en ser absolutamente moderno que en sacar canciones memorables, pero el hecho es que perdí el interés, al más puro estilo «el primero era mejor». «Los primeros», en este caso.
Aun asi, decidí darle una nueva oportunidad a raíz del lanzamiento de este ‘Magnificent Fist’. En principio no parecía un disco muy diferente a los anteriores pero, poco a poco, me fui dando cuenta de que sí lo era. Para empezar, es la vuelta de Sean Nicholas Savage al casete, recuperando el formato original de ‘Movin Up in Society’ (2010), ‘Trippple Midnight Karma’, ‘Won Ton Jaz’ y ‘Flamingo’ (los 3 de 2011). Por otro lado, las 8 canciones del disco van acompañadas de otros tantos videoclips -como Beyoncé, pero con mucho menos presupuesto- que complementan el sentido artístico del proyecto. Por último, un detalle contextual: Savage publicará este año su primer libro de poemas. De uno de ellos, el que está impreso en la portada, es de donde se toma el título del disco.
Bien sea como consecuencia de algunos de estos hechos, bien sea por otra causa, ‘Magnificent Fist’ posee mucho de lo que echaba en falta en los tres últimos discos. Recuerdo, por ejemplo, que en las notas de ‘Flamingo’ recomendaban las canciones para acompañar «meditabundos paseos invernales» o para «una pausa para fumarse el cigarrillo en la ventana», algo que cuadra con aquellas canciones, que añoraba desde entonces y que ahora -por fin- la estupenda ‘Over the Night’ cumple con creces. Y eso que el comienzo con ‘Inner Natural World’ se queda a medio camino. Por un lado es una balada soft-rock que no desentonaría en el ‘Won Ton Jaz’, pero le falta algo, se queda demasiado en las formas. En el mismo sentido, ‘Everything Baby Blue’ -pese a ese inicio donde nos recuerda que Savage suele citar a Gipsy Kings como influencia– o ‘Fantasy’ no dejan de ser un números ligeramente R&B que no acaban de cuajar como deberían.
En cualquier caso, la diferencia que percibo en este álbum no está en que las canciones que me parecen más flojas sean más o menos salvables (sin duda, un mérito) sino en que la mayoría me parecen brillantes. Como, por ejemplo, la bonita ‘Let Me Out’, que me recuerda mucho al tono soul de su ‘Mutual Feelings of Respect and Admiration’ (2010). Caso aparte es ‘Blow Me Away’, que combina el dulzor del Michael Jackson baladista, melismas autotuneados y un estribillo indescriptible en algo… realmente adictivo.
El uso de Autotune es también notable en la que bien puede considerarse la cumbre del disco: ‘Maybe Chain’. Su particular «vivan las cadenas» («Maybe chain / Maybe I’m in love with you») es una torch-song electrónica en la que se pueden percibir rastros del italo-disco de Sally Shapiro, del tecnopop evocador de The Ballet o incluso de cierto pop sueco sofisticado. Nunca pensé que podría relacionar a Sean Nicholas Savage con Jens Lekman, pero esta canción -y la portada, muy en la línea del ‘I Know what the Love Isn’t’- me dan alguna oportunidad.
El cierre, con ‘Music’, es otro punto álgido. Su alegato final se base en una sencilla base que podría durar infinitamente y una sentidísima interpretación de Savage declarando su devoción por la música, ésa que le ha salvado la vida. Como ‘Vocal’, de Pet Shop Boys, pero con más drama. Justo mientras esta canción se va desvaneciendo es cuando no puedo dejar de pensar que ‘Magnificent Fist’, con sus momentos más y menos inspirados, es todo lo que necesitaba para darle, de nuevo, la bienvenida a Sean Nicholas Savage.
Sean Nicholas Savage actuará, junto a la gran Molly Nilsson, este domingo 6 de noviembre en Donostia (sala Dabadaba) y este lunes 7 de noviembre en Madrid (sala Caracol).
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Maybe Chain’, ‘Music’, ‘Over the Night’
Te gustará si te gusta: soñar con crooners decadentes y sin voz que cantan preciosas baladas en discotecas vacías.
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